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La Página de Bedri
Aceite de oliva
Cosmética

Desde tiempos inmemoriales, el aceite de oliva se ha utilizado para cuidar, proteger y embellecer la piel. El secreto de sus beneficios está en su composición.

El aceite de oliva es un elemento imprescindible en nuestra cultura, la mediterránea, porque significa una excelente fuente de beneficios para la salud humana. Debido al interés que existe por mantener una dieta equilibrada y saludable se conocen ampliamente los beneficios del aceite de oliva a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares, de obesidad, arteriales y digestivas. Pero también sus beneficios han sido aprovechados en la dermatología desde hace miles de años. De hecho, según relata la historia de la medicina y de las culturas, en Babilonia al médico se le denominaba “asu”, que significa “conocedor de los aceites”, y en el antiguo Egipto, 2.000 años antes de Cristo, el aceite de oliva, mezclado con esencias, fue muy apreciado en la cosmética.

Actualmente, el auge de las terapias y tratamientos naturales nos trae a primera página una amplia variedad de cosmética realizada a base de aceite de oliva, si bien ha sido el conocimiento de su composición el que ha dado a la medicina moderna en general, y a la dermatología en concreto, la explicación de los diversos beneficios que aporta a la salud.

Hidratante, recuperador y antioxidante

En un 98% el aceite está compuesto por triglicéridos, con predominio del ácido oleico monoinsaturado, que, gracias a su poder antiinflamatorio se ha demostrado de vital importancia en el crecimiento, para evitar enfermedades cardiovasculares y para la salud y el mantenimiento de la piel. De hecho, la función del ácido oleico es clave en la reconstrucción de las membranas celulares de la piel, aportando a la dermis mayor tersura. Asimismo, los ácidos grasos del aceite de oliva restauran los niveles de humedad de la piel, hidratándola y aportándole elasticidad. Por otro lado, otros componentes del aceite, como los fenólicos y las clorofilas, poseen un alto poder antioxidante y antienvejecimiento, a la vez que aceleran el proceso de cicatrización de la dermis. Y no puede olvidarse, tampoco, la presencia en la composición del aceite de oliva de la vitamina E, excelente fuente de protección frente a los radicales libres que provocan la oxidación celular. De ahí que el aceite de oliva resulte un buen apoyo en las terapias determinadas por los dermatólogos ante procesos como el acné, la psoriasis y los eczemas seborreicos.

Consejos y cuidados

Al médico turco Claudio Galeno (129-199 D.C.) debemos la aparición de la primera crema hidratante para la piel, al descubrir que mezclando Aceite de Oliva con agua y cera vegetal se obtenía una refrescante crema. Observando que, aplicándola sobre la piel, confería a ésta una gran elasticidad, vio la posibilidad de esta aplicación.

La piel es un órgano que tiene sus mecanismos de defensa frente el ataque de agentes externos, sin embargo, una alimentación inadecuada, la contaminación excesiva o el estrés hacen que dichas defensas se vean desprotegidas. El consumo de aceite de oliva virgen de primera calidad, no sólo a través de las comidas, sino también aplicado sobre la piel, incidirá indirecta o directamente en el grado de hidratación de la piel y, por ende, en el aspecto saludable de ésta.

Si la piel presenta un aspecto muy reseco, puedes colocar una gasa impregnada en aceite de oliva sobre la rostro, por la noche, y durante 20 minutos. Pasado este tiempo, límpiala con un paño seco y se notará que la piel gana en suavidad.

Asimismo, el aceite de oliva aplicado ligeramente después de tomar el sol, ayuda a aliviar las irritaciones provocadas por una excesiva exposición.

Si se desea ganar mayor suavidad, puede recurrirse a una técnica muy antigua utilizada en Egipto para mantener la piel tersa. Preparar un baño con medio decilitro de leche y otro tanto de aceite de oliva, repetir durante algún tiempo.

Tomando Aceite de Oliva crudo en los aliños, también conseguimos que nuestra piel se aclare, se suavice y tome un atractivo y natural brillo.

Específicamente para las manos, existe otro práctico truco: Para conseguir una importante hidratación en nuestras manos, debemos preparar un empaste con Aceite de Oliva, vaselina (que nos ayudará a dar cuerpo a la masa) y un poquito de mentol; antes de acostarnos, nos untamos a conciencia las manos y las cubrimos con unos paños de algodón, para que mantengan el empaste durante toda la noche. A la mañana siguiente, observaremos la piel de nuestras manos notablemente mejor hidratada.

También el Aceite de Oliva puede ser la solución a las puntas abiertas de los cabellos. Mezclamos un huevo una cucharada de vinagre y 2 de Aceite de Oliva; calentamos la mezcla, sin que llegue a hervir, y la aplicamos a las puntas abiertas, para aclarar 1/2 hora más tarde.

Un remedio para proporcionar brillo y nervio al cabello, además de hidratarlo, es lavarlo con un una mezcla de 5 cucharadas de Aceite de Oliva y 2 huevos (frotándolo a conciencia), enjuagarlo bien y volver a lavarlo con el champú que usemos habitualmente, hasta que desaparezca cualquier resto aceitoso de nuestro cabello.

Otro truco para dar fuerza y humedad a nuestro cabello consiste en aplicar una buena cantidad de Aceite de Oliva en el cuero cabelludo y masajearlo largamente para que pueda penetrar intensamente. Seguidamente, nos lavaremos el cabello y lo rociaremos con cerveza; no aclararemos el cabello hasta pasadas 24 horas, para que la aplicación de la cerveza actúe lentamente.

Desde hace miles de años, el Aceite de Oliva es utilizado para ungir cualquier parte del cuerpo antes de aplicar un masaje, debido a que facilita la relajación de músculos y nervios.

El Aceite de Oliva fortalece también las uñas y suaviza las cutículas. Antes de acostarse, remoje las uñas en una mezcla de Aceite de Oliva tibio y jugo de limón. Use guantes de tela suave y permita que el aceite penetre durante la noche.

Como emulsión para la realización de masajes es excelente, porque ayuda a relajar la musculatura y los nervios, además de suavizar e hidratar la piel.