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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Jean Carlos Coiffeur
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Es peluquero y cuando el trabajo lo atosiga trae un “congénito” para que lo ayude. A las “brujas” del barrio les dice que en cuatro manzanas con tres edificios el chusmerio cambiaría totalmente. Todos saben de  su condición y lo aceptan tal cual es alegre, charlatán y jodón.

Nuestra barra está entrando en la adolescencia y entre bromas que él ya sabe somos sus clientes cargándonos unos a otros después de algún corte. A veces le hacemos mandados y aunque rechazamos las propinas el no acepta un servicio gratis. Nos ha tocado por diferentes mandados ir a su casa en la cual vive desde niño por ende es natural que uno u otro ande por ahí.

Ahora pido te ubiques 50 años atrás para llegar a comprender que ese domingo en matinee daban una Tarzán y yo no tenía un peso, entre mi furor y desesperación fui a su casa. Me hizo entrar y al hacerlo noté que solo tenía puesto un slip por lo cual se disculpó pero que se estaba vistiendo para salir; bajo juramento de no decir nada en casa le expliqué que necesitaba un favor, al hacerlo no podía evitar que se me fuera la vista hacia su cuerpo, estaba parado de costado, tenía lindos muslo y su cola resaltaba de una manera que jamás imaginé, siempre pensé que me daría cierto rechazo ver un puto desnudo pero además su bulto delantero era llamativo. Se percató de mi turbación y poniendo una mano en su cintura hizo resaltar más su culo y con el adjetivo de muñeco me preguntó que necesitaba. Le pedí jurar que no diría nada y le expliqué por qué estaba ahí jurando devolverle el dinero ni bien pudiera.

―Sos uno vos ―sonrió― espera un segundo me estaba probando la ropa.

Se puso de espaldas y su culo era impresionante; se sacó el slip y su espectacular cola quedo a mi vista, era blanca, redonda y parada; no creo que en el barrio alguna chica tuviera algo así. Tomó otro slip y poniéndose de costado se lo empezó a poner, vi su miembro algo interesante y sentí que ya mi vista y emociones no tenían control.

―¿Nunca viste a alguien en bolas? ―Pregunto.

Me turbé de sobremanera y se acercó interrogando

―¿Si nunca jamás? ―Me avergoncé y dijo―¿Qué pasa? Nacemos de una cogida pero no nacemos cogiendo ―y puso su mano en mi pija por encima del pantalón por la cual ya estaba erecta.

―Papi ―musitó.

Me tomó de la mano llevándome al dormitorio, pensé en mis amigos y en cuál sería el costo si lo descubrieran, desabrocho el cinto bajándome los pantalones y se inclinó para empezar a chuparme la verga ¡Después de todo yo era el macho que tanto!. Realmente era bueno con la lengua, me chupó hasta las bolas tirándome a la cama, babeo mis piernas, me tomó de las nalgas e hizo desaparecer mi verga en su boca para después lentamente hacerla reaparecer, me dio vuelta y subió su lengua por mis piernas para depositarla en el centro de mi culo y no dejo de moverla hasta que supo que no tenía más defensa y dándome vuelta me acarició llevando mi rostro hasta su pija para que lo chupara y lo hice sin asco y seguí con su bolas y me puso en cuatro y entró en mí, solo un pedazo de su hermosa verga, pero entro, y me cogió para llenarme de leche ante mis quejidos y mis mordidas a la almohada; una vez terminado me dio vuelta y se sentó encima de mí metiéndose mi pija dentro de su culo y empezó un meneo como creí que no podía llegar a hacer nadie, busqué su boca la cual me fue negada para mi desesperación ardiente y llegó mi orgasmo y el apretó sus nalgas para escurrir la verga y sonriendo se acostó a mi lado.

―No creí que me pasara ―dije.

Me acaricio el pecho asegurando que ―solo cuando son vírgenes me encanta romperles el culo.

Se levantó para empezar a vestirse y me pareció más lindo que nunca le pedí para quedarme y dándome dinero dijo ―Hoy no, después veremos.

Entonces si me dejo besarlo y nos masajeamos las lenguas y le rogué de vuelta pero por esa vez quedó ahí. Finalmente no fui al cine y cuando llegué a casa me masturbe recordando lo vivido.

ADRO

Otro relato ...




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