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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi primera vez fue con mi tío
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Había soñado bastante con ese momento, y no pensé precisamente que fuese a ser con él. Aunque confieso que muchas pajas fueron en su nombre, no pensé que siendo tan varonil y tan grande pudiera ser gay, no pensé que quisiera estar conmigo, teniendo sexo, y menos que fuese a ser así mi primera vez. Yo ya había tenido experiencias sexuales, con mis primas y algún primo, pero solo en juegos, nada de sexo real, nada de penetración, solo contactos y alguna que otra mamada.

No recuerdo exactamente el día ni la hora, si que era domingo y por la noche. Mi tía se iba de viaje y regularmente me gustaba ir a su casa, no sabía si era para pasar tiempo allá con ella o por ver a su esposo, que siempre estuvo exquisito. Esa noche mi tía se iba a Caracas, y le dije que me quería ir a dormir a su casa, ella me dijo que iba de viaje y que su esposo Lucas se iba a quedar allá en su casa a dormir con mi primito, que era bastante pequeño. Yo con mi cara de desilusión solo le dije— bueno —muy descontento, porque sabía que ella no iba a estar y todo lo demás, solo fue parte de mi plan, y resultó.

—Pero anda, tranquilo —me dijo— duermes con leo (mi primito) en su cuarto, la cama es grande.

Y yo asentí con la cabeza y cambio mi cara de desilusión.

Mi tía, que estaba en mi casa en ese momento, porque vendría un taxi a buscarla para llevarla al aeropuerto, finalmente se fue y Lucas que ya había sido informado por mi tía que yo iba a dormir en su casa, me dijo— Adelántate a la casa tú con tu primo y yo voy en un rato.

Me dio la llave y se quedó cerca de mi casa, yo me fui caminando con mi primo, ya que era bastante cerca de allí. Llegamos y mi primito se acostó, y como a la media hora llegó Lucas, se cambió y se metió a bañar, el baño de su cuarto estaba en reparación así que entro al baño del cuarto de mi primo. Yo estaba allí, acostado viendo tv, haciéndome el fastidiado, el entró medio habló algo conmigo, normal, y se metió a bañar. En ese momento, al verlo en toalla me entró una gran curiosidad, los pies me temblaban solo imaginármelo sin ella. No sabía qué hacer y sentía algo extraño en el estómago, pero obvio sabía que no era de dolor, sino de nervios. Me dieron ganas de entrar al baño y verlo bañarse pero me asusté al no saber su reacción, así que solo salí hasta la sala y me senté a “enviar mensajes” pues sabía que él iba a pasar por allí cuando saliese del baño.

Y así fue, pasó por la sala hasta su cuarto, aun goteando agua que podía ver como corría divinamente por su piel tostada y espalda ancha. Al tener unos veintiocho años y vellos oscuros en su pecho, me hizo deleitarme en cada paso que daba. Esa virilidad, ese cabello corto, esa rudeza, y esa voz ronca me enloquecían. Sentía que no podía ser más perfecto mi tío político; que era lo que me detenía a ser más descarado con él, y bueno, también que yo tenía pocos años en ese entonces, era bastante jovencito, me aventajaba en mucha edad, pero eso como que no me importó mucho.

Espere plácidamente a que pasara hacia el cuarto, y fue en ese momento cuando me entró la necesidad de verlo sin ropa, calculé un tanto el tiempo en que fuese a buscar su ropa interior, prendió la luz de su cuarto y una suave cortina blanca me mostraba las sombras de él desnudo. Pude ver como se agachó para colocarse un bóxer, y mientras lo pasaba por su pie derecho, pensé, este es el momento, tengo que entrar. Entonces, levanté la cortina e hice como si quisiese entrar al cuarto y no supiera que estaba desnudo; cosa que ni yo me la creí. Puse cara de sorpresa al ver su pene, que se veía pequeño porque venía de bañarse, y no estaba excitado como yo pensé. Incluso era aún más pequeño que el mío en estado natural, así que seguí hacia el cuarto e hice como si pasaría, el no opuso resistencia, pensaba yo como que entré por casualidad.

Realmente no pasé, solo me puse a su costado e hice a mirar a los lados como si buscara algo. Ya él iba casi terminando de colocarse el bóxer, me bloqueé, no supe qué hacer ni que decir, quería darle alguna señal de que me interesaba, pero no quería ser obvio, más bien quería que él lo indicase, pero sentí que no lo haría, así que solo comencé a salir del cuarto, y antes de abrir la cortina estire mi mano hacia su pequeño pene, y dije— Lucas, tienes ese pipe pequeño.

Fueron las cinco palabras que más me costaron decir en mi vida. En ese momento sentí que me caía un balde de agua fría, y no pude mirarlo a la cara, solo pude mirar mientras mi mano se acercó rápidamente a tocarle su aun frío pene. Como estaba con las manos ocupadas aún por estar colocándose el bóxer, solo pudo alejar su cadera haciendo que apenas pudiese tocar con unos pocos dedos su pene. Esa fue la muestra de que se impresionó, de que no esperaba que yo lo hiciese; solo contestó entre risas— Es que está dormido.

Cuando salí del cuarto, solo recuerdo que cerré los ojos, con rabia y aun temblando —Que estupidoooo soy,

El no dijo nada más, solo se puso un short corto y anduvo un rato por la casa; no dijo nada, no creo que diga nada, nadie lo puede saber.

Me arriesgué y me metí en su cuarto mientras el daba vueltas por la cocina. En ese cuarto había una cama grande y otra cama litera, yo me acosté en la cama grande que estaba muy cerca de la litera, luego el pasó y se acostó en la litera en la parte de abajo, estaba boca arriba y me dije— ¿Qué hará aquí?

Normalmente a esta hora, que no parecía muy tarde, solía estar en la calle tomando con sus amigos. Me pasaron tantas cosas por la cabeza, no sabía qué hacer, lo quería tocar, sentirlo, tocar su pecho, besarlo, y solo recordaba su risa de hace un rato, que finalmente no sabía si lo hizo por sorpresa o porque le gustó lo que le dije.

No aguante más y lancé mi mano hasta la cama donde él estaba y no dijo nada. En ese momento, que sentí que me daba luz verde para seguir con mi deseo, y aun con la mano de aquel lado empecé a moverme en la cama como si me doliera algo, y con voz aniñada exclame— ¡Esta cama si es dura!

Pero temblaba y me sonrojaba, sentía en ese momento un frío increíble, de los nervios, cuando me dijo— ¿Por qué no te pasas para acá un rato?

—Waoo —El corazón a mil, súper excitado, deseándolo, frío, y con mi respiración acelerada no lo pensé dos veces y me pase. Supe que él quería que lo tocara porque no hacía nada, solo estaba boca arriba al lado mío, así que poco a poco, como quien no quería bajé mi mano y la puse en su pierna, cerca de su pene, y empecé a tocarla, cuando escuché su voz ronca que me dice— Ahora tócala, para que veas que ya está grande.

Me paralicé al oírlo pero lo hice, toqué por sobre su short su pipe duro.

—Ya se siente diferente, grande, rico.

Respiraba cada vez más fuerte y se desabrochó el short para que pudiese tocárselo mejor. Yo poco a poco, con mis manos inexpertas y temblorosas le bajé una parte del bóxer, hasta después de los testículos, con que aguanté la elástica del bóxer sujetando con ella los testículos para verlos completicos y redondos. Y ahí estaba afuera todo su pene, que a pesar de no ser tan grande para mí en ese entonces sí lo era; oscurito, color canela, con una linda cabeza rosadita y jugosa.

Así lo mantuve por unos cinco minutos, con mis manos en su pipe, que ya era mío, y le besaba el cuello para excitarlo, pero también porque tenía muchas ganas de hacerlo. No pasó mucho tiempo cuando me pidió que se lo besara. Por mi cabeza pasaron mil cosas, pero la más frecuente fue pensar en un beso, en un beso en su verga, si yo me lo quiero es comer todo, no sólo besárselo. Lo besé varias veces, hasta que lo tragué poco a poco y comencé a bajar y subir inexpertamente, el con sus manos agarraba mi cabeza hasta darme arcadas, Seguí tragando y tragando un buen rato, ya me dolía la boca de tanto mamar, el me detuvo se quitó el resto del short y el bóxer y luego me quitó la ropa.

Sentía un frio increíble y un miedo que me invadía porque sabía lo que vendría a continuación; me pidió que me pusiera boca abajo, comenzó a besar mis nalguitas blancas y carnosas, pasó su lengua y un dedito alrededor de mi pequeño agujero. Sentí como de pronto su peludo pecho y su rico abdomen estaban sobre mi espalda, esos vellos me excitaban de una manera única. El roce de su pipe por mi culito me estremecía, y su respiración, sobre mi cuello y espalda, me elevaba a otro nivel, algo inimaginable, donde se mezclaba con el miedo y el dolor que sentiría. El placer que me producía tener a mi tío político sobre mí, sabiendo que me reventaría y que también él lo deseaba era lo más puerco de mis emociones. Me restregó todo su miembro un largo rato por mi culo y sabia que esos escasos centímetros me iban a doler, pero por mi mente pasaban mil cosas, pero la más inquietante es que era mi tío, pero me gustaba lo que me hacía, lo disfrutaba, estaba demasiado excitado. Nunca había sentido tanto placer, saber que el hombre por el cual me había pajeado siempre estaba sobre mí, y que me haría suyo, me hizo pensar en tantas posibilidades igual de disfrute con él o con algún otro hombre de mis sueños.

Ya estaba que reventaba de placer, sentía que poco a poco introducía su cabecita, pero mi culo aún virgen y cerrado se lo impedía, así que me pidió que fuese a buscar una crema que estaba sobre la nevera, recuerdo como su fuera ayer que salí del cuarto sintiéndome una puta sucia, con frío y con mi cuerpo desnudo, con mi culito rojito y empezando a arderme un poco por el intento de cogida.

La crema se llamaba placenta de ovejo y era un tratamiento en crema para el cabello, La tomé y me coloqué un poco en el culito y con un dedito me fui taladrando un poco, luego tomé una buena cantidad en mi mano y me fui al cuarto para colocársela a mi tío en su verga, no sin antes darle unos cuantos chupetazos y mamadas para volver a sentirlo. Esta vez ya tenía un poco de liquido preseminal en su cabecita, sabia tan delicioso que chupé hasta sacar un poco más.

Le masajeé el pene con la crema y cuanto la apliqué y lubriqué por completo me acosté otra vez boca abajo con mi culo a su disposición; él se subió nuevamente sobre mi apuntando su varga directo en mi raja. Me lo enterró, poco a poco, cuando iba por la mitad sentí que me destrozaba pero iba a aguantar porque ya estaba allí y yo lo quería, pasó todo. Ese fue el momento donde centré mi mente, entre el miedo y el dolor, cuando entraba su verga por mi culo. Después de tanto leer, por los portales de Internet, todas las veces en que esos otros gays mentían sobre que sólo al principio duele, me hizo pensar, no sé porque a mí, no sé qué pasó, porque yo nunca sentí ese gran placer. Si me gustó, no lo niego, el dolor fue insoportable, pero un placer no fue, y eso que era muy pequeño para compararlo con los de las historias que leí.

Siguiendo que así estuvimos un rato como por veinte minutos, en los que él me reventaba y yo sufría. Poco a poco fue pasando, un poco, solo un poco, el dolor, y sentía algo grande en el culo, pero me gustaba algo. Luego de otros minutos de ser penetrado con movimientos muy bruscos ya deseaba con locura que sacara su verga que reventaba mi pequeño agujero. Hasta que sentí algo baboso adentro, me había llenado el culito, y con el ardor y el culo lleno de semen, descanse un rato boca abajo.

Él supo que fue el primero, también lo que me dolió, y el tiempo que tardé en recuperarme de esa vez; porque solo fue la primera, solo fue el comienzo de muchas sorpresas. Fueron muchas las veces, y ya para la tercera vez, no me dolió mucho. Ya empezaba a disfrutar como mi tío me partía el culo a su manera; tanto que las cogidas se volvieron más frecuentes y placenteras para ambos, lo hacíamos casi dos o tres veces por semana y nunca nadie se enteró.

Me volví adicto a comerle el pene, tragármelo todo y sus bolitas saborearlas como chupeta, le comía el culito, que para ese entonces no me gustaba mucho, pero ya lo hago con destreza.

Después de varias cogidas, un día me pidió que me lo cogiera, fue una sorpresa porque a pesar de tener corta edad mi pene era bastante grande y le entró con facilidad. A mi tío le gusta la verga, y de ahora yo también le iba a dar por el culo como él me hizo a mí. Y así fue, empecé a romperle el culo y luego él a mí, pero eso es otra historia.

Después de otras verdaderas partidas de culo que me dieron con unos verdaderos penes gigantes y monstruosos y de cómo después de tanto ser cogido, empecé a tener atracción por quitar el culo y poner el pipe, para ser yo quien me haya cogido a tantos, tantos culitos.

Mariano

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