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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Haciendo cucharita con Salvador
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Conocí a Salvador en un chat gay. Se describía como “Adulto mayor activo muy cariñoso”. Luego de chatear varias veces me invitó a cenar en su casa. Llegado el día acordado estuve en la dirección señalada aguardando.

Resultó ser un hombre de cabello negro,  con bigotes cortos,  1.75 de estatura, de complexión robusta y agradable voz. Salvador vestía  pantalón gris tipo jogins y chomba color naranja.

Me dijo― te estaba esperando Rober, eres muy guapo.

Nos besamos casi en la boca y pasamos al interior de la casa. Vivía solo y tenía la mesa puesta  para dos.

―Ponte cómodo.

Respondí― estoy bien así.

―Si estas muy bien ―dijo. Y abrazándome  metió su lengua en mi boca. Apoyaba sus labios con tanta  fuerza que me costaba respirar. Noté entonces sus brazos fuertes y velludos. También que los vellos del pecho asomaban en el escote de la chomba.

Me comentó que tenía un buen vino para celebrar lo nuestro, que había cocinado él, que el postre sería helado, y me miraba constantemente.

Estábamos brindando por nuestro encuentro cuando me pregunta si le parezco agradable y sí quisiera tener algo con él.

―Claro que si ―respondí― eres agradable y cariñoso.

Y agregué― me haces sentir muy a gusto en tu casa.

―Quédate toda esta noche conmigo ―propuso.

Hice silencio pero luego dije― Si.

Se incorporó de su silla y me besó en la cara.

El vino estaba exquisito y comencé a soltar la lengua, también a tomar confianza.

Luego el postre, helado.

― ¿Quieres que le agregue whisky?

―Muy poco ―respondí.

Pero lo poco era mucho sobre el vino.

―Ponte cómodo en el sillón ¿Quieres ver una película o escuchar música?

―Prefiero música ―respondí―y me acomodé en el sillón.

La luz era tenue y sonaban notas de los años 80.

―Me pondré cómodo ―dijo Salvador y se fue al baño  de donde regresó con una bata roja de toalla, se sentó a mi lado.

―Ponte cómodo Rober.

―No traje ropa para cambiar, voy al baño, me ducho, cepillo mis dientes y estoy.

Regresé perfumado. muy bien higienizado y vestido únicamente con  Slip  negro. Me recibió con un abrazo  llevándome a su pecho. Su lengua penetró en mi boca y se movió. Yo lo abracé a la altura del cuello. Sus manos recorrían mi espalda y mis nalgas. Su boca siguió con mis orejas mi cuello y mis pezones. Los tengo carnosos y blandos. Deslicé mis manos entre la bata y toqué el  pecho extremadamente velludo. Sus manos buscaron mis nalgas por debajo  del slip y llegaron  hasta el ano.  Un dedo se introdujo en mi.

― ¡Cuanto placer! ―exclamé.

Salvador desató el cinturón de su bata quedando ante mí un enjambre de pelos jamás visto, una verga erecta de unos dieciocho centímetros y muy gruesa. El permanecía recostado yo de rodillas en el piso comencé a pasarle la  lengua por el glande.

―Vamos a la cama ―sugirió.

Fuimos luego de beber un trago. Me quité mi única prenda, el se despojó de su bata y se tendió boca arriba. Me arrodillé junto a sus piernas y comencé a chupar sus gordas bolas que grandes y cubiertas de pelos me excitaban más.

―Tendete sobre mí ―dijo y tomándome de una pierna me condujo hasta quedar sobre él en inverso sentido. Yo hacia esfuerzo por meterla toda  en mi boca pero su grosor no me permitía mover la lengua.

Sus manos habían separado mis nalgas y me mordía la parte interna de las nalgas. Su lengua pincelaba mi ano y luego con la puntita intentaba abrirlo. Pasaron muchos minutos hasta que logré hacer llegar su miembro a mi garganta y  él logró introducir la lengua en mi orificio. En una embestida de su lengua me derramé sobre su vientre. Él jadeó y sentí el chorro de semen en mi lengua. Luego no besamos largamente.

El se notó pegajoso en el vientre y me preguntó― ¿Eyaculaste?

―Si, no pude no mojarte, me tenias aprisionado.

― ¡Que rico! Me gusta que disfrutes como yo.

Nos duchamos,  él secó mi cuerpo con un toallón blanco y fuimos a dormir, desnudos.
―¿Cómo te gusta dormir ?

―Haciendo cucharita ―respondí.

Nos acomodamos, sentía su cuerpo como una manta tibia y lanuda. Un brazo me rodeaba  y notaba su respiración en la nuca Tenia yo las piernas levemente dobladas para que mis nalgas tuvieran mejor roce con el vientre de Salvador.

Me dormí pronto ayudado por el desgaste físico y la ingesta de whisky. Por momentos escuchaba la respiración de Salvador. Su brazo permanecía rodeándome.

Creo que ya estaba próximo a amanecer cuando moví su brazo para ir al baño. Oriné,  me higienicé y  apliqué crema humectante por mis partes íntimas. Volví a la cama, el reloj marcaba las cinco y cuarto de la madrugada. Al acomodarme desperté a Salvador sin  proponérmelo.

― ¿Estas despierto Rober?

―Si, fui al baño.

Inmediatamente se paró y dirigió a orinar.

Me acomodé en la posición que estaba, dormitando. Llegó, se tendió y me besó una oreja. Apoyó la cabeza en la almohada  y con una mano acomodó su pene flácido rozándome la cola. Eso no me permitía dormir y fui colocándome hasta sentir el pene en la línea que separa mis nalgas y con una mano abrí una para aprisionarlo levemente. Al cabo de un rato lo noté  crecer. Salvador se movió y con una mano lo situó en medio de las dos nalgas. Mi excitación fue creciendo e involuntariamente me movía para que la cabeza se apoyara en mi ano. Salvador comenzó a apretarme los pezones y me pincelaba con líquido preseminal. Yo tenía toda la zona encremada y eso ayudaba. Su mano se apoyó en mi vientre, me tocaba en círculos, con sus dedos rozaba mi pequeño pene ya tieso. Me empujó hacia su cuerpo y sentí la cabezota queriendo entrar en mí. Movió su pierna poniéndola sobre las mías, y la cabeza de su verga  pujaba por vencer la resistencia de mi esfínter. Casi grité, casi lloré. Aprisioné las sabanas fuertemente y apreté los dientes. Brotó esperma de mi pene sin aviso  cuando la mitad del mástil de Salvador estaba en mí. Luego de eyacular se me hizo imposible seguir aguantando.

―¡No puedo más!.

Salvador me apretó fuerte, me metió un dedo en la boca, y descargó toda su producción dentro de mí.

Rober

 

 

Salvador

Rober conoce a Salvador en un chat gay. Se describía como “Adulto mayor activo muy cariñoso”. Luego de chatear varias veces le invitó a cenar en su casa.

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