4 huevos de aldea
1/4 de kg. de picadillo de matanza, el relleno fresco destinado a los chorizos.
Harina de maíz
Harina de trigo
Agua, de forma que permita amasar con cierta consistencia
Sal
Aceite

En un bol o fuente honda disponemos tres partes de harina de maíz y una parte de harina de trigo a la que se le añade agua muy caliente con sal, revolviendo al principio con una cuchara de madera, a fin de no quemarse, y luego con las manos, amasando por un espacio de cinco minutos; hasta que quede una masa fina. A continuación se forman bolas de tamaño como de pelotas de tenis que se colocan sobre un paño blanco, limpio y humedecido. Estas bolas se aplastan hasta darles forma de torta, más o menos fina, al gusto, pero en torno a un centímetro de grosor y se fríen en abundante bien caliente.

Una vez fritos, se toman porciones del picadillo de matanza y se van salteando en sartén. A continuación, y en otra sartén,  se van friendo los huevos en abundante aceite bien caliente,  para que se formen puntillas, a poder ser.

Finalmente, sobre cada torto, se coloca una porción de picadillo y encima de todo el huevo frito.

A la hora de comer se mezcla bien el huevo troceado con el picadillo.

Los tortos tradicionales son redondos y planos. Pero para mayor sofisticación pueden hacerse cuadrados, cortando la masa con un cortapizzas.