Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Viaje a Bilbao, despertar en el hotel
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

John se acostó y yo me acosté a su lado apoyando la cabeza sobre su pecho de y medio abrazada y sentí a Carlos acostarse detrás de mí y nos dormimos.

Durante la noche me desperté dos veces con mi jefe tocándome el culo y tratando de abrirme las piernas. ¿Es que este hombre nunca descansa?

Fingí que dormía para no dejarle abrirme las piernas. Cuando desperté con el ruido de la ducha debían ser casi siete de la mañana. Como estaba sola en la cama tuve el pensamiento de que estarían los dos en la ducha. Me levanté y me fui al baño pero era sólo mi jefe que estaba debajo de la ducha. John no estaba en la habitación. Me senté en el inodoro para orinar y Carlos se quedó petrificado al verme haciendo aquello. Abrí las piernas y lo dejé ver bien lo que estaba haciendo. Me limpié y le pregunté si tardaría en acabar de ducharse porque también quería tomar una ducha.

—Lo siento Maika, nunca había visto a una mujer a pis. Mi mujer siempre cierra la puerta. Acabo enseguida.

Cuando salió de la ducha no pude más que fijarme que volvía a tener una buena erección,.

—Listo para izar la vela — dijo sonriente al darse cuenta de mi mirada.

Cuando después de duchada, salí del cuarto de baño y entré en la habitación estaban los dos desnudos en la cama

— What is going on here? — Pregunté

—I'm de vuelta en unas pocas horas y todavía tienen tiempo, tought usted podría hacer como una vez de nuevo... para despide — me respondió John en una curiosa y divertida mezcla de idiomas.

Pensé que estaba loca, que ayer tenía la excusa de la bebida y de lo que fume sin darme cuenta pero hoy era traición a mi marido pura y simple. No lo podía hacer pero la realidad es que me apetecía repetir.

Estaba en esos pensamientos cuando oí a aquel dios negro decir— come on, come on and give me some gusto.

Los miré y me apreció que ambos tenían la misma expresión que un niño delante del escaparate de una pastelería.

Me acerqué a ellos y me acosté en la cama. Intenté tocar John pero éste no me dejó sosteniendo los brazos y levantándolos, alejándolos de mi cuerpo.

— Don't you mueve Maika

Se levantó y fue al fondo de la cama donde me empezó a mordisquear y lamer los pies, empezó a chupar mis dedos de los pies, lamiéndome las piernas al mismo tiempo.

—Hummmm que maravilla — dije dejándome llevar.

No sé de dónde lo obtuvo pero sacó un poco de aceite que fue extendiendo con sus enormes manos por mis piernas y subiendo por mis muslos haciéndolo muy despacio entre ellos lo que me enloqueció haciéndome ansiosa y deseando que me tocara el coño. Pero nada, cada vez que yo creía que iba a suceder se apartaba de nuevo.

Mi jefe contemplaba la escena mientras se acariciaba la polla. A punto estuve de gritarle que se acercara para chupársela pero por alguna razón me pareció mejor no hacerlo.

John pasó a tras de mí y de cuclillas junto a mi cabeza empezó a comerme la barriga subiendo las enormes manos hasta los laterales de mis senos. Quise tocarlo, besarlo, lamerlo o chuparlo pero cada vez que lo intentaba me llevaba un golpe con la mano en el coño que me hacía saltar.

—Told you to stay put, Maika.

Así que obedecí y decidí quedarme quieta. Me dio un dedo a chupar y lo aproveché con toda mi energía, como si fuera la última polla sobre la tierra.

Se metió entre mis separadas piernas y apartó con una mano con los labios de mi coño metiéndome dentro su lengua. Chupó, lamió, me mordió el clitoris y empezó a penetrarme con los dedos. Me corrí entre espasmos pero él continuó lamiendo como si nada pasara. En ese momento el jefe se acercó a me apretó las tetas y luego me golpeó los pezones. ¿Se habrían puesto de acuerdo?

No tardó que volviera hacia abajo y ahí sí, mis labios y metió en mi lengua. Hasta que en fin, ya no aguanta más. Me vino en espasmos, y él hubiera pasado. ¿Se han combinado?
John se aprovechó de que tenía la mano llena de aceite y empezó a tratar de meter sus dedos y a penetrarme. Metió hasta cuatro dedos en mi vagina e intentó más pero me hizo daño y solté un quejido.

—Please dont, it hurts too much —le pedí.

Accedió y me volteó poniéndome boca abajo tirándome por la cintura obligándome a quedarse con culo levantado. Apoyó su enorme polla en la entrada de mi coño diciéndome— "¿Qué estás lejos de ti? Su turn ahora Maika.

La verdad es que no hay que olvidar que no hay nada que pudiera hacer y además no estaba segura de querer.

Me la fue metiendo poco a poco, un poco más cada vez que retrocedía y la volvía a meter. Sentí una mano acariciarme en el clítoris, era mi jefe que acostó debajo de mí y empezó a pasar la lengua por mi clítoris. Era una locura mi jefe comiéndome el clítoris mientras John me la metía por el coño.

John empezó a hacer movimientos porque yo apenas conseguía moverme entre los dos. Estaba a punto de tener un nuevo orgasmo cuando John me metió un dedo en el culo y asustada grité— no, por favor, dont, I dont like that —sin saber muy bien lo que decía puesto nunca lo había intentado a pesar de la insistencia de mi marido.

style="text-align:justify">John la sacó de dentro y mi jefe se apartó de debajo.

Me acosté de espaldas y John se colocó encima penetrándome de nuevo hasta que cuando se estaba a punto de acabar salió de dentro de mí de nuevo y se puso de rodillas junto a mi pecho. Esta vez no me dejó limpiarlo con la lengua y fue al baño tomar una ducha.

El jefe que había vuelto al sillón a masturbarse se me acercó y empezó a lamerme el coño pero rápidamente se puso encima de mí y me penetró también. Estaba tan excitado que rápidamente se corrió dentro de mí mientras decía— Disculpa Maika, disculpa, no aguante más —y empezó a besarme mientras me acariciaba las tetas y bajaba la cabeza para chuparme los pezones y lamer las tetas impregnada del esperma de John.

¡Ah! ¿Está lamiendo la corrida de John en mis tetas? pensé de nuevo, mientras él se marchitaba dentro de mí.

Fuimos al cuarto de baño donde me preguntó si le hacía un favor.

—Depende chiquillo, que está pensando —Dije yo sonriendo.

—Necesito orinar y me gustaría mucho que me la sujetes mientras lo hago.

Nada de malo pensé y le sostuve la polla mientras levanta la tapa del inodoro, luego apunté y rápidamente empezó a orinar. Notaba la presión de la orina al pasar por su pene entonces ya flácido. Acabó y le pregunté si estaba todo y él me dijo que no, era necesario sacudir.

Tomamos una ducha juntos que él aprovechó para palparme todo y después de vestidos fuimos a tomar el desayuno juntos. Salimos del hotel y partimos hacia el aeropuerto desde donde John partió de regreso a su país. Nosotros regresamos a Madrid en coche.

En el camino y después de un buen rato de silencio, Carlos me pide que me quite las bragas y le muestre el coño, lo que rechazo de inmediato por ser peligroso y querer llegar entera a Madrid. Además, la había visto muchas veces por lo que no tenía sentido. Aburrido allí continuó viaje preguntando si no quería parar en un área de servicio para jugar un poquito.

—No estamos en Francia, donde existen moteles en las áreas de servicio —alegue un poco molesta.

—¿Es que tienes que comer encasa con tu marido? —me preguntó.

No respondí, me callé, me acordé de Simón. ¿Qué le iba a decir cuando llegase a casa? Y el lunes en la empresa, ¿Qué iba a hacer con el jefe? ¿Cómo se iba a llevar conmigo?

Envuelta en esos pensamientos llegamos a Madrid a tiempo para un almuerzo de familia con mi marido y mis suegros, ya que los niños estaban con mis padres.

Besos, Maika

 

 

Historia de Maika

Maika es una hermosa madrileña morena de cincuenta y dos años que cuenta, en forma de relato, alguna de sus aventuras sexuales de dos décadas atrás cuando descubrió una parte de su sexualidad que desconocía de la que aún disfruta.

Ir a la historia prohibida




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.