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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Con Andrea y nuestros maridos
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Cuando Simón llegó a casa de nuestros amigos Andrea y Lucas, se fue con el marido de mi amiga a comprar algo preparado para la cena, mientras Andrea y yo preparábamos la ensalada y los entremeses.

Después de la cena nos quedamos conversando en el salón hasta que Andrea preguntó si nos apetecía jugar a algo.

―Podíamos jugar al strip poker.

Simón me miró con un aire interrogativo y le respondí ―Si quieres, por mí bien.

Iniciamos el juego con muchas risas y con unas copas acompañando. Lucas fue el primero en quedarse en calzoncillos, no tardó en acompañarle mi marido Simón. Andrea todavía estaba totalmente vestida y yo sólo había perdido la blusa. Creo que ellos lo estaban haciendo intencionadamente.

Andrea tocó en el pene de Lucas por encima de los pantalones ―!La noche promete! ―se animó Andrea.

Al darse cuenta, Simón vuelve a mirarme y pregunta ―¿Y yo no tengo derecho?

Lo intenté pero no tuve tiempo a reaccionar porque Andrea fue más rápida y lo palpó también respondiendo― claro que sí.

Volvimos a reírnos mientras el juego continuó hasta que me quedaba sólo una prenda. Como estábamos sentados a la mesa preferí mantener el sujetador lo que les daba poca visibilidad al ocultar la mesa el resto. Fue entonces cuando Simón preguntó cómo íbamos a seguir y Lucas respondió que algo había que introducir, tal vez un castigo o hacer algo a quien ganara la mano.

Ellos que aún tenían ropa fueron perdiendo hasta que nos quedamos todos desnudos con las cartas en la mano alrededor de la mesa. La mano la gana Andrea que derrota a Simón.

―Ya sé que es tu marido pero como gané creo que merezco una comida.

Yo sonreí porque me lo estaba pasando bien. Simón miró hacia Lucas y encogió los hombros al tiempo que avanzó hacia Andrea, se arrodilló y le abrió las piernas acercándole la cara y empezando a lamerla e impidiéndola de mover las piernas. Continuó así hasta ella que empezó a gemir y le preguntó si ya le estaba llegando.

En la siguiente mano quien perdió fue Andrea frente a mí y ejercitando el derecho de la ganadora le pedí que me tocara y lamiera las tetas. Se subió a gatas sobre la mesa y lo hizo con especial dedicación mientras nuestros maridos se acariciaban las pollas como si se masturbaran.

La tercera mano la ganó Simón y perdió Lucas.

―¿Y ahora? ―Preguntó el marido de mi amiga.

―Ya verás como ahora se vuelven atrás ―me confió Andrea.

―¡Hey! nosotras lo hemos hecho ―protesté riéndome con mi amiga.

Lucas parecía algo asustado con lo que podía tener de hacer pero Simón fue benévolo y sólo pidió le pidió una paja. Lucas se acercó y agarró el pene de Simón comenzando la paja mientras miraba cohibido hacia nosotras. Rápidamente dijo―Ya está ―y se apartó con rapidez.

En la siguiente mano fue al revés y Lucas fue más audaz y pidió una chupada a mi marido que de inmediato dijo que no eso quería.

―Claro que quieres, yo te ayudo ― le dijo a Andrea y dándole la mano le llevó al sofá donde se sentó y los dos se quedaron de rodillas delante de él. Andrea se echó a la boca la polla de su marido y la mamó un rato. Luego la sacó de la boca y besó a Simón tirando de él hacia abajo. Él sacó la lengua fuera y la pasó a lo largo del pene de su amigo mientras Andrea se la volvía a poner en la boca. Excitada me acerque y me debajo de mi marido y empecé a lamerlo.

No podía ver lo que pasaba pero cuando Andrea vino a lamerme con el coño imaginé que mi marido Simón ya estaría chupándole la polla a Lucas nuestro amigo.

Lucas propuso ir a la habitación y nos echamos sobre la cama donde hicimos una cadena de sexo oral. Yo chupaba la polla de Simón que este le comía el coño a Andrea que a su vez le mamaba la polla a su marido que comía mi coño.

Luego nos movimos y Andrea se echó encima de Lucas y le cabalgó. Yo me coloqué detrás de ella lamiéndole el culo y Simón se situó de pie delante de ella para que le pudiera chupar la polla que le había puesto delante de la cara.

Al rato le reclamé a Simón que quería que él me follase. Obedientemente se puso detrás de mí metiéndomela de inmediato. En ese momento Andrea se quitó de encima de Lucas que se puso de píe para darme a chupar su polla mientras Andrea se quedaba mirando. Luego se acerca a Simón y lo hace salirse de dentro de mí y yo aprovecho para ponerme encima Lucas. No sé si esa era su intención, creo que no, pero condujo la polla de Simón a mi culito y puso un poco de lubricante en mi agujerito.

―Fóllale el culito a tu mujercita que va a disfrutar como loca con dos pollas dentro.

Lucas se detuvo mientras Simón me entraba mansamente, hasta que empezó a bombear en mi culo. No era nada fácil estar los dos follándome a la vez, así que si uno se movía, el otro se quedaba parado. Sin embargo, la sensación de estar llena era inmensa y estaba disfrutando aquella doble penetración. Andrea se dio cuenta de mi excitación fue a buscar el enorme consolador negro y me lo metió en la boca sin que yo pudiera hacer nada.

Me corrí dos veces con los penes de los dos dentro de mí jodiéndome bien jodida.

―Ahora yo también quiero ―protestó Andrea tras mi segundo orgasmo.

Me retiré y mi lugar lo ocupó mi amiga pero cambiados los maridos de función. Mientras mi marido Simón le follaba el coño, era Lucas, su marido quien se la metía por el culo. Ninguno de los dos se hizo de rogar para metérsela.

Como ella estaba sobre las rodillas y agachada hacia delante traté de darle mi coño a comer pero era difícil. Así que me puse detrás de Lucas y le lamí las bolas. No pudo aguantar y se retiró del culo de su mujer permitiéndome recibir en mi boca todo aquel esperma junto con el jugo de coño de mi amiga. No me lo tragué y lo compartí con Andrea que tan pronto lo recibió en la boca se enderezó de encima de su marido al que besó en la boca.

―¡Hummmm, qué puta eres, Maika! ―me dijo

Eso me calentó más mientras la polla de Simón ya volvía a enderezarse y me masajeaba las tetas. Andrea le comenzó a acariciar la polla de Simón y cuando Lucas avisó de que estaba a punto de correrse se apartó. Yo me agaché para mamársela y me preparé para recoger su semen pero oír decir a Andrea a que tenía que compartir. Con la boca llena miré a Simón y me acerqué a él pasándole parte de lo que tenía en la boca y guardando el resto para Andrea a la que besé apasionadamente mientras le pasaba la mayor parte. Ella besó a Lucas y luego también a Simón. Después todos nos acostamos y quedamos allí echados durante un buen rato.

Besos, Maika.

 

 

Historia de Maika

Maika es una hermosa madrileña morena de cincuenta y dos años que cuenta, en forma de relato, alguna de sus aventuras sexuales de dos décadas atrás cuando descubrió una parte de su sexualidad que desconocía de la que aún disfruta.

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