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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi culo
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Tengo veintiún años cumplidos y soy un joven normal, al menos eso creo. Siempre me han gustado mucho los culos, he tocado, jugueteado y he practicado sexo anal con varias chicas pero siempre me había preguntado cómo sería si se tratara de mi culo.

Un día, mi novia y yo decidimos utilizar un consolador doble, de esos que simulan ser una polla en cada extremo, de modo que ella también me lo metiera a mí, algo que siempre quiso probar. Me acosté boca abajo y ella se sentó entre mis piernas, me abrió el culo y dejó caer unas gotitas de lubricante que extendió suavemente con su dedito con el que hizo pequeños movimientos circulares alrededor de mi agujero. Mi polla estaba dura y palpitante porque era la primera vez que iba a cumplir mi fantasía más secreta. Mi novia, muy lentamente introdujo su dedo en mi culo y casi me corro justo en ese momento. Ella empujo su dedito dentro y fuera de mi culo durante unos pocos minutos para luego echar más lubricante. Entonces se levantó y apoyó puso la punta del consolador en mi culo, que noté que era mucho más grande de lo que había previsto. Mi novia me metió lentamente el enorme consolador en el culo y pude notarlo entrando. El dolor era intenso al principio, pero luego se hizo más llevadero mientras ella lentamente empujaba el consolador más y más profundo dentro de mí. No pude evitar empezar a moverme y como se había metido su parte de la polla de goma empujándola hacia mi culo acabé por correrme sobre la ropa de la cama. Fue increíble, y necesitaba más por lo que cuando rompimos, me di cuenta de lo difícil que sería encontrar una chica para satisfacer mi fantasía, así que me afilié a una web de citas.

Conocía a ti tío y después de algún tiempo decidimos reunidnos una tarde. El día de la cita estaba nervioso, sería mi primera experiencia sexual con otro hombre. Acabamos en su coche, en un descampado. Mi corazón latía a cien por hora golpeándome el pecho que pensaba que se escaparía. Me volví dándole la espalda y apoyé mis manos en el cristal para que me quitara el pantalón y la ropa interior mostrándole el culo que resultó ser suave para él. No dijimos ni una sola palabra. Él hundió su lengua suave y húmeda profundamente en mi culo. No podía creer lo bien que sentía tener una lengua en mi culo, y lamió y lamió y yo no quería que parara. Luego metió uno de sus dedos y empezó a moverlo, luego hizo lo mismo pero con dos dedos. De repente su otra mano buscó y me agarró por los testículos, algo que no esperaba y no habíamos acordado. Dejé claro que sólo quería que jugar con mi culo y nada más, todavía sigo estando convencido que soy heterosexual. Sin embargo, estaba tan atrapado en la excitación del momento en que le permití cogerlos. Los apretó mientras me tocaba el culo y luego se inclinó hacia delante y agarró mi polla que estaba muy dura, tampoco no lo detuve y le dejé acariciarla. Sacó sus dedos de mi culo y me volvió de mi espalda y metió mi polla en su boca. Entonces empujé su cabeza hacia abajo, para que tragara más mi polla hasta que se atragantó. Volvió a meter el dedo en mi culo y siguió comiéndome la polla. No pasó mucho tiempo hasta que me corrí disparando toda mi leche en su boca. Luego me vestí y sin decir palabra me condujo al mismo lugar donde nos habíamos citado, salí del coche y me fui.

No volví a contactar con él y nunca he constada nada a nadie sobre mi experiencia que voy a repetir nuevamente las veces que lo desee y pueda.

Anónimo

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