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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mientras mi amor esté lejos
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Mi actual amante Chris, ha estado grabando un vídeo recientemente y, aunque sé que no debería haber estado con él, me desvié. No podía esperar a mi Max y  Chris ha grabado una de nuestras sesiones de sexo, pero sólo puedo describirlo, esperemos que el vídeo salga a la luz en un futuro próximo.

Nos conocimos casualmente en un curso al que ambos asistíamos. Se acercó a mí en el descanso y comenzó a coquetear. Como echaba mucho de menos a mi madre y me sentía excluida, entré en el juego. Se sintió inmediatamente atraído por mí. Puedo decir cuando los hombres me desean por la mirada en sus ojos, por su comportamiento, y por el bulto en sus pantalones.

― ¡Vaya, Chris, tu miembro parece estar hinchado! ―le dije. Por toda respuesta, se rio y se disculpó.

―No es necesario disculparse―Le dije― sólo espero que estés preparado para lo que estoy suponiendo. Tal vez pueda ocuparme de esa enorme polla aunque sólo pueda verla a través de tus pantalones.

― ¿Te gustaría verla para ver lo que puede hacer por ti?

― Ohhh… gracias por la franqueza ―Dije y le bajé ligeramente la cremallera del pantalón por debajo de la mesa que compartíamos.

― Me encantaría poner mi boca y mi lengua sobre eso, ¿podemos ir a un lugar con más privacidad? ―Rápidamente se subió la cremallera, me cogió de la mano y me llevó hasta su habitación.

En cuanto se cerró la puerta, me quité los pantalones mientras él me ayudaba a quitarme la blusa. Mis tetas estaban agitadas, porque su polla me había llamado mucho la atención y me puse encima de él justo en medio de la habitación y le chupé los huevos a tope mientras los acariciaba suavemente la polla. Un tirón de mi mano le hizo jadear y gemir con los sonidos más sensuales que he oído anticipando el increíble sexo que estábamos comenzando a tener.

No tardó más de 12 segundos en correrse y su semen salió disparado cayendo todo por mi pelo con la consistencia de un suero de leche blanco y espeso. Había tanto que apenas podía quitármelo mientras él se disculpaba por su falta de resistencia al correrse tan precipitadamente.

Lo arrastré juguetonamente a la ducha, de lo cual disfrutó, y mientras me limpiaba el semen de mi pelo, tuvo otras ideas y me hizo girar enjabonándome el cuerpo, las tetas, el coño y el culo en plena marcha. Sabía que estaba listo otra vez pero quería que fuera más prolongada y le pregunté si era un hombre de culo o de tetas.

― Mmm ―dijo― soy ambas cosas en lo que respecta a ti.

Tus pechos son maravillosos, pero ese tuyo culo está pidiendo que se lo follen ­añadió mientras acercaba su boca a mis mejillas y me mordisqueaba, y luego me daba pequeños mordisquito cariñosos y casi indo loros.

―Ohhh… ―gemí, pero me no dejes ninguna cicatriz, por favor.

Dijo que este iba a ser el mejor sexo que había tenido nunca y empujé mi trasero hacia él mientras me sujetaba con fuerza contra la puerta de la ducha y empezaba a descubrir dónde estaba mi culo.

― Dime cuánto lo deseas.

― Dime que quieres que te folle el culo como nunca antes lo han follado ―requirió mientras me besaba en el cuello.

― Dime cómo quieres que las paredes de tu coño se agarren a mi polla ―añadió y en apenas segundos me tuvo de rodillas anhelando codiciosamente su deliciosamente, blanca y gruesa polla. Le rogué, le lloré, y le supliqué que me lo diera todo.

Disfruté de los siguientes quince o veinte minutos con mi culo siendo follado dentro y fuera de la ducha, retozando salvajemente y mientras me metían muy dentro cada centímetro que tenía para darme.

― Mmm.

Mientras me follaba el culo, sentí que sus manos acariciaban mis suaves y blancas tetas, lo que me produjo un escalofrío. No quería que se detuviera y él tampoco quería que lo hiciera yo después de que empezara a retorcerme al ritmo de su polla.

― ¡Dame! Me encanta tu polla dentro de mi culo, está tan dura…―Mi coño estaba mojándose mientras notaba sus pelotas golpeando mi coño después de que su polla se hundiera de nuevo bien y profundamente.

― ¡Oh, sigue, fóllame, fóllame! ―grité.

― ¿Quieres mi espeso y suave semen en tu culo, en tus tetas o en tu cara? ―preguntó.

― Mmm ―dije― ¡Sí! Dámelo en la tetas y en el vientre para que pueda frotarlo en todo mi cuerpo ¡Es tan erótico!

Se puso a horcajadas sobre mi cara mientras le metía un dedo en el culo y le agarraba la polla, mi lengua le dio una buena chupada de cojones también y podía sentir su excitación.

Él podía apreciar la mía mientras me retorcía y gemía en perfecta ministración de mis chupadas. Yo tenía la clara imagen de él masturbándose y sus gemidos bajos mientras yo le metía los dedos en el culo y le chupaba los huevos.

― ¡Vamos, chico dámelo! ―murmuré, y en pocos segundos lo oí estallar.

― Arrrggg… Aaahhh… Mmm ¡Oh! ¡Sí, sí! ¡Dios, eso sí que es bueno!

Cuando me di cuenta de que se estaba corriendo con fuerza y rapidez, me dejé llevar por la situación y pudimos estar absolutamente juntos, dos personas en plena pasión, capaces de sintonizar uno con el cuerpo del otro y dejar su semen por todas partes. El charco en la cama era evidente y real, al igual que las copiosas cantidades de su semen, que primero salieron disparadas por el aire y aterrizaron en mis tetas y luego se resbalaron hasta mi vientre mientras me frotaba sensual el líquido caliente por todo el cuerpo.

Este fue un día tan apasionado y sexy que nunca lo olvidaré.

Max me ha enseñado todo lo que sé para permitir que mi sexualidad se exprese sin prejuicios, aunque de vez en cuando me folle a otros es él quien se merece todo el mérito de que esté tan en sintonía con mi cuerpo, y como se relaciona con los demás cuerpos. Necesito a Max más que nunca y le hice saber a Chris que podía tomar algunas lecciones de Max y de mí, para tener las más maravillosas y fantásticas experiencias sexuales.

Sally

Otro relato ...




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