Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Soñé con Q en el cine
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Soñé que estábamos tomando un café en un centro comercial, cerca de unos cines y a mitad del café me preguntaste si me gustaría ir al cine. Y sin más estábamos en el cine, sentados en la sala, una sala enorme, con poca gente en ella. Nos sentamos casi al final, donde había más oscuridad y menos gente.

La película era un thriller, entre intriga y miedo, por lo que debíamos poner los cinco sentidos en la película para no perder detalle.

Ya en el tráiler posaste tu mano en mi muslo y empezaste a acariciarme arriba abajo. En seguida mi erección era evidente, lo notaste me sonreíste pero no hiciste nada. Simplemente me miraste y con un movimiento muy sutil pusiste las piernas de tal manera que tu falda holgada subió un poco.

Posé mi mano en tu muslo y empecé a subirla y a bajarla por tu pierna. Cada vez que subía más mi mano pasando por la cara interna de tu muslo hasta rozar tu tanga, eso te excitaba y me invitaste a más abriendo las piernas. Así que deje tu muslo para directamente con una mano apartar tu tanga y jugar un poco con tu clítoris. Empezaste de nuevo a acariciar el bulto que tenía en el pantalón. Nos miramos, y sin decir nada nos empezamos a devorar la boca, los besos iban y venían, nuestras lenguas se entrelazaban sin parar.

Agarrándome por la nuca me invitaste a dejarme caer al suelo, me puse delante de ti. Abriste más aun tus piernas, levantaste la falda para hacerme entrar en la cueva para comer todo tu húmedo coño. No podía de lamer y succionar todos los jugos que por él salía, estaba excitadísimo, y por tu manera de apretarme la cabeza contra tu coño diría que tú también.

Mientras metía dos o tres dedos dentro de ti, mi lengua y mis labios jugaban con tu clítoris, lamiendo, succionándolo sin parar. Hasta que un ruido extraño hizo que tuviésemos de nuevo que sentarnos y acomodarnos. Al ver que el ruido provenía de la película, tu mano empezó a desabrocharme el pantalón. Acaricias mi polla y mis huevos metiendo tu mano dentro del agujero del bóxer y vuelves a besarme, para susurrarme al oído ― Relájate y disfruta de la película.

Te inclinas y llevas tu boca a mi polla ya sacada del bóxer y lo que empieza ahí es una de las mejores mamadas que he recibido nunca, o por lo menos tampoco nunca en mis sueños. Juegas con la punta, te la metes entera, succionas mis huevos. Al poco rato te digo que me voy a correr así que dejas de hacerme la mamada, te sientas bien en tu asiento y te quitas el tanga.

Mis ojos como platos no pueden dejar de mirarte, ese pequeño periodo de tiempo hace que mis ganas de correrme hayan desaparecido y tú lo sabes, así que te levantas, miras bien la sala, y ves que detrás nuestro no hay nadie, solo tenemos a gente por delante, unas tres o cuatro filas más a delante.

Te pones en frente mío dándome la espalda, agarras la polla con tu mano y empiezas a frotarla por tu coño. Hasta que de golpe te sientas sobre ella. Mis manos te desabrochan la blusa que llevas y buscan las tetas, pellizco los pezones, te muerdo la espalda y el cuello mientras tú no dejas de cabalgarme.

Ahí me corrí e hizo que me despertase y no supe jamás como acaba el sueño, una lástima porque en lo mejor siempre me corro y me despierto.

En otros sueños me ha pasado lo mismo, no aguanto como para saber qué pasaría al final y al correrme me despierto siempre y cuando concilio el sueño de nuevo ―después de limpiar un poco el estropicio generado― no retomo el mismo sueño.

J.

 

Encuentros con Q.

Estos son los relatos de los encuentros, imaginarios, ciertos, posibles o futuros, de algunos de nuestros amigos con la excitante Q.

Ir a la historia prohibida




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.