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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
En la ducha con mi suegro
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Recién casada, mi marido se encontraba en uno de sus habituales viajes de negocios y sus padres me habían invitado a pasar aquellos días con ellos.

Mi suegra es una señora muy agradable, de esas chapadas a la antigua, elegante y discreta, toda serenidad y adicta a las pastillas para dormir. Mi suegro es un hombre elegante y atlético siempre haciendo algo.

Tras la cena de bienvenida, realmente exquisita y abundante, nos fuimos al salón a disfrutar de la conversación y de unas copas de un interesante licor que mi suegro elabora. Conversamos mucho y bebimos otro tanto, aquel brebaje dulce y fresco además de soltar la lengua se  subía a la cabeza, mi suegra parecía particularmente afectada. Luego nos retiramos a nuestros cuartos.

Ya bien de madrugada, sonó la alarma del ordenador portátil, era mi marido por Skype. La conversación se alargó hasta el amanecer sobre todo porque mi marido al verme en camisón me pidió que me lo quitara. La verdad es que me lo quité todo, y me puse de píe, y giré en redondo para mostrarle lo que se estaba perdiendo por hallarse tan lejano. Ya amanecía cuando me acosté, cansada y aún bajo los efectos del licor y también excitada por la conversación con mi esposo.

Unos extraños ruidos en el pasillo me sobresaltaron, me levanté intrigada y abrí ligeramente la puerta del cuarto. Por la estrecha rendija vi que la puerta del baño estaba abierta y la luz encendida y mi suegro se desnudaba sin cerrar la puerta. Le vi desnudo, con su cuerpo moreno y atlético y una polla impresionante y me excité más todavía. Instintivamente bajé la mano entre los muslos y comencé a acariciarme el coño que no tardó en humedecerse. Fue entonces cuando tuve una atrevidísima idea casi diabólica.

Con el corazón latiendo a mil por hora salí silenciosamente del cuarto y con todo el cuidado me asomé al cuarto principal donde mi suegra roncaba plácidamente bajo el efecto combinado del licor y de las pastillas. Luego fui al cuarto de baño donde mi suegro se preparaba para la ducha. Me detuve justo al lado de la puerta, inspiré profundamente tres veces y entré con la más cándida e inocente de mis expresiones. Mi suegro que se estaba rasurando la barba dio un respingo y se cortó ligeramente con la maquinilla. Pasé a su lado, levante la tapa del inodoro, me bajé las bragas y me senté a orinar y me quité las bragas alejándolas de mi con una patada al aire tras lo que me levanté, no tiré de la cadena para no despertar a mi suegra  (mi suegro tampoco lo había hecho antes). Me paré en medio del cuarto y de frente a mi suegro me saqué por la cabeza el camisón, luego abrí el agua de la ducha, entré en la bañera y me di la vuelta, mi suegro, que continuaba rasurando la barba, me observaba detenidamente fijándose especialmente en mi rasurado pubis. Luego dejó la maquinilla sobre el lavabo y se acercó, mis rodillas temblaron tanto que me sentí casi incapaz de mantenerme de píe. Entró en la bañera a mi lado, y cerró la cortina tras de sí. Vi su polla creciendo y elevándose.

Mi suegro puso en mi mano una esponja con gel de ducha y comencé a frotarle todo el cuerpo mientras me miraba a los ojos. Yo no podía mantenerle la mirada y solo podía mirarle la polla que se bamboleaba con el movimiento. No pude más y solté la esponja aferrándome a la polla que se endureció más. Levanté los ojos y pide ver que sonreía y seguí mirándole mientras mis manos subían y bajaban por aquel mástil hasta que noté como palpitaba y sus testículos se apretaban. Cerré los ojos y aceleré el bombeo de mis manos. Luego me puse de rodillas y miré la enorme cabeza de la polla que besé suavemente y lamí delicadamente con la punta de la lengua antes de metérmela en la boca y tragármela todo lo que pude. Mi suegro me tomó e la cabeza dirigiendo mis movimientos. Gemí  de alegría mientras chupaba con energía. Abrí la boca todo lo que pude y me tragué la polla todo lo profundo que fui capaz. Casi no podía respirar.

Me tomó del pelo y muy despacito me hizo ponerme de píe entre temblores de rodillas de lo nerviosa y excitada que estaba. Luego me comió la boca metiéndome la lengua tan profundo como antes la polla. Noté mi coño tan caliente que parecía que iba a arder.

Mi suegro se tumbó sobre la espalda en la bañera, me agaché despacito, separé los muslos y dejé que la inmensa cabeza de su polla se apoyara en mi coño a punto de estallar antes de preguntarle con un susurro casi inaudible.

― ¿Me follarías papá?

El asintió moviendo la cabeza y tomando el gel se enjabonó la polla hasta obtener abundante espuma.

―Ahora no hagas ruido que no queremos despertar a tu suegra.

Asentí y bajé el cuerpo sobre su polla que entró poco a poco mientras nos mirábamos a los ojos. No pude evitar un gemido cuando mi coño se tragó toda la polla y contactó con su pubis. Noté como las paredes de mi vagina se separaban al entrar su polla enorme que él empujó decidido dentro de mi coño apretado invadiendo su húmedo interior. El comenzó a jadear. Yo también al sentirlo llenándome el coño.

El coño me ardía, de excitación y por efecto de aquella polla de impresionante tamaño. Bajé todo lo que pude mientras me agarraba por la cintura.

―Lo quiero todo papi, dámelo todo ¡fóllame! ―dije casi sollozando.

Se detuvo un solo instante para acariciarme las mejillas y volver a embestirme mientras sonreía. Noté que su grueso pene me estaba destrozando. De pronto se me escapó un grito de placer y la respiración se me aceleró. Un movimiento inadecuado de mis temblorosas piernas hizo que me resbalara y que su polla se saliera. Me atrajo con sus fuertes manos y me recolocó otra vez metiéndomela con más fuerza que antes, haciéndome subir y bajar, cada vez más rápido, con ritmo duro, follábamos rápido, como con urgencias, marcándome el ritmo con sus manos agarrándome la cintura.

Mis pezones estaban erectos y duros como diamantes, mi coño mojado y palpitante. Comencé a moverme también de lado a lado, girando. Noté un hormigueo en el coño mientras la polla de mi suegro se movía dentro y comenzaba moverse espasmódicamente y su cadera empujaba firmemente hacía delante para metérmela muy dentro. Noté el palpitar de mi corazón. Mi suegro miró hacia la puerta, se izó y cerró el grifo. Entendí que eso significaba que quería que se la chupara otra vez así que me puse de rodillas.

― ¡Chúpamela otra vez nena! ―susurró.

Se la tomé con las manos, la rodeé con los dedos y comencé a chuparle despacito la enorme cabeza.

―Chupa fuerte nena ―y empujó su polla dentro de mi boca.

― ¡Aaaaaaaaahhhh! ―exclamó mientras noté una enorme oleada de esperma cremoso y cálido dentro de mi boca. Me resultó muy agradable su salado semen. Chupé fuerte tratando de no dejarme nada. Se la lamí toda sin dejar una sola gota hasta que se detuvo.

Unos ruidos y pasos nos alertaron, recogí mi camisón, las braguitas y abrí la puerta. El pasillo estaba oscuro y rápidamente fui a mi cuarto.

Al acostarme apresuradamente desnuda en mi cama noté el coño palpitando y mojado. De repente, la puerta se abrió y mi suegro que se coló dentro haciéndome dentro el gesto universal del silencio.

―Aún no hemos acabado nena.

Le sonreí y aparté a un lado la ropa de la cama mostrándole mi cuerpo desnudo y mi chorreante coñito.

Joven mujer casada.

Otro relato ...




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