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La Página de Bedri
Concejos de Asturias
El Prerrománico de Oviedo

En Asturias se conserva el más completo y homogéneo conjunto de arquitectura altomedieval de todo el Occidente europeo. Fechado a lo largo del siglo IX y primeros años del X, no tiene parangón por su calidad y magnífica conservación. El valor de la arquitectura se suma a la extraordinaria orfebrería, y juntos desarrollan una fuerza comparable a la de otros renacimientos europeos coetáneos, pudiendo equipararse al nivel alcanzado por las cortes carolingia o bizantina.

Este arte constituye el testimonio más importante de las raíces históricas y de las tradiciones culturales originarias del Reino de Asturias. De este legado, se conservan doce templos y tres construcciones civiles.

En el concejo de Oviedo podemos encontrar a Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, San Julián de los Prados, Santa María de Bendones, San Pedro de Nora, San Tirso y la Foncalada.

Santa María del Naranco

Situada a 300 m de la iglesia de Liño, se encuentra el edificio civil de Santa María de Naranco, obra regia de Ramiro I (842-850). Representa la construcción más emblemática del Arte Asturiano.  (Ver más)

San Miguel de Lillo

La iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en asturiano, Samiguel de Lliñu, dedicada a San Miguel Arcángel, fue mandada a edificar hacia el 842 por el rey Ramiro I en el Monte Naranco, en los alrededores de Oviedo. Se encuentra a escasos metros de Santa María del Naranco. Posiblemente es la que, según la crónica Albeldense, este monarca mandó a construir junto a sus palacios, con función de iglesia palatina. En principio pudo estar dedicada a Santa María y San Miguel.  (Ver más)

San Julián de los Prados

La basílica de San Julián de los Prados, en asturiano Santuyano, es una Iglesia prerrománica de principios del siglo IX siendo una de las muestras principales del arte asturiano. La iglesia está dedicada a los santos mártires Julián y Basilisa. (Ver más)

Santa María de Bendones

Iglesia de tipología singular al tener una nave única y cabecera con tres capillas a oriente. Su acceso se realiza por pórtico triple.

La nave única está iluminada por amplios vanos con celosías contemporáneas. Anexa a la fachada sur se alza una torre campanile de cronología posterior.

El aspecto actual es el resultado de una larga y polémica reconstrucción de un edificio que fue identificado cuando el alzado conservado no superaba el 50% de la fábrica original. Presenta, debido a esta circunstancia, aspectos irresolubles, que impiden extraer todo su significado a este enigmático templo. Parece, sin embargo, seguro que la torre situada junto al ángulo Suroeste no pertenece al proyecto original, permaneciendo desconocida su fecha de construcción.

No poseemos ninguna referencia coetánea que permita asentar sobre bases sólidas la cronología de este edificio. El único dato válido es el resto de pintura mural del intradós del arco de ingreso a la capilla central, con un motivo similar a los conservados en Santullano. Esta circunstancia permite proponer la fecha del siglo IX, sin excluir una datación incluso a principios del X, como atestigua la pervivencia de la misma tradición pictórica en San Salvador de Priesca, consagrada en 921.

Tradicionalmente es atribuida al reinado de Alfonso II (791-842). En la capilla sur se conserva el altar original y restos de la decoración pictórica.

Consta de una nave transversal amplia y luminosa, que se abre a una triple cabecera rectangular, embebida en un único muro testero recto. Está precedida por un pórtico tripartito, de alzado simple, cuyas dependencias laterales permanecen aisladas de la nave, comunicándose sólo con la dependencia central. A ambos lados septentrional y meridional de la nave aparecen dos recintos rectangulares de función aún por esclarecer, dada la falta de datos sobre su carácter originariamente abierto o cerrado. En el primer caso, habrían de ser interpretados como pórticos; en el segundo, corresponderían a las habituales dependencias laterales del tipo basilical asturiano. Sobre la capilla central de la cabecera se ha reconstruido con fundamento una cámara supraabsidal ciega.

Las naves, pórticos, dependencias laterales y capillas laterales de la cabecera se cubren con armaduras de madera, empleándose la bóveda exclusivamente en la capilla central. Es ésta una circunstancia que particulariza a este edificio dentro de la arquitectura hispánica altomedieval, ya que, por norma general, los santuarios están abovedados en todos los edificios cuyos alzados han llegado a nuestros días. Sólo la capilla central aportó datos sobre la presencia en ella de un altar. La existencia de altares en las capillas laterales puede deducirse de la presencia de huellas para el encastre de canceles ante las capillas central y meridional. Pendientes de la bóveda de la capilla central se hallaron anillas destinadas a servir de enganche para lámparas y relicarios, tal y como se documentan en otros templos altomedievales asturianos.

La iglesia ha experimentado una fuerte reconstrucción desde su descubrimiento en 1954 por Joaquín Manzanares.

San Pedro de Nora

Se atribuye tradicionalmente al periodo monárquico de Alfonso II. Tiene planta basilical de tres naves y cabecera con tres capillas. Tenía adosadas dos sacristías en el lienzo norte y sur. El pórtico actual es moderno al igual que la torre campanile. La ventana trífora de la cámara ciega se asemeja a la de Santullano. Su decoración escultórica es escasa y las celosías actuales son modernas.

San Tirso

Próxima a la Catedral de San Salvador, configuraría la iglesia palatina de Alfonso II. El incendio de 1521 destruiría la iglesia. Queda como testigo el lienzo oriental de la Capilla Mayor y la ventana trífora con excelentes capiteles corintios y un espléndido alfiz. La disposición original de la iglesia resulta problemática.

La actual Iglesia de San Tirso es una construcción que ha sufrido importantes reformas en diferentes períodos, la última en el siglo XX, que le confiere el aspecto que hoy vemos. Fundada hacia el año 812 por el rey Alfonso II el Casto, de su primitivo edificio prerrománico sólo queda visible la parte superior del testero del ábside central, con un vano de tres arcos de ladrillo romano, capiteles, columnas de mármol y basas reaprovechadas de una construcción tardorromana, todo ello enmarcado por un alfiz.

Este vano tríforo, tiene similitudes con los abiertos en las iglesias de San Julián de los Prados, San Pedro de Nora y Santa María de Bendones, todas ellas levantadas en el siglo IX.

Fuente de Foncalada

Una de las más excepcionales construcciones urbanísticas altomedievales. Conforma un templete o edículo cuya función era la de albergar el alumbramiento de un manantial de agua que era retenida en un estanque.

Este monumento, testigo único de la arquitectura hidráulica del Alto Medievo europeo, es el elemento peor conocido de la herencia arquitectónica del reino de Asturias. La primera mención documental data de fines del siglo XI (1096), donde se recoge su presencia como un destacado hito topográfico.

Tiene planta cuadrada, cubierta a dos aguas y un interior abovedado. Su cronología se puede situar hacia finales del siglo IX. En la fachada oriental está labrada una cruz latina con astil y el Alpha y la Omega. Conserva significativas inscripciones de carácter apotropaico de uso habitual en las construcciones de la Monarquía asturiana.

El propio monumento estuvo profusamente recorrido por inscripciones, de las que sólo resulta legible la principal, situada en la fachada del templete. El análisis de los rasgos de las letras de esta inscripción, muy semejantes a las de la inscripción de San Tirso de Oviedo, permite proponer como fecha probable de su construcción la primera mitad del siglo IX.

En la fachada oriental leemos: "Con este signo se protege al piadoso. Con este signo se vence al enemigo". Y debajo de ella: "Pon, Señor, el signo de salvación en esta fuente, para que no permitas la entrada del ángel exterminador".

El templete mantiene un alto significado simbólico y estrechos vínculos con los monumentos a las aguas tanto helenísticos como romanos.

En su descripción distinguiremos los tres elementos constitutivos del monumento: estanque, edículo y canal, tal y como han sido descubiertos en las excavaciones llevadas a cabo en la década de 1990, que han permitido devolver al edificio toda su grandiosa monumentalidad.

El estanque se compone de una plataforma de enormes bloques calizos, cuidadosamente yuxtapuestos, delimitada lateralmente por dos alineaciones murarias. La anchura interior es de cuatro metros; la longitud total no ha podido determinarse, pero supera los catorce metros en lo actualmente despejado. Para acceder al interior fueron dispuestas dos escaleras junto a la fachada principal del templete.

El edículo o templete es una construcción trapecial en planta, de unos 4x3 metros, y una altura ligeramente superior a los 4 metros. El aparejo es de sillería, de módulo alargado, con juntas muy finas de mortero calizo. En las fachadas Oeste y Este se dibujan dos arcos adovelados en piedra, de medio punto, de rosca única. En la fachada Este el arco se prolonga al interior como bóveda que recubre una cámara interior, de 2\'50 metros de altura máxima.

El canal de alimentación ha sido exhumado sólo en muy pequeña parte. Está formado por una gran caja de bloques calizos, casi ciclópeos, que se entronca en la fachada posterior del edículo. La relación constructiva y la uniformidad de las cotas del camarín interior del templete con la del interior del canal indican con claridad que se trata de obras simultáneas.

No se conoce la procedencia de las aguas, ni tampoco se ha podido determinar si se trata de un afloramiento cercano o de una recogida y encauzamiento de un caudal de lejano origen.