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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Fetiche de píes
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Con este primer relato quiero comenzar el que espero sea el inicio de una larga saga donde narro, esa otra historia que sobre mí nadie conoce; y que espero los lectores puedan disfrutar, aprender y ver reflejadas algunas experiencias propias de cada uno de ustedes; ésta es la historia de mi otro yo.

Mi nombre es Luis, tengo 26 años, me considero bisexual aunque con una vida prácticamente heterosexual (muy heterosexual de hecho). Me considero fetichista de píes femeninos en mayor medida, aunque los píes masculinos también me atraen pero generalmente los de hombres jóvenes o adolescentes. También siento una atracción especial por los píes de niñas de los mismos años en adelante (depende de lo sensual que éstas sean), algunos me llamarían pedófilo por ello; pero estoy seguro que gran parte de quienes lean estas líneas también se sienten atraídos por niñas de esa edad.

Me considero swinger de mente, la idea de intercambiar parejas me mola, por otro lado la idea de ser corneador me atrae y por si fuera poco de mi mente no saco el sueño de ser cornudo sumiso (si de esos que lamen el coño de su mujer lleno de leche de otro y claro sus píes); en fin creo que son estos los fetiches que conforman a Luis, y de los cuales os he venido hablar.

Desde pequeño recuerdo sentirme fuertemente atraído por los píes de mis primos, para ese entonces asiduos deportistas. Aún se me pone dura cuando se vienen a mi mente sus imágenes; llegando de entrenar, llenos de polvo, sudados, desprendiendo ese olor tan rico y penetrante, vestidos con shorts de football, zapatillas deportivas, y generalmente sin camisas, siempre esperaba hasta después de que ellos se bañaran para hacerlo yo; claro ésta con segundas intenciones que ahora explicare:

En una ocasión mi primo W , quien era y sigue siendo flaco, catire, ojos claros, y muy bueno para los deportes, llegó como de costumbre a casa de mis tíos (donde yo solía ir a menudo), más sucio y sudado que de lo normal, sus shorts de color azul con blanco llenos de tierra amarillenta al igual que sus zapatillas, sus calcetines blancos ahora parecían naranja de lo empolvadas que estaban, yo al ver aquella imagen me emocioné de solo pensar lo que haría luego de que éste saliera de bañarse. Cuando vi que mi primo terminó, me apresuré a entrar al baño, conociendo de antemano que éste siempre dejaba su ropa tirada en el piso del baño o en el lavamanos cuando llegaba de jugar football. Entré al baño y allí estaban su shorts, sus zapatos, sus calcetines y de premio sus calzoncillos, uff que delicia todo aquello. Inmediatamente coloqué el seguro de la puerta y me arrodillé, pasé mi nariz poco a poco sobre todo el conjunto, su short el cual estaba convenientemente dispuesto al reverso al igual que sus calcetines; que rico olor salía de aquellas prendas, un olor que solo los píes de un niño puede desprender (y no me llaméis pedófilo pues tenía la misma edad para entonces), era aquella una fragancia de sudor un tanto avinagrada que recuerdo y se me hace agua la boca. En ese momento me puse de pie me quité la ropa con rapidez me acosté boca arriba en el piso del baño y tomé su short, lo restregué sobre toda mi cara, oliéndolo y a su vez tocando mis testículos, lo pasé por mi cuello mi pecho mi pene, allí lo dejé un rato mientras cogía sus calcetines, que manjar mientras me masturbaba usando su short como funda pasaba sus calcetines sudados por mi cara, con ellos recorrí mi cuerpo hasta llegar al pene nuevamente y como era de esperar coloqué una de éstas como funda de mi pene, agarré su zapato y lo coloqué en mi nariz, que placer que delicia de olor, aun se podía sentir el calor que habían dejado sus píes dentro de él, la masturbación subió de intensidad y por fin llegó la hora de jugar con sus calzoncillos, aquellos eran de color verde militar, me puse de rodillas los tomé, coloqué mi pene con su funda de calcetín, dentro de su zapato, y su calzoncillo lo metí a mi boca lo pasé por mi cara por mi cuello, por mi pecho, mis brazos, todo mi cuerpo ahora olía a pene, un rico y excitante olor a pene sudado, y no aguanté más, saqué mi pene del zapato aun con el calcetín como una especie de condón, y mientras succionaba dentro de mi boca el sudor de los calzoncillos de mi primo, comencé a masturbarme con más fuerza, rápido y más rápido hasta sentir un calambre que recorría mi cuerpo, y de pronto un chorro de semen caliente saliendo de mi pene e impregnando su calcetín, uff que rica sensación que hasta el día de hoy no he podido olvidar.

Luego de esto un sentimiento de vergüenza se apoderó de mí, recogí su ropa y la coloqué tal cual la había dejado mi primo W, sin siquiera pensar en que mi tía se podía dar cuenta del semen en los calcetines o la saliva en los calzoncillos, suerte que esto nunca ocurrió y la experiencia la repetí en varias oportunidades, de las cuales ya les contaré en otro relato.

Luís

 

 

Mi otro yo

Luís inicia lo que esperamos que sea el inicio de una larga saga donde narra, esa otra historia que sobre él nadie conoce; y que esperamos los lectores puedan disfrutar, aprender y ver reflejadas algunas experiencias propias de cada uno de ustedes.

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