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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Fantasías con mi vecino J.
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Como ya les conté en el relato anterior, mi predilección por los pies masculinos fue por donde comenzó mi historia con la bisexualidad, no solamente los pies de mis primos, sino también los de mis amigos y especialmente los de mi vecino  y amigo J.

Recuerdo que mi vecino J y yo siempre estuvimos muy unidos, de esos amigos que se hacen en la infancia y se mantienen incluso hoy en día, a diario solíamos jugar en el patio de mi casa o la de sus abuelos las cuales eran propiedades contiguas.

En una ocasión, mi amigo J vino a mi casa cuando me encontraba solo, para ese entonces éramos apenas adolescentes, recuerdo que vestía short y franela (remera),  unas chanclas  (sandalias, cholas, etc.), de color marrón, que dejaban ver perfectamente cada uno de sus hermosos dedos, ricos deditos blancos y redondeados, sin un solo pelo si quiera, ligeramente sucios (tierra-algo normal en el), que ricura.

Entró a mi cuarto, cerramos la puerta y nos pusimos a ver la televisión, le ofrecí cereal con leche que yo estaba comiendo y aceptó, me levanté fui a la cocina y le preparé un vaso de leche con cereal, pero algo llegó a mi mente, no podía entregar ese vaso así no más.

Por las noches fantaseaba con mi amigo J, soñaba que él se acostaba boca arriba y yo tomaba sus pies, los olía, los mordía, chupaba cada uno de sus dedos, especialmente el dedo gordo que me fascinaba, pasaba mi lengua por sus plantas, limpiaba con mi lengua esos hermosos pies, y luego J abría su boca y me chupaba todo el pene, bien rico, y hacíamos el 69, yo se lo chupaba y él a mí, esos eran sueños húmedos casi a diario durante varios años.

Por eso decidí, bajarme los pantalones y meter en ese vaso lleno de leche y cereal la punta de mi pene, chorreante de líquido preseminal, lo remojé un poco, sintiendo esa rica sensación fría en su punta, luego saquí mi pene escupí un poco dentro del vaso, lo batí, me subí los pantalones y se lo llevé a mi amigo.

Que rico fue verlo comerse con tanto gusto el cereal con leche, semen y mi saliva, y hasta el día de hoy sigo soñando con el día en que ambos podamos probar nuestro semen, nuestra saliva y sus pies en la vida real, realmente es algo que me excita demasiado de solo pensarlo. De hecho creo que pensando en él, es que me he masturbado más veces en la vida, aún hoy en algunas ocasiones lo hago, incluso la primera vez que introduje un objeto en mi ano, fue imaginándome que J. me penetraba y que yo le pedía a gritos que me cogiera; pero de eso les contaré en otro relato.

Luís

Mi otro yo

Luís inicia lo que esperamos que sea el inicio de una larga saga donde narra, esa otra historia que sobre él nadie conoce; y que esperamos los lectores puedan disfrutar, aprender y ver reflejadas algunas experiencias propias de cada uno de ustedes.

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