Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Competición
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

― Siempre he sido una buena persona ―mintió Roberto― No creo que ahora vaya a ser diferente.

― ¡Ah, pobre Robertito! ―Se burló Casandra que luego frunció los labios y lo besó en la punta de la nariz. Luego sonrió y le preguntó― ¿Te gustaría que te enseñe cómo ser malo?

Roberto había encontrado la conversación bastante excitante, Cassie era fascinante, y asintió― Sí, por favor... enséñame.

Casandra se desabotonó lentamente la camisa y se pasó las manos sobre el pecho. Después, se acarició suavemente el cabello, luego pasó un dedo lentamente sobre un pezón, tocándolo de la misma manera que a ella le gustaría que la tocara. Ella lo jaló hacia ella para darle un apasionado beso metiendo su lengua en su boca. Entonces ella hizo una pausa― Ahora tócame como me toqué. Lo entenderás lo suficientemente rápido.

Ella lo besó de nuevo. Roberto sonrió para sí mismo, aquello podría ser más fácil de lo que había pensado. Le apretó un pecho, casi de manera mecánica. Entonces Cassie le cogió la mano y la dirigió hacia abajo, entre sus piernas. La tela de sus bragas era suave y cuando él presionó allí con los dedos notó la humedad. Roberto se dejó caer sobre sus rodillas, enganchando sus pulgares en el dobladillo de sus bragas y lentamente se las quitó.

Su coño desnudo estaba resbaladizo y húmedo, y Casandra se estremeció cuando Roberto puso allí sus labios. Lamió todo el largo de la raja, besando, chupando, mordisqueando y explorando con su lengua. Pasó sus manos arriba y abajo por la parte posterior de los muslos de ella. Luego le acarició las nalgas, las agarró con fuerza y se las separó. Lentamente presionó con la yema del dedo en el apretado esfínter de Cassie mientras continuaba comiéndose su coño húmedo y palpitante. Solo pasaron unos momentos antes de que las caderas de Cassie comenzaran a retorcerse, y Roberto tuvo que sujetarla firmemente presionándola contra la pared.

Cassie comenzó a resbalar lentamente la espalda por la pared. Tenía las rodillas temblorosas y tenía problemas para mantenerse en píe. Cuando Roberto se apartó y la miró a los ojos, un vestigio de su jugo le corría por la barbilla. Lenta y suavemente, él la ayudó a bajar al suelo.

Cassie se sentó con la espalda apoyada contra la pared. Se subió la falda alrededor de la cintura. Y luego, con las piernas abiertas, abrió la blusa y se bajó el sujetador por debajo de los pechos― Muéstrame tu polla ―susurró.

Roberto se levantó rápidamente, se desabrochó el cinturón, se desabrochó los pantalones y los dejó caer al suelo. No llevaba calzoncillos y su pene erecto apunta directamente a la cara de Casandra.

― ¡Espléndido! Vuelve a ponerte de rodillas ―ordenó ella― ¡Ponte delante de mí, mírame y acaríciate el pene!

Roberto obedeció, y miró con entusiasmo mientras Cassie se pellizcaba los pezones y se tiraba de los pechos. Luego lamió dos de sus dedos y los pasó a lo largo de los labios de su coño, usando su pulgar para masajear su clítoris.

― Vamos a hacer algo muy malvado ―suspiró Cassie― Vamos a vernos masturbarnos... solo mirar. No puedes tocarme y yo no te tocaré. ¡Sin hablar tampoco! ¿Entiendes?

― Si ―respondió Roberto, mientras continuaba acariciándose lentamente.

― Tu pene es adorable, pero está muy seco ―murmuró Cassie con mirada traviesa― Así nunca ganarás. Extiende la mano.

― ¿Ganar qué? ―Dijo Roberto, alargando una mano.

― Ganar la carrera ―respondió Cassie, mientras vertía una gran cantidad de saliva sobre la palma de la mano de Roberto.

― Extiéndelo por la polla, Robertito. Quiero que seas competitivo ―Cassie sonrió y continuó― El que se corra primero gana.

― ¿Y cuál es el premio? ―Susurró Roberto, mientras continuaba acariciándose, deleitándose y disfrutando de la sensación del lubricante húmedo y tibio dela saliva de Cassie.

― Soy el premio, Robertito. Si ganas, puedes tenerme a mí. Puedes hacer lo que quieras conmigo. ¡Cualquier cosa! ¡Pero si gano, se terminará esta noche y me iré! ¿De acuerdo?

― ¡De acuerdo! ―asintió Roberto.

― Bueno, tienes una hermosa polla ahí, Robertito, y me encantaría tenerla dentro de mí... en cualquier parte donde quieras meterla ―susurró Cassie mientras tenía una mano entre sus muslos abiertos, y la otra pellizcando, tirando y pellizcando sus pezones― Pero será mejor que te des prisa... ¡Me estoy acercando mucho!

Shanon

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.