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La Página de Bedri
Libreta de apuntes
Ácido linolénico

¿Qué es el ácido linolénico?

El ácido linolénico es un ácido graso esencial omega-3 (el isómero α) u omega 6 (el isómero γ), formado por una cadena de 18 carbonos con tres dobles enlaces en las posiciones 9, 12 y 15. Es un elemento necesario en la dieta de los mamíferos por ser uno de los precursores de las prostaglandinas y otros componentes de tipo hormonal.

En el organismo es sometido a reacciones de elongación para transformarlo en los ácidos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), que en su conjunto forman la serie de ácidos grasos esenciales omega-3. No debemos confundir los isómeros alfa-linoleico (ALA) y gamma-linoleico (GLA), pues el primero es un omega-3 y el segundo un omega-6.

Su fórmula química estructural es :

CH3-CH2-CH=CH-CH2-CH=CH-CH2-CH=CH-(CH2)7-COOH

El ácido linolénico conjugado CLA

El ácido linolénico conjugado (CLA son sus siglas en inglés) es un grupo de ácidos grasos insaturados que se pueden encontrar en la carne, la leche y sus derivados. Hace unos años despertó gran interés por su potencialidad para reducir las grasas en el cuerpo.

Esta esperanza estaba basada en los resultados del CLA en roedores: disminuía su apetito, la ingesta de alimento, el tamaño de sus células grasas y, en definitiva, adelgazaba. Se esperaba que en las personas tuviera un efecto similar, por lo que este compuesto se consideró como una gran esperanza para combatir el sobrepeso.

El problema ha surgido cuando se han hecho ensayos más profundos en humanos. Se ha comprobado, en primer lugar, que los efectos positivos no son tan potentes como se creía. Pero además se ha visto que tiene otros resultados menos deseables: cambia el metabolismo de los azúcares pudiendo producir resistencia a la insulina e inducir la aparición de diabetes y aumenta la oxidación celular.

En caso de un consumo prolongado, estos efectos pueden ser un claro factor de riesgo. Los expertos, tras numerosos estudios sobre los efectos del CLA en humanos, han concluido que, probablemente, lo perjudicial es más que lo beneficioso.

Fuentes

Ya comentamos que los ácidos grasos omega-3 no son muy abundantes en la dieta occidental actual, sin embargo se pueden encontrar en altas concentraciones en un gran número de alimentos. La fuente alimentaria más importante es, sin duda, el pescado azul (atún, salmón, arenques, hígado de bacalao, palometa, trucha, cangrejo, gamba, mejillón, sardinas, etc), por lo que es totalmente recomendable incluirlo en nuestra dieta al menos dos veces a la semana.

También son fuente significativa de omega-3 los frutos secos, sobre todo las nueces y las almendras. En cuanto a los vegetales, también están presentes, pero en menor proporción, apareciendo sobre todo en la lechuga (las hojas), las semillas de soja, las espinacas, las fresas, el pepino, las coles y las coles de Bruselas y la piña.

Actualmente existen numerosos suplementos de ácidos omega-3 en forma de aceites, polvos o cápsulas de aceite de pescado, indicado para aquellas personas que no ingieran las cantidades suficientes a través de una dieta equilibrada. Estos suplementos son probablemente seguros a dosis inferiores a 3 gramos diarios, pues por encima de esta cantidad pueden producir efectos adversos como, por ejemplo, estados de hipocoagulabilidad sanguínea con tendencia al sangrado y a las hemorragias o estados inmunoincompetentes en los que los individuos son más propensos a la infección (cuidado en VIH/SIDA), entre otros.

Efectos en la salud

Efectos a nivel cardiovascular: Estudios realizados sobre la dieta de la población esquimal y japonesa, ambas muy ricas en el consumo de pescado azul, demostraron que en las dos, la prevalencia de enfermedades cardíacas eran muy bajas, concluyendo con que los responsables de esta propiedad cardioprotectora eran los ácidos grasos omega-3. Hoy en día se sabe que disminuyen las cifras de colesterol y triglicéridos y tienen un efecto antiagregante plaquetario (hacen que la sangre sea menos viscosa). Estas propiedades permiten que se reduzca la incidencia de patologías como infarto de miocardio, aterosclerosis, angina de pecho y de otras alteraciones isquémicas y trombóticas. Además, también se sabe que son capaces de regular el ritmo cardiaco por lo que se les ha atribuido una acción antiarrítmica.

Efectos antiinflamatorios: Son precursores de las Prostaglandinas PGE3 (serie 3) que desempeñan un papel regulatorio y antiinflamatorio por la capacidad de producir vasodilatación y antiagregación plaquetaria. Particularmente útiles en enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el LES (lupus eritematoso sistémico).

Efectos antiinflamatorios: Son precursores de las Prostaglandinas PGE3 (serie 3) que desempeñan un papel regulatorio y antiinflamatorio por la capacidad de producir vasodilatación y antiagregación plaquetaria. Particularmente útiles en enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el LES (lupus eritematoso sistémico).

Efecto anticancerígeno: Está implicado en la disminución del riesgo de padecer ciertos cánceres, entre los que podemos destacar el de cólon, el de próstata y el de mama, además de mostrar un efecto citotóxico de las células cancerosas, lo que frenaría su diseminación en forma de metástasis. En el cáncer de mama, los ácidos omega-3 antagonizan los efectos estrogénicos que facilitan el crecimiento tumoral.

Efecto sobre el peso: Existen datos que indican que el consumo de alimentos ricos en estas biomoléculas esenciales facilita la pérdida de peso y la disminución de los niveles de glucemia plasmática en personas con sobrepeso y con cifras de tensión arterial elevada. Además, los suplementos en forma de aceite de pescado combinados con ejercicio físico, producen una pérdida significativa de la grasa corporal.

Entre sus otros muchos beneficios, los ácidos grasos omega-3 son útiles para el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales como la Colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, para disminuir los dolores menstruales y los síntomas de la fatiga crónica, mejora enfermedades dermatológicas como la psoriasis y ayudan en el mantenimiento del equilibrio mental.

En el embarazo se sabe que mejoran el desarrollo del feto, sobre todo a nivel cerebral, ya que las mujeres que han consumido alimentos ricos en omega-3 durante la gestación son ahora madres de niños con una capacidad intelectual más elevada y con menos problemas visuales. También mejoran el desarrollo psicomotriz en los neonatos prematuros.


Documentación

http://www.adelgazar.net
http://www.obesidad.pro
http://es.wikipedia.org/