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La Página de Bedri
El chocolate
Chocolate y salud

Falsas creencias

El chocolate es uno de los alimentos asociado a falsas creencias desde los inicios de la Historia. Ha sido acusado de provocar enfermedades, de curarlas, de tener poder afrodisíaco, de ser un eficaz tratamiento de belleza, etc. Al frente de estos rumores, destaca la supuesta adicción que provoca su consumo de forma prolongada.

Aunque no se ven situaciones extremas de personas exigiendo su dosis de chocolate es popularmente aceptado que el chocolate "engancha". Todos conocemos a alguien que, a pesar de que no lo reconozca, siente una especial pasión por el chocolate en cualquiera de sus múltiples presentaciones.

Los falsos mitos sobre el chocolate son abundantes. Entre ellos destacan los que acusan al cacao de provocar enfermedades como el dolor de cabeza, alergia, acné, caries u obesidad. La comunidad medica y científica ha convenido en que, en general, estas enfermedades no son provocadas de forma directa por el chocolate o sus derivados si el consumo del mismo es moderado.

Como alimento, el chocolate puro es nutricionalmente el más adecuado para ser consumido, en especial aquel que contiene un 70% o más de pasta de cacao en su composición. En cambio, la tradición hace que el chocolate más consumido, el chocolate con leche, contenga gran cantidad de leche entera y azúcar, y por lo tanto sea el menos recomendable para una buena salud.

Parece ser que la grasa saturada de la manteca de cacao, el ácido esteárico, no aumenta el colesterol malo (LDL) ni lo baja. Al contrario, parece ayudar al hígado a eliminar el exceso de este lípido de la sangre.  El ácido palmítico, por otra parte, afecta los niveles de colesterol pero sólo aporta un tercio de las calorías grasas del chocolate. Por lo tanto, si basamos nuestro consumo de chocolate en estos estudios, el problema de las grasas no es tan importante.

Tampoco salen más granos en la cara por abusar del chocolate; aunque una dieta sana mejora siempre el estado de la piel, el acné se debe a una producción excesiva de sebo causada por factores hormonales, y no dietéticos. Los alimentos grasos como el chocolate no son responsables de la aparición de granos y espinillas: la grasa que se ingiere en la dieta no se acumula en las glándulas sebáceas.

Con respecto a la migraña, un trabajo publicado en Cephalalgia concluyó recientemente que el chocolate no provocaba los dolores de cabeza del grupo que lo tomó en gran cantidad, comparado con otro que consumió una bebida con sucedáneo (algarrobas). El cacao y los chocolates presentan cantidades apreciables de ciertas sustancias, como la tiramina, histamina y -feniletilamina, que se relacionan con la aparición de episodios de migrañas. Sin embargo, el detonante de la migraña es multifactorial y la participación de dichas sustancias no se ha podido establecer de forma concluyente.

De las caries, es cierto que existen alimentos más cariógenos que otros y que el chocolate, por su contenido en azúcares, se encuentra entre los de mayor peligro. Sin embargo, si éste y otros alimentos cariógenos se consumen con las comidas y antes del cepillado, el riesgo desaparece. Además, el chocolate se disuelve rápidamente y no está mucho tiempo en contacto con el esmalte dental; los caramelos blandos y pegajosos son mucho más dañinos. En cualquier caso, no es peligroso si cuidamos escrupulosamente la higiene bucal y no lo tomemos entre horas.

El chocolate contiene cantidades elevadas de azúcar y grasas. Es, por lo tanto, un alimento muy calórico cuyo consumo debe ser limitado. Sin embargo, si se ingiere en cantidades moderadas no es, ni mucho menos, el responsable de la ganancia de peso.

No hay estudios que confirmen que el chocolate posea efectos fisiológicos que provocan un consumo compulsivo o adictivo. El problema radica en la sensación placentera que produce su consumo y que la persona supuestamente 'adicta' busca, en ocasiones, con demasiada frecuencia. Ese 'ansia' o 'deseo' de dulce se produce con mucha frecuencia en situaciones de bajo estado anímico, en presencia de síntomas depresivos o en el periodo menstrual en la mujer. De hecho, se ha constatado que el consumo de dulces estimula los mecanismos de liberación de endorfinas. Este efecto puede explicar el consumo excesivo que muchas personas hacen de los dulces cuando notan que les alivia el malestar y que les ayuda a combatir el abatimiento.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.

Efectos fisiológicos y psicológicos del chocolate

El chocolate tiene efectos sobre el organismo de sus consumidores que se manifiestan al poco tiempo de ser consumido. Es un hecho constatado que varios de estos efectos se desarrollan a un nivel psicológico, pero otros, y en esto la ciencia parece estar cada vez más de acuerdo, son un reflejo de los efectos de la sustancias que el chocolate lleva consigo. De este modo, podría explicarse la tendencia a abusar del chocolate de modo instintivo por cierto numero de individuos, vista no solamente como un vicio sino como una personal manera de "automedicación".

Efectos psicológicos

Es común asociar el consumo de chocolate a situaciones relacionadas con los estados de animo. Escenas de angustia, estrés, preocupación vienen acompañadas de ingestas de chocolate en busca de efectos paliativos.

El chocolate es uno de esos raros alimentos que provocan anhelo y hay expertos que aseguran que esa ansiedad viene definida en gran medida por influencias culturales, vínculos afectivos, gustos y costumbres. Es estadísticamente cierto, por ejemplo, que a las mujeres les gusta más el chocolate que a los hombres y que recurren más a él en momentos de depresión o desánimo.

El doctor Bulbena asegura que existe una cierta dosis de conducta aprendida en el habito de comer chocolate porque en nuestra sociedad ha habido un "favorecimiento cultural al cacao". Durante años, en la sociedad española se ha favorecido el consumo del chocolate asociándolo a momentos de disfrute, infancia, etc. Ahora bien, no podemos hablar únicamente de conductas de tipo estímulo-respuesta, ya que cada día aparecen más evidencias de el chocolate contiene sustancias que fisiológicamente impulsan a su consumo.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.

Efectos fisiológicos

Serotonina: tranquilidad, sedación y felicidad.

El consumo de chocolate induce la producción en el cerebro de una sustancia denominada triptofáno vinculada a la serotonina. Esta hormona es la responsable directa de que el individuo disfrute de las sensaciones de tranquilidad, sedación y felicidad. Por ello, los expertos han llegado a proponer una relación directa entre el deseo de consumir chocolate con el padecimiento de sensaciones de angustia, tristeza o irritabilidad.

Magnesio: síndrome premenstrual.

El chocolate es rico en magnesio. La falta de este mineral ha sido relacionada por los expertos con los síntomas del síndrome premenstrual. Por ello, muchas mujeres aseguran que el chocolate ayuda a mejorar su estado de ánimo, especialmente en el periodo pre-menstrual o cuando están deprimidas. Los especialistas recomiendan el consumo de 400 miligramos de magnesio con el fin de estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y contribuir a regular, por un lado, la intensidad del síndrome pre-menstrual y por otro, la necesidad de consumir chocolate.

Teobromina: un estimulante natural.

El chocolate contiene teobromina, alcaloide que tiene efectos directos sobre el organismo. En concreto, actúa como diurético y estimula el sistema renal. El chocolate ejerce un efecto estimulante del sistema nervioso central similar al de la cafeína. El contenido de cafeína de una taza de café es 100 miligramos, la teobromina constituye el 2% del grano de cacao, y unos 200 miligramos de teobromina están presentes en una tableta mediana. Algunos expertos piensan que la feniletilamina, sustancia del grupo de las endorfinas, es la que genera las supuestas propiedades adictivas del chocolate. La feniletilamina tiene un efecto similar al de la anfetamina, es decir, mejorar el estado de ánimo. (Ver más)

Carbohidratos y grasas: saciedad y rapidez mental.

El chocolate contiene grasas que provocan tras su consumo una sensación placentera de saciedad. Los carbohidratos presentes en el chocolate hacen que tras varios procesos químicos se incremente la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que tiene como consecuencia una mayor fluidez mental. Se ha dado el caso de alcohólicos que en periodo de abstinencia sienten el deseo de comer chocolate como sustituto del alcohol, ya que éste se metaboliza, al igual que el chocolate, como un carbohidrato. (Ver más de los carbohidratos)

Anandamina: el chocolate y las drogas.

El chocolate contiene un compuesto químico denominado anandamina que activa los mismos receptores cerebrales que se ponen en funcionamiento por la marihuana. Por ello, científicos estadounidenses llegaron a la conclusión de que el chocolate tomado en cantidades superiores a las que hay en una tableta induce una sensación placentera y de bienestar. Ahora bien, el cacao y el chocolate negro contienen, al menos, el doble de esa sustancia que el popular chocolate con leche.

Polifenoles: salud cardiovascular

El chocolate contiene antioxidantes naturales, compuestos fenólicos, adecuados principalmente como protección contra las enfermedades del corazón. Investigadores de la Universidad de Barcelona publicarán próximamente un estudio que profundiza en los beneficiosos efectos de los antioxidantes (polifenoles) del cacao para la salud. Presentes habitualmente en alimentos de origen vegetal, los polifenoles ayudan también a prevenir enfermedades degenerativas, el envejecimiento de las células e incluso el cáncer. En una taza de cacao se pueden encontrar hasta 100 mg. de antioxidantes de tipo polifenólico. (Ver más de los polifenoles)

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.

Adicción al chocolate

El chocolate no puede ser incluido en la categoría de sustancia adictiva. No se deben confundir dos cosas distintas e incluso divergentes como son el anhelo y la adicción. El anhelo, el ansia, es un deseo no satisfecho de una sustancia que provoca placer, como puede ser el chocolate. El anhelo es generado, habitualmente, por situaciones de estrés, y la sustancia deseada, en este caso el chocolate, hace desaparecer la tensión de manera más efectiva que cualquier otro medio.

En la adicción, en cambio, el consumo habitual de una sustancia es el eje del problema, esa sustancia se va convirtiendo progresivamente en menos efectiva para satisfacer una necesidad y, en consecuencia, provoca la aparición de un síndrome de abstinencia cuando se intenta abandonar el consumo de la sustancia en cuestión.

Ahora bien, no podemos llamar adicción al uso o abuso del chocolate por parte de ciertos individuos. El doctor Antonio Bulbena, jefe de Psiquiatría del Hospital de Mar y profesor titular de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizó un completo estudio para intentar determinar si el chocolate podía seguir el patrón de consumo de una droga.

Una de las conclusiones a las que llegó es que muy lejos de esto, desde un punto de vista fisiológico, sería necesario el consumo de unos 15 kilos diarios de chocolate para que un individuo pudiera llegar a tener en el organismo la cantidad de sustancias potencialmente adictivas que dicen que contiene el chocolate. "Se trata de un dato tomado estrictamente desde el punto de vista cuantitativo, y farmacológico. Aunque no lo considero un frase muy acertada, en relación a los medios de comunicación tuvo su efecto: sirvió para reducir el mito de que el chocolate produce adicción." El experto insiste en que conviene diferenciar una cosa de la otra, "no podemos pensar que porque una sustancia nos guste mucho, sea adictiva."

 El doctor Bulbena y su equipo descubrieron que entre un 15% y un 18% de los encuestados en su investigación se declaró adicto al chocolate. La valoración que puede hacerse de este dato es que los resultados tan elevados se obtienen al ser una sustancia alimenticia y sin carga social negativa asociada al individuo. "La gente se declara adicta porque lo encuentra divertido y gracioso, lo que no pasa por ejemplo con otras sustancias como la heroína".

Éste no es un caso aislado. Estos efectos también se pueden experimentar con otros productos: en otros estudios un 12% de los encuestados se declara adicto, por ejemplo, a las aceitunas, tal y como apunta Bulbena. "Más que de adicción, se trata de ansia. No se producen episodios de abstinencia, descontrol, etc", explica.

Los paralelismos entre consumidores de chocolate y dulce son evidentes, aunque también existen diferencias. Bulbena considera auténticamente "adictos" a aquellos que toman chocolate puro y que además buscan y obtienen alivio específico tras la ingesta de chocolate. "Existen muchos pacientes con depresión que tienden a comer chocolate. En principio, se busca un efecto psicológico contra la depresión, pero no se puede descartar que tenga poderes o cualidades fisiológicas, como el incremento de la hormona serotonina", puntualiza.

A propósito de la adicción al chocolate no existen datos definitivos. Tres son las sustancias del chocolate que pueden incidir en el estado de ánimo (muchos le atribuyen cualidades antidepresivas). Su contenido en cafeína y teobromina lo convierten en un estimulante leve. La feniletilamina produce un efecto placentero a nivel cerebral y la anandamida causa relajación y sensación de bienestar. Estos dos últimos compuestos también están en el hachís, por lo que algunos trabajos sugirieron que el chocolate podría tener efectos adictivos similares a los del cannabis y justificar, de este modo, su apelativo popular. Sin embargo, se ha demostrado que la concentración de estas sustancias en una tableta es insuficiente para que el chocolate provoque efectos adictivos.

Existen dos interpretaciones sobre la necesidad de consumo de chocolate por parte de los individuos. Por un lado, hay científicos para los que el ansia por comer chocolate, que varía de unas personas a otras, tiene una base neurológica. El chocolate o sus componentes desencadenan reacciones fisiológicas a nivel cerebral que pueden generar un ansia o "adicción" a la sustancia. Para la otra corriente de pensamiento, estas reacciones ansiosas se circunscriben a un aprendizaje, el consumo de chocolate sería una respuesta conductual generada, fundamentalmente, por la educación.

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Los flavonoides y los beneficiosos efectos del chocolate

Son ya bastantes las investigaciones llevadas a cabo en universidades de prestigio que avalan los beneficios del chocolate para la salud. En la Universidad de California (EEUU), Carl Keen, nutricionista, defiende que el chocolate tiene un efecto similar a una baja dosis de aspirina: reduce los coágulos sanguíneos, causantes de ataques al corazón e ictus, gracias a los flavonoides que contiene.

Un artículo publicado en la revista Nature (424:1013, 28/8/2003) despejó toda incógnita acerca del papel protector de los flavonoides del cacao y del chocolate frente a la enfermedad cardiovascular. El equipo dirigido por Mauro Serafini, del Instituto Nacional Italiano para la Investigación de los Alimentos y la Nutrición (Roma), han identificado al flavonoide responsable, la epicatequina, que actúa como antioxidante en los vasos sanguíneos y previene la formación de placas de ateroma (arteriosclerosis). No obstante, los investigadores transalpinos subrayan que el efecto antioxidante del cacao se inhibe normalmente por acción de la leche con la que se acompaña tanto su presentación soluble como buena parte de las pastillas de consumo más extendido. En otras palabras, que para que el chocolate resulte verdaderamente sano, le sobra la leche.

Serafini llevó a cabo un estudio con 12 voluntarios sanos, a quienes hizo probar distintas variedades de chocolate y observó que la absorción de epicatequina en el organismo se veía dificultada en los chocolates que incluían leche o derivados lácteos en su composición. «Este hallazgo alimenta la controversia de que las acciones antioxidantes de determinados productos que ingerimos puede contrarrestarse mediante la acción de otros componentes de la dieta, al mismo tiempo que apoya el concepto de que los flavonoides desempeñan un papel esencial frente a las enfermedades del corazón y degenerativas», señala el investigador.

Carl Keen (Universidad de California) va más lejos aún y sostiene que la epicatequina podría actuar «como una aspirina de baja dosis» en el organismo, ejerciendo una actividad antiplaquetaria y protegiendo frente al ictus o el infarto. «Nuestro grupo no sólo observó un incremento de la capacidad antioxidante tras el consumo de chocolate, sino una variación de ciertos componentes que afectan a los vasos sanguíneos». El especialista estadounidense midió el efecto de los flavonoides en 25 voluntarios que habían ingerido 25 gramos de chocolate, y lo comparó con otros voluntarios que habían comido sólo pan. «Entre dos y seis horas después de haber tomado chocolate, la sangre de los voluntarios registró una disminución de la agregación plaquetaria que no se dio cuando el producto consumido era el pan», relata.

El caso es que una pequeña tableta de chocolate negro contiene tantos flavonoides como seis manzanas, algo más de cuatro tazas de o dos vasos de vino tinto.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.

Fatiga Crónica y Chocolate

Los pacientes que participaron de en un estudio piloto experimentaron menos fatiga al ingerir chocolate negro con una alta concentración de cacao en comparación con aquellos que consumieron chocolate blanco teñido de marrón.

Los investigadores de la Escuela de Medicina Hull York señalaron que los resultados fueron sorprendentes, y creen que puede deberse a los efectos del chocolate oscuro en la serotonina del cerebro. El consejo de los investigadores es que los pacientes consuman chocolate en dosis moderadas.

El síndrome de fatiga crónica (SFC), también conocido como EM (encefalomielitis miálgica) es un mal con una variedad de síntomas, pero caracterizado fundamentalmente por una fatiga muscular profunda luego del esfuerzo físico extremo.

El profesor Steve Atkin, a cargo del equipo y experto en endocrinología, dijo que la idea del estudio surgió luego de que un paciente experimentara una gran mejoría al cambiar el chocolate con leche que solía consumir por un chocolate negro con un elevado contenido de cacao.

Por esta razón, Atkin decidió hacer un experimento con diez pacientes, a los que se le suministró 45 gramos de chocolate negro a unos y chocolate con leche a otros durante dos meses.

Si bien aún falta investigar en mayor profundidad para confirmar estos estudios, los pacientes no se perjudicarán por comer una pequeña cantidad de chocolate negro y ningún paciente ha ganado peso por ello”, explicó Atkin.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.