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La Página de Bedri
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Era un largo tramo de autopista, atravesando kilómetros y kilómetros de la nada, sin un edificio o carretera, solo extensas zonas de vegetación reseca salpicadas por escasos y ralos arbustos. Carmela abandonó la autopista para repostar gasolina en cuanto alcanzó la siguiente área de servicio. La gasolinera estaba justo en la rampa de salida donde un desvanecido letrero indicaba la distancia a la más próxima localidad. Al descender del coche al lado del surtidor sintió el golpe del aire caliente y seco. Cuando salía e pagar el combustible se fijó en una pareja joven que discutía acaloradamente al lado de una desvenjecida furgoneta. El chico fuera de sí, abrió la portezuela y sacó una bolsa que arrojó al suelo a los pies de la chica. Después se subió al vehículo y arranco gritando por la ventanilla mientras se alejaba dejando a la chica en tierra envuelta en una nube de polvo.

―¡Adiós puta! ―fue lo que Carmela pudo entender.

Mientras Carmela se acomodaba el cinturón vio que la chica se dirigía arrastrando la mochila en dirección hacia la puerta de la gasolinera y sentándose en un viejo banco. Le dio pena y reaccionó asomándose a la ventanilla.

―¿Estás bien cariño? ―le preguntó a la chica,

―Si claro, estaré bien ―respondió la muchacha.

Se despidió de la chica sin dejar de mirarla mientras buscaba la llave del contacto. Esa última mirada le mostró una joven vestida con pantalones cortos y una camiseta desgastada, parecía estar cansada, sucia, cansada y sudorosa. A Carmela le pareció que tenía un aspecto miserable así que movió el coche para estacionarlo a la sombra y entró en la gasolinera donde compró una botella de agua fresca y un sándwich que ofreció a la joven― parece que te vendría un poco bien esto.

―¡Oh gracias! ―le dijo la chica mirándola con ojos agradecidos―pero no era necesario.

―¿Estás segura que estás bien?

Carmela estiró una mano ―Soy Carmela. ¿Estás segura de que estás bien?.

―No lo sé, supongo que si ―dijo la chica mirando al suelo.

―¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? Puedo llevarte a algún sitio si quieres.

―No es necesario, tomaré el próximo autobús.

―No pasa ninguno por aquí ―dijo el empelado de la gasolinera que se había asomado a ver que sucedía.

―Iré andando al pueblo más cercano y lo tomaré allí.

―La parada de autobús más próxima está en un pueblo a quince kilómetros y con este calor…―aclaró el gasolinero sin completar la frase porque no era necesario.

―Bueno, no puedes quedarte aquí, déjame que te lleve, no tengo prisa y viajar acompañada es más agradable.

―Es usted muy amable pero no sabe nada de mi ―dijo tímidamente la chica.

―Hola soy Carmela ― volvió a repetir alargando la mano para saludar.

―Muchas gracias pero no es necesario, me las apañaré.

―No quiero insistir.

―Soy Loli ―acabó por decir la chica.

―Te dejaré donde quieras ―dijo Carmela mientras se colocaban los cinturones de seguridad.

Carmela puso al máximo el aire acondicionado para combatir el intenso calor que se había introducido en el coche mientras hablaban en la carretera. El frío hizo que los pezones de ambas se marcaran bajo la ropa, los de la chica sin sujetador bajo la camiseta y lo de Carmela en su sujetador de fino encaje.

Rápidamente entablaron conversación y Loli no tardó en explicarle a Carmela que sus padres hacía tiempo que se habían divorciado y que no podía recurrir a ninguno así que como necesitaba dinero se mudaba de ciudad para buscar trabajo. También dijo que su novio era un imbécil.

― Supongo que soy mejor que él, pero no estoy segura si va a ser algo bueno ―confesó la chica que parecía sentirse liberada en la confesión. Carmela escuchaba atentamente dejando que la chica hablara y se desahogara. Luego le contó a Loli que había padecido algo similar con su ex marido y que al final se habían divorciado de forma amistosa.

― Al final, nos separamos como amigos, dándonos cuenta de que sólo habíamos madurado porque nos habíamos casado demasiado jóvenes. ― Le contó.

Carmela se dio cuenta que Loli parecía cansada.

―¿Cuánto tiempo hace que no descansas como Dios manda? ―preguntó la mujer al darse cuenta de que la chica se adormecía en el asiento.

―Anoche dormí en la furgoneta, no tengo casi dinero.

―Eso no es problema ―tranquilizó Carmela.

Loli quiso resistirse pero la idea de dormir una noche en una cama de una habitación con aire acondicionado era demasiado sugerente. Sin embargo tenía casi no dinero y no quería que una desconocida a la que acababa de conocer le pagara el hotel.

―Y por el dinero no te preocupes, irá en la cuenta de gastos de la empresa ―aclaró Carmela― estoy en viaje de trabajo.

―Sería una carga para ti ―alegó la chica.

―Y no aceptó un no por respuesta ―concluyó Carmela con una agradable sonrisa.

Loli se sintió aliviada por esa aclaración, pocas cosas le apetecían más que una ducha.

―Muchas gracias Carmela, acepto tu invitación y mañana tomaré un autobús.

―Como quieras cariño ―respondió satisfecha Carmela en un tono casi maternal.

Se detuvieron en un área de servicio de la autopista donde había un hotel para los camioneros y demás viajeros que circulaban por aquella vía. No era lujoso pero si limpio y relativamente cómodo. Después de una breve cena cogieron unas cervezas y se retiraron a acostarse. Una espaciosa habitación con dos camas individuales. A Loli le llamó la atención a forma como Carmela bebía la cerveza a tragos largos. Sin embargo su preocupación era que se pondría esa noche para dormir, con su novio siempre había dormido desnuda.

―Puedes ducharte la primera si quieres pero antes tengo que hacer pis ―dijo Carmela riendo.

Carmela pasó al baño dejando la puerta abierta. Mientras tanto Loli buscó en su mochila algo de ropa para ponerse Sacó unas bragas limpias y una larga camiseta que le serviría de camisón. También un pantaloncito limpio para usar hasta la hora de acostarse. Cuando su compañera salió entró a duchar disfrutando largo tiempo del chorro de agua tibia.

Mientras tanto Carmela reorganizó su maleta, cambió algunas cosas poniendo en el fondo sus juguetes sexuales, le parecía que la joven podría sorprenderse si los viera. También buscó algo de ropa limpia para ponerse después de la ducha colocándola sobre la cama y retomando su cerveza. Mientras tomaba un trago pensó que esta noche no podría utilizar los juguetes y que solo podría darse una satisfacción rápida mientras se duchaba. Luego se acostó sobre la cama para buscar un poco de relax.

En el baño, Loli se enjabonaba, sus manos jabonosas subían y bajaban por su estómago, sobre sus pechos, entre sus piernas. Eso hizo que la necesidad de limpieza fuera sustituida por algo que desde la adolescencia no había vuelto a hacer. Sus manos se movían suavemente por su cuerpo, enredándose entre los suaves rizos del pubis y el dedo deslizándose suavemente entre los pliegues en busca del clítoris. Mientras la yema de su dedo medio acariciaba delicadamente su clítoris intentaba evocar las recientes imágenes de su novio con su dura polla entrando como su dedo entre los pliegas de su coñito. Pero no pudo, eran otras las imágenes que le inquietaban, se veía abrazándose a Carmela y besándose mientras juntaban sus pechos y sus manos buscaban sus coños. Loli inquieta y sorprendida se preguntaba de donde le podrían venir esas imágenes. Había tenido fantasías con mujeres pero el único sexo que había practicado había sido con un hombre. No tenía experiencia y tampoco podría afirmar si Carmela sería lesbiana o simplemente bisexual. Rio para si mientras cerraba el grifo y pensaba que si Carmela fuera lesbiana sería genial porque era realmente atractiva. También recordó la incapacidad de su novio de comerle el coño de forma satisfactoria, se la metía bien pero nada más pese a sus esfuerzos a que aprendiera. En esos pensamientos sintió que sus pezones iban a estallar, y su coño ardía. Se preguntó qué estaría haciendo su compañera en la habitación y cómo sería desnuda. Se preguntó también si estaría depilada o si tendría un el vello del mismo color pajizo de su cabello. Sabía que tenía buenas tetas y que sus pezones eran de tamaño medio como había notado en el coche. Se preguntó si Carmela también se acariciaría el clítoris suavemente. Se imaginó la cabeza de Carmela entre sus piernas y su lengua en su clítoris. Llevó sus manos a las tetas y una de ellas bajó buscando en su coño e introduciendo un dedo en su vagina. Su respiración se aceleró mientras se balanceaba al ritmo que se acariciaba y se mordía el labio. Pensó en sus dedos enrollados en la melena rubia de Carmela y aceleró el ritmo de su dedo sobre su hinchado clítoris. Soltó un chillido mientras su orgasmo estallaba en oleadas de intenso placer. Loli sonrió suavemente, para sí misma, mientras se lavaba ―Ha estado bien se dijo.

Mientras, Carmela permanecía inmóvil sobre la cama, se sentía bien y relajada. Pensó que Loli estaba disfrutando de la ducha. Pensó también que la vieja furgoneta no tendría aire acondicionado y lo mal que lo habría pasado durmiendo allí. Oyó la ducha parar y sus pensamientos fueron para la joven desnuda y mojada con el largo cabello rubio mojado y pegado a su espalda. Se incorporó sorprendida preguntándose de done habría surgido aquella idea. Le gustaba Loli, le parecía atractiva pero una única y breve relación con una mujer no la hacía considerarse lesbiana. Hacía muchos años había tenido una relación con Julita que había sido dulce, amable y comprensiva y que le había proporcionado una experiencia que de otra forma no tendría. Sin embargo, todas las demás relaciones fueron con hombres. Fueron varios los que se convirtieron en su pareja. Sin embargo recordó que fue con Julita con quien había tenido mejores orgasmos.

―Quizás seas bisexual Carmelita y no lo sepas―dijo para sí recordando que pensaba enchicas cuando utilizaba sus juguetitos.

―Soy como soy ―rio sacudiendo la cabeza reconociéndose feliz pensando también que quizás solo fuera un mal momento aunque también que podría fantasear con cualquier chica.

―¿Te sientes mejor ahora? ―dijo Carmela al salir Loli del baño cubierta por una toalla alrededor del cuerpo y otra enrollada en el pelo.

―Si, genial

―¿Has tenido una buena ducha?

Loli se sonrojó antes de decir ―fantástica. Luego le agradeció a Carmela sus atenciones y que no sabría cómo pagárselo.

― No hay de qué cariño, me gusta poder ayudar.

Luego se levantó y se fue al baño mientras decía con una hermosa sonrisa ―Mi turno de ducha.

Loli sintió como sus mejillas re arrebolaban al imaginar a Carmela en la ducha haciendo lo mismo que ella había hecho. Se quitó las toallas para vestirse cuando sorpresivamente Carmela salió desnuda del baño, había olvidado su ropa para cambiarse. Loli rio nerviosa al verla.

―Uuuupppsss ―se acusó Carmela.

Loli pensó que quizás la mujer estuviera tan caliente como ella lo había estado pero lo acachó a su imaginación. Carmela volvió al baño y Loli tomó del refrigerador del mueble bar una de las cervezas y oyó al agua volver a correr. Otra vez se vuelve a abrir la puerta y la cabeza de Carmela aparece por el hueco y Loli tiene una excelente visión del atractivo cuerpo de la mujer.

―Si te apetece podemos encargar algo más para comer o beber si nos apetece durante l anoche ―dice Carmela.

―Como quieras ―responde la joven.

Al cerrar la puerta Carmela pensó que la chica desnuda niña tenía un cuerpo con ella, pechos firmes, altos, culo lindo, y que el recortado vello del pubis es del mismo color que su cabellera. Se giró sobre si para mirarse en el espejo y confirmó que su culo sigue siendo firme y prieto ― un buen culo ― se dijo dándose un cachete en una nalga. Pasó la mano por su vulva y notó que algún pelo pinchaba, así que sacó la maquinilla de su neceser y se fue a la ducha con ella rasurándose con cuidado. Mientras se rasuraba se detuvo sobre cada parte de su cuerpo, deteniéndose a acariciar las partes más sensibles. La maquinilla de afeitar había eliminado cualquier rastro de vello en sus labios vaginales proporcionándole una agradable suavidad. Las piernas y las axilas quedaron bien.

Mientas se enjuagaba los últimos pelillos sus dedos se enredaron en alrededor de su clítoris que se iba hinchando y haciéndole notar un hormigueo. Se daba placer a si misma con la habilidad que le daba la práctica y la urgencia de la excitación que se había producido con sus pensamientos anteriores. Allí estaba, bajo el chorro de la ducha con el pulgar acariciando el clítoris y varios de dos dentro de su vagina. La otra mano abandonó las caricias al pecho para introducir primero un dedo y luego otro en el ano aumentando la carga sensorial y llevándola rápidamente al borde del orgasmo. Había sido su ex marido quien la había iniciado en esa práctica de disfrutar por ambos lados al introducir un dedo en sui culo cando hacían el amor. Gimió suavemente estremeciéndose en su intento de guardar silencio con el orgasmo cada vez más cercano. Primero fue una sueva oleada de cálidas sensaciones, después fue una intensa serie de estremecimientos que la hacían temblar. Sus manos se movían frenéticas buscando lo más profundo de su ser mientras una tercera oleada de intenso placer le provocaba pequeños chillidos ahogados por el ruido del agua. Noto el intenso placer que el orgasmo acumulaba en su cuerpo y poco a poco fue reduciendo la velocidad de sus manos hasta que se calmó. Su cuerpo hormigueó mientras se lavaba con las piernas aún temblorosas. La masturbación era su única puerta al sexo.

Salió del baño y abrió una nueva botella de cerveza y se relajó tumbaba sobre la cama cubierta con la toalla de baño. Loli se fijó en ella, a cara lavada y sin maquillaje le parecía más atractiva.

Unos folletos sobre la mesa de la habitación llamaron la atención de Carmela, entre ellos la guía de servicios del establecimiento, la tomó y tras una rápida ojeada dijo ―¡Vaya! Este hotel tiene una bañera de hidromasaje al lado de la piscina ―y mirando al Lodi continuó― es lo mejor después de una larga y sudorosa jornada en la carretera.

―Nunca he estado en una bañera de esas ―dijo Loli.

―Te va a encantar ¿tienes un traje de baño?―le animó Carmela.

―Tengo uno viejo en la mochila.

Apuraron las cervezas y buscaron sus bañadores. Carmela tuvo cuidado de que sus juguetes sexuales del fondo de la maleta justo debajo del traje de baño no quedaran a la vista. Loli se fue al baño a cambiarse pero salió demasiado pronto y cogió a Carmela subiéndoselo.

―Demasiado tiempo sin ir al gimnasio ―se disculpó mientras se fijaba que el bikini de Loli le quedaba muy justo.

Cuando llegaron a la bañera estaba vacía, la mayoría de los huéspedes estaban en la cena o acostados. Carmela se introdujo rápidamente pero Loli lo hizo con lentitud, sin saber qué sucedería entre tanta espuma y burbujas.

―¡Guau! es genial ―exclamó agradablemente sorprendida.

Carmela se recostó y entrecerró los ojos. Loli se sentó y lentamente se fue recostando rodeada por chorros de agua que le llegaban de todas direcciones. Inadvertidamente un chorro golpeaba contra sus muslos, miró y vio que la espuma no dejaría ver anda así que los separó y el chorro le llegaba directo al coño. Se encontraba flotando en una nube celestial con corros de agua acariciándole todo el cuerpo y uno directo a su coño.

―¿Te gusta? ―la pregunta de Carmela la sobresaltó.

Loli rió un poco avergonzada sospechando que su amiga sabía que estaba sucediendo.

Ambas mujeres se dejaron llevar por las sensaciones del agua tibia masajeando sus cuerpos. A Loli le encantaba aquel chorro burbujeante entre las piernas y pronto se encontró flotando al borde del orgasmo. Abrió los ojos y la expresión de Carmela la hizo intuir que también disfrutaba de aquellos chorros. Quiso moverse para buscar una posición donde los chorros fueran más intensos o más directos pero inesperadamente los motores se apagaron.

―¡Oh no! ―exclamó casi haciendo puchero Loli que pidió más.

―No es buena idean te relaja mucho los músculos y te convierte el cuerpo en una especia de masa amorfa sin energía ―dijo Carmela

Al levantarse para salir los brillantes pechos de Loli llamaron la atención de Carmela. El demasiado apretado tejido marcaba los pezones. Se secaron antes de ir a la habitación y se prepararon para dormir. Carmela se puso su camisón de satén de color verde y unas pequeñas braguitas a juego. Loli se puso la camiseta larga y las bragas blancas que había seleccionado. Le preocupó que la camiseta no fuera lo suficientemente larga y se le pudiera ver algo a través de las finas bragas.

Se acostaron cada una en su cama y encendieron la televisión. El cansancio de Loli había desaparecido como si el hidromasaje le hubiera recargado las baterías. Una rápida y disimulada mirada a su compañera que le pareció muy hermosa con aquel camisón.

Loli tomo el mando y comenzó a pasar los canales porque la programación no convencía a ninguna. Al final de la lista apareció un canal para adultos. La escena de ese momento movió a la risa a ambas mujeres.

―¿Quieres verlo? ―preguntó Carmela

―No sé, solo si tú quieres ―contestó Loli ruborizándose.

Apagaron la luz y se acomodaron riéndose en algunas escenas y haciendo comentarios divertidos. El ambiente era de total relajación y camaradería en la habitación. A Carmela le pareció que Loli prestaba atención a la pantalla pero no se dio cuenta de las miradas furtivas que le dirigía.

En la pantalla dos mujeres iniciaban una escena de sexo y Loli comenzó a acariciarse el clítoris bajo las sábanas. No podía creer lo que estaba haciendo. Estaba en una habitación viendo porno con una mujer que acababa de conocer. Se alegró de haber apagado las luces y así Carmela no vería sus mejillas encendidas. Observó las mujeres de la pantalla, como una chupaba con avidez los pezones de las tetas de silicona de la otra mujer. Noto como sus pezones se endurecían y crecían bajo la camiseta. Notó la humedad del coño en sus dedos y le empezó a preocupar que la humedad de sus bragas se hiciera visible. De repente le asaltó el pensamiento que ver pornografía con una desconocida no era la mejor idea que había tenido.

Mientras, Carmela luchaba contra el impulso de no retorcerse, el coño le ardía y los pezones le dolían de lo hinchados que estaban. Pensó que de seguir así tendría que tomar otra ducha para aliviar la tensión sexual.

En l apantalla ya había cambiado la escena y ahora mostraba a un hombre con un gran pene y una chica que se le metí a en la boca con codicia y luego él le metía la cara entre las nalgas. Carmela vio a Loli arrugar la nariz en señal de desagrado.

―Uf que manera de desaprovecharlo ¿Lo has hecho así Carmela?―rio Loli.

―Noooooo, hay lugares mucho mejores para ponerla la boca―asintió Carmela riéndose también.

Cuando la película acabó ambas mujeres comentaron la película coincidiendo que a los hombres les habían hecho algún truco para aumentarles el tamaño del pene y. que la mayoría de las mujeres tenían tetas falsas.

―No son como tú que tienes una figura envidiable―dijo tímidamente Loli,

―Realmente opino que la tuya es mejor ―dijo ruborizada Carmela.

―¿Oh no? Yo no.

―Tienes pezones perfectos―apuntó Carmela.

―Muchas gracias pero ye he visto desnuda y tienes una estupenda figura,.

―Ya tengo treinta y cinco años ―alegó Carmela.

―Eso es todavía ser joven. Yo tengo veintiún años.

―Te queda mucha vida por delante.

―Oye, estamos las dos hablando una de otra como de mujeres extraordinariamente hermosas.

―Lo siento, no lo pude resistir ―rio Carmela que propuso―¿Otra película?.

Luego le dio apuro la propuesta. Loli dudo, realmente quería ver más pero no sabría si sería capaz de soportarlo, estaba muy caliente e incluso el asqueroso de su novio sería bienvenido en ese momento.

―No sé pero si tú quieres…―le respondió a su amiga.

―Si estás cansada podemos dormir―propuso Carmela.

― Estoy cansada pero no cansada, si quieres ver otra no hay inconveniente salvo que la cerveza me hace efecto y he de ir a orinar.

Loli se fue al baño y al incorporarse se le subió la camiseta, Carmela observó disimuladamente lo que le parecía bonito culo y estuvo tentada de decírselo pero se contuvo. En el baño Loli se miró en el espejo antes de sentarse. Sintió disgusto al ver la mancha de humedad en el frente de sus braguitas, sabía que la camiseta era demasiado corta para ocultarla. Mientras orinaba decidió que lo mejor era no hacer nada y si Carmela lo notaba reconocer que la película la había excitado. Cuando salió del baño Carmela que estaba esperando sentada sobre su cama se levantó y corrió―Mi turno ―dijo.

Carmela entró en el baño cerrándola puerta, se apoyó en el lavabo esperando retomar el control de su cuerpo. La sensación de satén del camisón en sus pezones la estaba volviendo loca y tenía empapadas las bragas, se sentó y orinó y se tranquilizó pensando que con la luz apagada su compañera no lo notaría. Al salir del baño se encontró a Loli desolada porque había derramado la cerveza sobre si y sobre su cama e intentó disculparse.

―No pasa nada, no se llora por la cerveza derramada―le reprendió suavemente Carmela que no parecía enojada.

―Tendré que pedir sábanas limpias ―dijo Loli.

―En lugar de eso podemos compartir cama―propuso Carmela aunque en su estado no sabía si era buena idea.

Loli contuvo el aliento, era demasiado inexperta y estaba asustada temiendo que le hicieran pagar las sábanas. También estaba preocupada por parecer estúpida o intentar tener sexo con Carmela por no poder controlar sus impulsos. Lo valoró y pensó que podría controlarse.

―Pero no quiero molestarte ―se disculpó Loli.

―Solo me molesta que me empapen de cerveza.

Ambas rieron y Loli hizo un espectáculo de baile como una stripper, y sin pensarlo hasta tiró de sus pezones. Carmela lanzó una mirada hacia abajo y su mirada se iluminó al ver la entrepierna empapada de las bragas de Loli que rápidamente apartó las sabanas para acostase al lado de Carmela que estaba casi temblando. En la oscuridad Loli se sentía ruborizar mientras ambas veían la televisión. Loli miraba a Carmela cuando está dice ―se ha acabado la película voy a apagar el televisor.

Loli pensó que estaría bien que la pudiera apagar también a ella porque notaba un río correr entre sus piernas.

Ya en la oscuridad Carmela dio suavemente las buenas noches a la chica.

―¿Y el beso de buenas noches? ―provocó Loli.

La cerveza había hecho también el efecto de desinhibirlas.

―No hay nada como una noche de besos ―dijo Carmela acomodándose y rozando a Loli por debajo de las sábanas. Loli se movió y riendo dijo ―¿Quieres jugar a verdad o mentira?

―Vale.

Loli dudaba que pedirle cuando Carmela se disparó ― Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo.

―¿Qué… aquí? ― preguntó Loli aturdida.

―Claro ¿No te atreves? Yo he cumplido y te he dicho la verdad ―dijo Carmela riendo y temblorosa.

―No sé qué hacer ―alegó la chica. Carmela le interesaba y si tenía que hacerlo lo haría así que se acurrucó bajo las sábanas. Carmela se quitó las bragas y las arrojó lejos de la cama. Loli dejó escapar un grito ahogado cuando los dedos de Carmela acariciaron su pubis.

―Me encanta ―dijo Carmela

― Nunca lo he hecho así antes, con alguien…

―Sé a qué te refieres.

Loli se puso rígida, respirando hondo y tembló cuando la mano de Carmela le acarició su suave y húmedo coño frotándolo suavemente. Carmela busco sus labios que se fundieron mientras Loli separaba las piernas ofreciéndose con pasión. Carmela aumento la velocidad e intensidad de sus caricias y comenzó a mordisquear el cuello de la joven que no tardó en empezar a gemir en voz baja. Deseó fervientemente que aquello no fuera sólo afecto de la cerveza. Mientras la acariciaba Carmela fue notando el aumento en la humedad de Loli hasta que las piernas de Loli se abrieron de par en par, las dos estaban enredadas una en la otra. La boca de Carmela bajó besando hasta que encontró un pecho que lentamente, cubriéndolo poco a poco. Su boca ardía y le hacía cosquilla en el pezón a Loli con una succión suave. La lengua de Carmela dio varias vueltas alrededor del pezón duro y con los labios fruncidos, ella succionó suavemente. Loli comenzó a temblar y se arqueó, empujando su pezón a la boca de Carmela. Los dedos de Carmela se hicieron más profundos y el dedo de Loli comenzó a empujar con más fuerza el hinchado clítoris de Carmela que gimió en voz alta y besó a la muchacha con fuerza, gimiendo con ella. Sus besos fueron perdiendo intensidad mientras sus dedos se introducían rítmicamente en la vagina de la chica y el dedo de esta frotaba su suave, sedoso y resbaladizo clítoris que pronto capturaron dos dedos de Loli que se adentraron entre los labios de su vulva enterrándose hasta los nudillos con un rápido movimiento. Carmela jadeó de placer mientras se sentía llena y empezó a temblar. La espalda de Loli se arqueó y mordió suavemente el labio de Carmela, gimiendo, perdido entre la pasión y el placer. El orgasmo se estrelló contra Loli cuyo cuerpo temblaba como en un terremoto de pasión. Las caderas y el culo de Loli rebotaron arriba y abajo en la cama mientras sus dedos seguían entrando y saliendo de Carmela cuyos gemidos competían con los de la joven. Carmela notó la llegada de su propio orgasmo reprimiendo un grito y gimiendo fuerte besaba a Loli con fuerza. Loli podía sentir que el coño de la mujer se apretaba y apretaba sus dedos tan fuerte que casi los obligaba a salir y un jugo caliente le cubría la mano. Carmela temblaba con su cuerpo fuera de control y se estremeció apretada contra Loli. Los espasmos de su cuerpo anunciaban el clímax con su coño goteando.

Ambas mujeres se abrazaron temblando y se quedaron besándose y amándose. Las manos hora más tranquilas y más suaves acariciaban los cuerpos en la oscuridad. Besos cariñosos y tiernos, suaves susurros, pequeños gemidos, manos suaves sobre la piel sensible. Loli sacó el pequeño camisón de Carmela retirando lo único que todavía se interponía entre sus pieles. Carne con carne se abrazaban desnudas besándose labios, orejas, cuellos, Sus piernas volvieron a abrirse y los dos coños, húmedos y calientes comenzaron a presionarse uno al otro. Loli empezó a moverse adelante y atrás, arriba y abajo. Carmela gimió y respondió. Loli besó el cuello de Carmela, mordisqueándolo delicadamente y movió más besando su hombro. El cuerpo de Carmela respondía ardiendo en deseo. Loli, encontró el duro pezón y lo succionó con avidez. Sus dedos encontraron el otro gemelo y lo pellizcaron suavemente mientras su lengua giraba en torno al tenso pezón de Carmela. Loli temblaba mientras besaba más y más. Carmela se movió y rápidamente la boca de Loli estaba en su sexo. Loli se había trasformado en una mujer hambrienta de sexo y devoró ansiosamente el coño de la mujer. Loli se mostraba inexperta pero increíblemente buena, Carmela la estaba empapando mientras la chica más joven la lamía y le introducía la lengua entre los labios de su vulva. Carmela gimió fuerte y se arqueó empujando su coño duro en la boca de la chica. Sus manos se enredaron en el cabello de Loli tirando suavemente para dirigir a la chica. Las manos de Loli se deslizaron a lo largo del cuerpo de Carmela, encontrando sus pezones que apretó haciendo que la mujer temblara y gimiera más fuerte. Carmela balanceaba su cuerpo frotándose contra la cara e Loli que se sentía ahogada por el coño. Casi llorando de placer Carmela llegó al clímax que la poseyó con intensidad. Una y otra vez su cuerpo se estremeció y se estremeció, tembló y tembló. Sus piernas cerradas alrededor de la cabeza de Loli, sus caderas rebotando. A Loli le encantó , el mojado coño de Carmela en su boca la estaba haciendo temblar. Loli quería hundir sus dedos en su propio agujero húmedo y tomarse a sí misma. Carmela bajó de su cuerpo al fin, con el cuerpo crispado gimiendo y lloriqueando.

― Oh, Dios, Loli... ven aquí.

Loli se dio la vuelta colocándose sobre Carmela y se ofreció dejándose hacer por la ansiosa boca de su amiga. Una pequeña gota de su jugo escapó de los labios separados de su vulva cayendo sobre la lengua de Carmela que tragó la gota, después de dejarla resbalar sobre su lengua. Los labios de Carmela jugaban con el ardiente coño de la muchacha que gimió fuerte mientras seguía con rápidas y duras lamidas al coño de la mujer. Carmela, más delicada y experta, empezó por separar con la lengua los pliegues de la vulva hasta que encontró la diminuta perla entre los pliegues y la empujó con lentitud y suavidad. Loli tembló y la imitó al notar en húmedo y dulce toque de la lengua en su clítoris. Carmela apretó con más fuerza apresando el clítoris entre sus labios dejando a Loli sin aliento abandonando el coño de Carmela durante un instante. Su cuerpo se endureció y se derretía convirtiéndose en líquido que fluía a través de su coño. Loli grito con un grito sin palabras, el orgasmo secuestraba todos sus sentidos. Se dejó caer hacia delante cogiendo con su boca de nuevo el coño de Carmela pero ahora lamiendo lento y más suave mientras jadeaba tratando de respirar. Oleada tras oleada de placer asaltaban su cuerpo mientras la lengua de Carmela profundizaba en su coño del que entraba y salía. Ella estaba disfrutando, una y otra vez, lamiendo a Carmela lo mejor que podía. Las caderas de Carmela se arquearon izándose hasta su rostro gimiendo fuerte, mientras culminaba de nuevo. Los cuerpos eran eléctricos acoplándose el uno al otro y estremeciéndose en el orgasmo compartido.

Loli cayó hacia delante hecha un ovillo y Carmela la ayudó a darse la vuelta abrazándola. Se besaron dulcemente mezclando sus labios en tiernos besos de amantes. Así se quedaron dormidas y agotadas. La mañana siguiente sería otro día.

Anónima mujer

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