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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Ducha dominical
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― ¿Te gusta así? ―Preguntó Samanta. Todo lo que Héctor pudo hacer fue jadear y asentir― ¿Crees que soy bonita? ―Continuó Samanta con un aleteo de sus pestañas mientras miraba a Héctor cuya polla se crispó, intentando endurecerse de nuevo.

―Vamos a bañarnos ―jadeó Héctor.

El vapor de la ducha empañaba el espejo. El mismo vapor de agua brillaba alrededor del cuerpo de Samanta mientras Héctor se inclinaba y la miraba a través del vidrio de la ducha. Samanta movió la jabonosa esponja sobre su cuerpo e inclinó su cabeza hacia atrás para mojar su cabello.

Héctor abrió la puerta de la ducha y entró. Samanta se apoyó en el costado de la pared de la ducha, las baldosas estaban especialmente heladas. Lentamente, Héctor pasó sus manos arriba y abajo por el cuerpo de Samanta, con sus dedos rozando desde los pechos de Samanta,   hasta la   cintura y sobre la cadera.

La lengua de Héctor corrió por los labios de Samanta, separándolos, y abriéndose paso dentro de su boca. La lengua de Héctor se arremolinó alrededor de la de Samanta y ella inclinó la cabeza hacia un lado y agarró el culo de Héctor. Samanta gimió ligeramente   mientras su mano se frotaba sobre su coño. Héctor separó los labios de su coño con sus dedos, moviéndolo arriba y abajo por su húmeda raja.

Héctor movió su cabeza hacia abajo, tanteando brevemente los duros pezones de Samanta con la lengua, pasando por el estómago. Héctor lentamente empujó su lengua dentro y fuera de ella. Las caderas de Samanta presionaban la cara de Héctor mientras su cálida lengua la llenaba.

Héctor movió la lengua adentro y afuera un poco más rápido, deslizándose sobre el clítoris de Samanta cada vez. Ella pasó sus dedos por el húmedo cabello de Héctor, empujando la cabeza de él hacia ella. Héctor pasó los brazos alrededor de su cintura, apretando su resbaladizo trasero desde atrás.

Héctor rodeó el clítoris de Samanta con la punta de la lengua. Luego, pasó ligeramente la lengua sobre el clítoris. Suavemente, Héctor envió sobre Samanta, su aliento caliente envió escalofríos por su cuerpo.

Héctor metió dos dedos dentro de ella, comenzando lentamente, luego cada vez más rápido, a moverlos dentro y fuera mientras chupaba el duro clítoris de Samanta. Sus caderas se sacudieron en la cara de Héctor mientras le estimulaba el clítoris con la lengua y metía sus dedos dentro de ella. La humedad de Samanta le empapó los dedos.

Héctor se levantó de nuevo con su dura polla apretada contra el coño de Samanta. Movió su polla arriba y abajo en la raja, empapándola con su jugo. Héctor jugueteó con el clítoris de Samanta con la cabeza de su pene antes de llevarlo hacia dentro.

Lentamente, Héctor se movió dentro y fuera de e. Sus labios se separaron y ella soltó un pequeño jadeo. Apoyó su cabeza en el hombro de Héctor mientras él comenzaba a acelerar. El cuerpo de Héctor golpeó la piel húmeda y caliente de Samanta. Héctor sostuvo las caderas de Samanta, jalándolas hacia las suyas. Con una mano, Héctor levantó la pierna de Samanta, sosteniéndola a su lado mientras continuaba. Samanta gimió y gruñó en voz alta― ¡Ohh, sí, Héctor! ―gritó cuando Héctor empujó y sacó más rápido y con más fuerza.

Héctor le frotó rápido el clítoris con los dedos. Los gemidos de Samanta se volvieron más intensos cuando ella estaba llegando a su clímax. Héctor también se iba a correr pronto. Samanta estaba completamente en éxtasis de Héctor y soltó un grito de puro placer.

― Ohhh, mmmm, uhhhh, Héctor. ¡Sí, cariño, sí! ―gimió Samanta. Al mismo tiempo, Héctor disparó un chorro de caliente esperma dentro de Samanta mientras se abrazaban.

Héctor se separó de Samanta mientras el agua de la ducha se llevaba el sudor. Héctor dejó a Samanta en la cama, secándola con una toalla de baño. Delicadamente, Héctor palmeó el cuerpo de Samanta y la besó, luego se acostó a su lado y ella se quedó dormida en sus brazos.

Anónimo

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