Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Viaje en autobús
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Quiero contarles una historia verdadera, que llevo hasta la fecha solo Q en secreto. Sucedió hace diez años, exactamente en el mes de JUNIO del año 2007, en Venezuela.

Tenía apenas un año de casado y aun quería seguir viviendo mi vida de libertinaje, pues para eso momentos me compartía con cuatro mujeres, no soy un don Juan ni nada por el estilo pero nunca me ha faltado una mujer, pues según ellas tengo algo de guaguancó y mujer que agarro mujer que pego. Soy un negro corpulento, mido un metro y setenta y seis centímetros, ojos marrones cabello negro liso, y tengo una dotación bien gruesa.

Bueno les cuento, esperaba el bus que se dirige a la Ciudad Capital, ya eran pasada la una de la madrugada y el bus aun no llegada, a cada minuto observaba mi reloj hasta que por fin llegó. Me encontraba angustiado pues podía llegar tarde a mi trabajo. Se abrió la puerta y abordé el mismo, pregunté por qué pasaba tan tarde y el conductor me dijo que venía con fallas mecánicas. Caminé por el pasillo y vi que traía pocos pasajeros, me dirigí al último puesto que aquí llamamos la cocina por que casualmente los asientos están casi encima del motor y el vapor que se genera en esa zona siempre hay calor. Allí estaba una mujer entre dormida y despierta y cuando me senté levantó su cabeza, me observó de arriba abajo y me preguntó la hora; yo respondí rápidamente ―es pasada la 1una de la madrugada ― y me senté al otro extremo del asiento sin decir más palabras.

La visibilidad estaba prácticamente en cero, no podía ver nada, era una boca de lobo, solo se iluminaba cuando pasaba un vehículo en sentido contrario. Yo aprovechaba ese preciso momento para ver a mi compañera de asiento. Era una ángel de piel canela, una cabellera larga de color negro, silueta de sirena y lo que más me excitaba era que tenía abundante bellitos en sus antebrazos. Como el bus venía con fallas el conductor apagó el aire acondicionado lo que originó más calor. Ella se había quitado la blusa que traía y solo quedó en sostén. Yo no dejaba de mirar esas hermosas tetas, que estaban que se salían de ese brasier, hasta que en una oportunidad se dio cuenta que yo la buceaba; ella con una dulce voz me preguntó ―¿Por qué me  estás viendo, acaso eres un buzo?

Yo respondí ―no, no soy ningún buzo, solo te miro porque eres un ángel y no sé cuándo te volveré a ver,―lo que ocasionó que sonriera.

Le pregunté su nombre y me dijo ―solo llámame nena.

Entablamos una conversación de casi una hora, y ya me estaba dando mucho sueño dejé de hablar y pasados cinco minutos todo estaba en silencio. Solo se escuchaba el ruido del motor cuando de pronto la mano de ella la tenía en mi pantalón, mi corazón comenzó a latir fuertemente, no sé si era intencional o si ella se había quedado dormida y fue por efecto del movimiento del bus. Me quedé sin hacer nada luego me decidí le tomé su mano y la llevé hasta mi paquete, que ya estaba súper duro, quería romper el pantalón, pues mi miembro es un regalo del todopoderoso, mi herramienta es negra y gruesa. Con un arte la sacó de mi pantalón y la agarró con sus dos manos y comenzó a chuparme. Como no habría mucho la boca me estaba lastimando pero no dije nada y aguanté. Ella se dio cuenta que tenía que abrir más su boca, y mejoró en su trabajo, estaba haciéndome una buena succión. Estaba a punto de acabar cuando y la detuve e hice que parara. Le quise quitar el sostén y no permitió. Ella traía puesto una licra negra y se la bajó a la rodilla, inmediatamente toqué su cuca, y estaba súper lubricada. Tenía abundante vello púbico,; eso me puso a mil, pues me enloquecen las cucas peludas. Se sentó sobre mí y mi miembro tuvo dificultad para entrar en su velluda y lubricada vulva, pues estaba casi cero kilómetros, tenía poco uso. Así que la agarré por los hombros y con fuerza la senté en mi miembro que soltó un grito ―¡Ay! coño me duele.

Hice caso omiso y comencé a darle duro, al cabo de pocos segundos comenzó a gemir y pedir más, ella tuvo varios orgasmos, estaba empapada de sudor pues ella se movía como loca, cuando se detuvo le dije ahora me toca a mí; le di dos embestidas y allí mismo salió un gran chorro de leche de mi miembro, me dijo ―no lo saques.

Esperamos un buen tiempo así, hasta que ella se bajó, sacó una tela de algodón y me limpió. Yo tenía todo el pantalón lleno de sus flujos vaginales a lo que no me importo. Al poco tiempo llegaba a mi destino y me tocó bajarme del bus, le pedí su número telefónico y quedamos en vernos en otra oportunidad. Luego les cuento.

Anónimo

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.