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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Perdí la virginidad con mi cuñado
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Hola a todos, me llamo Azucena y ahora tengo veintisiete años. Soy una chica delgada y me considero bonita; tengo una buena estructura corporal con medidas que algunos pudieran decir perfectas. El caso es que quiero compartir con vosotros algunos de los sucesos que me hicieron enamorarme de mi cuñado, el que es el esposo de mi hermana mayor y perder mi virginidad con él.

Mi hermana mayor se había casado y había tenido un hijo; yo había acabado mis estudios y decidí tomarme un tiempo antes de decidir qué hacer. Así qué me fui un tiempo con mi ella para ayudarla con cuidado del bebé que tenía entonces seis meses de edad. Tanto mi hermana como mi cuñado trabajaban por lo que, mi presencia en su casa les era de una buena ayuda.

Mi cuñado es un hombre atractivo, de cuerpo atlético que solía acudir casi diariamente al gimnasio. A mí siempre me había parecido que sus ojos recorrían mi cuerpo devorándolo cada vez que hablaba conmigo. Eso solía provocarme una sensación incómoda, pensaba que de timidez, pero aun así lo ignoré por aquel entonces. Pero más adelante, cuando me fui con ellos, comenzó a sobarme el culo y los senos cada vez que tenía la oportunidad. Así, cada vez que quería tomar al bebé de mis brazos aprovechaba para tocarme los pechos. Eso me producía una extraña sensación de cosquilleo.

Como dormía con el bebé en una habitación contigua a su dormitorio, podía oír con toda claridad cada vez que tenían sexo. Podía escuchar sus sesiones y notaba como mi coño se mojaba y solía dormirme con la fantasía de que algún día alguien me follaría así

Durante el día, cuando no había nadie en casa, solía ir a su habitación para hacer la limpieza y mi cuñado, sabiendo que iría, dejaba a propósito paquetes de condones a la vista. Yo solía cogerlos y mirarlos porque esas fueron las primeras ocasiones que pude ver condones en mi propia mano.

En una ocasión, después de haber finalizado las tareas domésticas y con mi sobrino durmiendo, aproveché para conectar la computadora para navegar un rato por Internet y conectarme al chat para conversar con mis amigas. Sorpresivamente un DVD insertado en la correspondiente unidad comenzó a reproducirse automáticamente. Mi sorpresa fue aún mayor cuando vi que se trataba de una película pornográfica. Sorprendida y asustada apagué rápidamente el aparato.

Después de un tiempo, y solo por curiosidad lo conecté de nuevo. Era la primera vez que veía porno y eso me afectó; notaba mojado el coño y todo mi cuerpo parecía estar como ardiendo. Interpreté que el DVD pornográfico había sido dejado intencionadamente por mi cuñado que sabía que utilizaría la computadora para navegar por la mañana cuando estuviese sola en casa.

Un día, supongo que algo planificado e intencionado, regresó antes a casa de tiempo y me sorprendió viendo en la computadora porno. Sorprendida, asustada y avergonzada le rogué que no diera nada a nadie, especialmente a mi hermana. Me costó convencerlo y después de mucho porfiarle aceptó ocultarlo. De ese día en adelante me volví muy cautelosa y especialmente vergonzosa con él y no fui capaz de hablarle mirándolo a la cara.

Al mes siguiente, un día en medio de la semana, mi hermana se fue al trabajo pero su marido se quedó en casa. Mi hermana me llamó al celular y me informó que era día libre para mi cuñado y que se quedaría en casa. Alrededor de las once de la mañana, después de acabar con mis tareas y mientras veía televisión en el cuarto de estar, mi cuñado se encontraba trabajando con la computadora, y mi sobrino estaba durmiendo en su camita.

Inesperadamente, mi cuñado me llamó desde donde estaba y me hizo sentar en la silla delante de la computadora. Me ordenó que tomara el ratón y buscara y abriera un determinado archivo, de repente un video comenzó a reproducirse. Era un video del primerísimo plano de una polla follando un coño. Cubrí mis ojos de inmediato con las manos, pero mi cuñado insistió en que lo mirase. Cuando volví a mirar de nuevo noté algo que me resultó familiar. Fue entonces cuando me di cuenta de que se trataba del coño de mi hermana el que estaba siendo follado y que precisamente era mi cuñado quien la estaba follando. Los gemidos de mi hermana resultaban muy ruidosos y eso me puso muy cachonda. Notaba como algo se estaba produciendo dentro de mi coño.

Antes de que pudiera reaccionar, las manos de mi cuñado estaban desabrochándome la blusa de par en par la blusa. Con sus manos jugando con mis tetas y cerré mis ojos disfrutando el momento. Luego me plantó un beso en mi hombro desde la espalda y subió a los lóbulos de mis orejas. Yo tenía la piel de gallina por todo el cuerpo por sus caricias. Lentamente apretó mis pechos y pellizcó mis pezones. Para entonces estaba con los senos al aire porque ya me había quitado la blusa y el sostén.

Luego me hizo volverme y me plantó un beso en la frente y luego bajó hacia mis labios. Sus manos estaban sobre mis pantalones que después de un rápido movimiento ya estaban en el suelo alrededor de mis pies. Luego bajó mis bragas y me desnudó completamente frente a él. Me atrajo hacia sí y me abrazó mientras me besaba la cara y sus manos me apretaban las nalgas. Estaba absolutamente bajo su control y dejé todas mis inhibiciones atrás.

Luego comenzó a chuparme las tetas mientras su mano frotaba mi coño y el clítoris. Yo estaba a punto de correrme, y él sabiéndolo, frotó mi clítoris con más vigor e inmediatamente exploté. Se sentó en el suelo y me hizo separar las piernas y ponerme sobre él, luego comenzó a lamer el jugo que manaba desde dentro de mi coño. Yo me encontraba en el séptimo cielo. Durante un largo rato, de varios minutos, me estuvo comiendo el coño y antes de que él decidiera que ya era suficiente me corrí varias veces más. Esto hizo flojear mis piernas y comencé a temblar. Luego se levantó y plantó un beso en mis labios y me dijo que debía devolverle el favor. Luego me hizo sentar sobre la cama y tomó mi mano y la llevó a su entrepierna. Pude sentir la dureza de su pene bajo sus pantalones. Me pidió que lo frotara y dudarlo comencé a hacerlo. Luego me pidió que le bajara los pantalones y al mismo que yo se lo hacía, él se quitó la camiseta y quedamos los dos desnudos. Nunca había visto a un hombre como mi cuñado desnudo. Tomó mi cabeza y la acercó a su polla y me ordenó chupársela, como era la primera vez fui torpe pero mi cuñado dijo que pronto aprendería.

Me hizo ponerme a cuatro y colocarme con el culo a la altura que me indicó, luego, mientras se ponía un condón me preguntó si yo era virgen. Como le dije que si lo era avisó que iría con cuidado pero que quizás me dolería. Yo le pedí que me tomara.

Respiré fuerte cando sentí la polla comenzando a empujar en la entrada de mi coño. Me la introdujo despacio y no sentí ningún dolor, todo lo opuesto y pronto me corrí gimoteando de gusto.

Mi cuñado aún tardó un poco más y yo casi me vuelvo a correr pero no pude, él me cogió del pelo que llevo largo y dio como un rugido ronco antes de empujar muy fuerte dentro de mi coño y quedarse quieto muy tieso.

Luego me empujó hacia delante y nos acostamos en la cama a descansar hasta que mi sobrino despertó y acudí a atenderlo. Le di la comidita y le limpie y cambié la ropita ante la mirada lujuriosa de mi cuñado.

Después nos regresamos a la cama y volvimos a hacerlo pero esta vez me hizo poner boca arriba con las piernas bien separadas. Esta vez me corrí dos veces antes de que él se corriera la suya con el mismo ruido de la vez anterior.

Cuando acabamos me ordenó bañarme y me dijo que si no quería que mi hermana se enterara de nada tendríamos que repetir aquello más veces.

Azucena.

Otro relato ...




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