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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi esposa y el vendedor de autos
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El verano pasado estuvimos buscando un coche. Después de mirar un par de ellos en un concesionario, tuve que disculparme un minuto para ir al baño. Cuando regresé, mi esposa y el vendedor obviamente se lo estaban pasando muy bien. Ella estaba riendo mientras hablaba con él, coqueteando y tocándolo con las manos. A ella le gustan los hombres y hace eso todo el tiempo, así que no me molestó. Después de ese día, comenzaron una aventura que duró la mayor parte del verano.

Ella es recepcionista en una empresa de consultoría que cierra todos los días durante la hora el almuerzo. Al menos una vez a la semana, él la recogía en su auto cuando bajaba a almorzar y se dirigían a un pequeño apartamento cerca de su oficina. Él estacionaba la camioneta en un estacionamiento subterráneo y subían discretamente. Entraban en el apartamento y cerraban todas las cortinas, luego se desnudaban completamente y él follaba con mi esposa durante aproximadamente una hora a plena luz del día, hasta que ella tuviera que volver al trabajo.

Unos meses antes de esto, habíamos comenzado una relación en la que ella era libre de tener relaciones sexuales con quien quisiera .A ella no le importaba contarme sus aventuras, incluso se excitaba mucho con eso. Así que ambos estábamos entusiasmados con su nuevo entretenimiento. Ella me dijo que su nuevo amante tenía un paquete muy bueno, y que su polla era tan grande que a ella le gustaba chupárselo antes de que tuvieran relaciones sexuales, para lubricarlo con su saliva y que fuera más fácil metérselo en el coño, a pesar de que su coño se mucho moja por sí solo.

Después de que llevaran jodiendo algunas semanas, ella le habló sobre nuestra relación, y que yo sabía que ella lo estaba haciendo y que no me importaba. Entonces, en algunos de sus encuentros, ella me llamaba al celular y dejaba el teléfono al lado de la cama, sobre la mesita de noche, mientras follaban. No hace falta decir que todo aquello era muy excitante para mí, sentado en el trabajo y escuchando todo lo que hacía y decían, y sus jadeos y gemidos. En una de esas veces, vine en mis pantalones cuando me di cuenta de que ella estaba teniendo un orgasmo. Tuve que apresurarme a ir al baño para limpiarme rápidamente el semen de los calzoncillos antes de que se pasara a los pantalones.

En una ocasión, él cogió el teléfono y me dijo― Debe estar loco, señor, pero le diré que su esposa tiene un gran coño y que puede follar como una profesional.

Le di las gracias y le dije― Me alegro de que la disfrutes, recuerda que tienes que trabajártela muy bien.

― Es ella la que me está trabajando a mí ―respondió él.

Mantuvieron estos encuentros sexuales para joder todo el verano, pero como de costumbre, ella se cansó de él y decidió que tenía encontrar a alguien nuevo para follar. En el último encuentro, antes de despedirse de él, le tomo una foto al paquete y me la envió por correo electrónico. Vista la dotación me sorprendió un poco que se quisiera ir con otro, pero fue divertido para los dos mientras duró.

Probablemente era bueno que no durara más de lo que lo había hecho, aquella enorme polla estaba deformando lentamente su coño.

Señor loco

Otro relato ...




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