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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi mujer y su compañero de trabajo
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Mi nombre es Eduardo y tengo cuarenta años, mi mujer se llama Claudia y tiene treinta y siete. Estamos casados desde hace dieciocho años y yo fui el primer hombre en su vida.

A veces me imaginaba cómo sería verla con otro hombre y eso me enloquecía poniéndome muy cachondo. Durante nuestros coitos, juegos sexuales y conversaciones íntimas se lo fui insinuando y me pareció ver que ella se quedaba deseosa con esa idea. Una tarde, después de una de nuestras siestas, ella comentó que estaba instruyendo a un nuevo compañero de trabajo del que comenzó a hablar con bastante frecuencia. Decía que él tenía alrededor de la cincuentena y se llamaba Alejandro. Yo comencé a sentir algo extraño, diferente a lo que había sentido antes, era como una mezcla de celos y de deseo de que estuviera con él.

Un final de año, en la comida de confraternización que la empresa organizaba cada Navidad, como siempre me comprometí en ir a buscar a Claudia, pero ella dijo que no era necesario, puesto que tendría quien le llevara a casa sin que yo tuviera que cruzar la ciudad.

Hacia un rato que ya estaba en casa cuando oí una bocina, era mi esposa que llegaba. Miré por la ventana desde detrás de las cortinas y la vi bajándose del coche de Alejando y como este la contemplaba alejarse camino de la puerta de nuestra casa.

Al entrar, Claudia me abrazó con cara pícara por el cuello y me dio un beso de lengua cargado de deseo. Noté su boca caliente y dulce y entonces caí en la cuenta de lo que había sucedido. Arrimaba su boca a  mi oreja, me fue contando al oído que venía muy cachonda y que estaba  loca de deseo por follar con Alejandro. Luego me cogió de la mano y me llevó hasta el auto donde seguía esperando su compañero de trabajo y me presentó. Educadamente le invité a entrar proponiéndole continuar la fiesta en nuestra casa. Él aceptó la invitación y nos fuimos al salón donde nuestro invitado tomó asiento en el sofá, enfrente de mí. Inmediatamente Claudia se le acercó y le dio un beso enloquecido de pasión, después se arrodilló delante de él y le sacó un pene enorme, hermoso y duro. En ese momento comencé a entender porque mi linda esposa estaba tan cachonda. Ella, de rodillas frente a él, se metió la polla en la boca queriendo tragarla toda mientras torpemente se iba desnudando. Yo no sabía si continuar mirando maravillado como mi esposa chupaba la polla de otro hombre o le metía la mía por aquel culo maravilloso. Claudia chupaba son ansia y se deleitaba con aquella polla en la boca al tiempo que, de cuando en cuando, me miraba con cara viciosa. Antes de que Alejandro se corriera, dejó de chupársela, y se puso de píe adelantándose para quedar encima de aquel palo tan duro y fue bajando hasta metérsela toda dentro. Mi esposa gemía y gritaba de placer mientras Alejandro le follaba duro el coño.

No pude resistir más y me acerqué con la polla en ristre para ir follándola también por el culo. Claudia pareció enloquecer de placer porque nunca se había imaginado ser follada por dos hombres al mismo tiempo. Y allí estaba ahora teniendo dos hombres dentro de ella.

Nada más corrernos fuimos al baño pero Claudia estaba como loca de ganas, tremendamente cachonda y en el mismo baño, diciendo que no podía resistirlo comenzó a chuparle de nuevo la polla a Alejandro que ya tenía nuevamente su palo bien tieso y duro. Yo me quedé mirándola hasta que acabaron.

Después del baño, nos fuimos al salón a descansar un poco y  yo terminé por dormirme. Cuando desperté, vi a mi esposa chupando otra vez la polla de Alejandro, al verme despierto propuso chupármela a mí. Así que se puso a cuatro patas y comenzó a comérmela mientras su compañero de trabajo comenzaba a meterle por el culo aquella polla tan enorme. Para facilitar la penetración, mi linda esposa movía las caderas acompasadamente. Alejandro tiene una polla enorme y pensé que Claudia no lo resistiría. Pero me demostró lo equivocado que estaba y lo muy preparaba que estaba, dejando que él se la metiera toda haciéndola gritar de placer como nunca había gritado. Yo me corrí antes dejando toda mi carga en su boca y me levanté para verla desde el costado, entonces vi la polla de Alejandro saliendo de su culo y goteando semen.

Volvimos al baño y regresamos a salón para descansar un poco pero mi esposa estaba hecha una autentica perra salida y comenzó a jugar frotando la polla de Alejandro que no tardó en volver a estar tiesa. Ella se subió encima de él, se metió toda su polla dentro y comenzó a cabalgarlo. Con la misma cara de viciosa salida de antes me pidió que se la metiera también por el coño ya ocupado por Alejandro. Se le metí despacio y con cuidado después de un par de intentos. Nuevamente mi esposa estaba gozando dos pollas al mismo tiempo, esta vez las dos por el coño. Ella gritaba y gemía de placer con las dos pollas dentro de su vagina hasta que los dos nos corrimos dentro de ella.

Agotados nos dormimos casi inmediatamente y al día siguiente, apenas amaneció, Alejandro se despidió después de haber acordado un nuevo encuentro para delirio de mi mujer.

Dudu.

Otro relato ...




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