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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Amor verdadero
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Hacía tiempo que comenzamos a relacionarnos por Internet, al principio fue una simple relación de intercambios de correos, poco a poco esa relación se fue consolidando hasta surgir una complicidad entre ambos, esa complicidad dio paso a que en un momento determinado empezáramos a hacernos confidencias más personales hasta que era evidente que no podíamos dejar de lado nuestros sentimientos y empezamos a imaginarnos juntos en determinadas situaciones, éstas se fueron personalizando cada vez Nos dijimos lo que sentíamos el uno al otro hasta que decidimos hacer una escapada, conocernos y ver si aquel romance nacido tontamente, realmente satisfacía nuestras expectativas.

Ella vivía en un país centroamericano, pertenecía a una familia notable de la sociedad de su país y me había confesado que aquello había surgido fruto del aburrimiento y un cierto abandono de su esposo. Se encontraba en aquella edad de la mujer que ya hace cierto tiempo que está casada y los hijos están algunos casados otros en Universidades fuera del país el negocio familiar iba viento en popa pero requería toda la atención del esposo y la sempiterna dedicación a la organización de la casa se convierte en rutina y surge cierto aburrimiento y esto dio paso a entretenerse con la computadora entrar en esos foros sociales en la que te relacionas con gente y poco a poco fue encontrando que volvían a aparecer mariposas en el estómago las cuales pensaba que habían emigrado hacía mucho tiempo.

Yo me encontraba en ese momento en España y sin pensarlo y aprovechando un evento muy especial acordamos conocernos.

Después de que cada uno montase en sus respectivos hogares las excusas pertinentes decidimos realizar un encuentro secreto entre ambos.

De pronto estábamos juntos en un bonito restaurant a la orilla del lago di Como al norte de Milán, acababa de recogerte del aeropuerto de Malpensa, en donde habíamos acordado encontrarnos y había sido un encuentro como el dos amigos íntimos que se reencuentran, nos besamos como si ya lo hubiéramos hecho anteriormente y la verdad es que ambos nos buscábamos para confirmar los cientos o miles de besos que nos habíamos dado a través de la red, estoy convencido que no nos defraudamos el uno al otro.

Como tu arribada fue bastante temprano yo no quería que te perdieras el espectáculo de este famoso lago. Tomamos un desayuno ligero paseamos y nos contamos todo, confirmamos todo y más de los que ya nos habíamos dicho a través de nuestros correos y nos dirigimos al Hotel Príncipe que está situado en la plaza de la República en el centro de Milán. Durante el trayecto te cuento que hemos sido invitados por una importantísima casa de automóviles a la presentación de la nueva escudería para el año próximo, ya sabes la afición que tengo por los autos y motos de carreras y como va a ser un evento de gran relevancia he pensado que te gustaría.

Llegamos al Hotel donde ya estamos previamente registrados, es cerca del medio día y en lugar de ir al comedor decidimos tomar un refrigerio en nuestra propia habitación que por supuesto es una de las suites del hotel ya que a estos eventos no se debe ir ni harto ni con hambre, porque te puedes encontrar de todo. Pedimos un poco de marisco y unas virutas de foie y un poquito de pan de mantequilla, para beber un vino rosado joven ligero y ligeramente achampañado (de aguja).

La fiesta es de media gala (tarde) y cuando estamos terminando el aperitivo a pesar de estar hablando animadamente de nuestras cosas, (parece que en lugar de ser un primer contacto fuésemos viejos amigos) de repente tú te levantas, y dándome un cariñoso beso, (Así si que me gusta que me hagan callar) te diriges al baño para arreglarte adecuadamente.

Durante el tiempo que estás en el baño aprovecho para arreglarme, me pongo un pantalón beige con zapatos negros camisa blanca y un bléiser cruzado de color merengo (casi negro), corbata roja – por supuesto - y un pasador de oro amarillo también con el escudo de la marca. Tú te tomas tu tiempo y sales del baño completamente arreglada incluso con un abrigo de ante negro con puños y cuello de piel y largo hasta los tobillos, el pelo lo llevas recogido en una cola de caballo baja, sujeta por un pasador de pedrería muy discreto. Nos miramos, nos aprobamos mutuamente y nos dirigimos al garaje del hotel, tomamos nuestro Alfa Romeo rojo, alquilado por supuesto, te acomodas, como solo tú sabes hacerlo un chal o pañuelo que te sujeta el pelo y se recoge en el cuello cayendo a ambos lados de la espalda.

Nos dirigimos a Maranello, a una hora aproximadamente de Milán y sede de la casa anfitriona, por el camino te comento como se desarrollan estas cosas. En primer lugar hay una presentación oficial de los coches junto los corredores y los mecánicos que está dirigida principalmente a la prensa (Tan solo fotos y personajes) el momento de llegar es cuando esta presentación está en su mitad, ya que llegar pronto no es oportuno pero debes de estar porque están todos. En segundo lugar hay una recepción un poco mas privada en la que apenas queda prensa y tienen que estar todos los invitados. Llegar tarde aquí está muy mal visto. Más tarde se prescinde de toda la prensa y tan solo quedaremos los invitados VIP y habitualmente hay baile.

Tu preguntas detalles de cómo será la fiesta, me intentas confundir con si irás suficientemente arreglada, tienes miedo de quedar en ridículo y yo te digo que seas natural, sonrías como solo tú sabes hacerlo y te meterás a todo el mundo en el bolsillo, no olvides que al fin y al cabo es un evento deportivo.

Llegamos a Maranello y cerca de la sede central se ha preparado un gran hotel para la presentación, dejamos el coche en la puerta y nos dirigimos al hall para dejar nuestros abrigos, me das tu abrigo y tu chal, me lo das de frente yo ya me he quitado mi gabardina y puedo admirar el vestido que te has puesto , un vestido de seda o raso negro cerrado al cuello sin mangas y con dos pequeños broches de piedras negras y brillantes, uno en cada hombro, salvo unas pequeñas barritas de oro blanco del que pende un pequeño brillante no llevas ningún adorno mas, te miro y admiro esa elegancia natural que tienes y envidio el vestido que cubre tu cuerpo, me dirijo al guardarropía, recojo nuestro tíquet de guardarropía y me doy la vuelta. En ese momento te veo plantada mirando la gran sala que tienes delante de ti y dándome la espalda y me doy cuenta del vestido que llevas. El cuello cerrado por delante se ajusta al estar sujeto en la nuca por una especie de tirante, pero toda, toda la espalda está totalmente al aire, hasta donde la espalda empieza a perder su nombre. Es en este momento que tomo consciencia de la elegancia del conjunto y tomo aire para seguir adelante ya que me había quedado paralizado. Al margen de este pequeño titubeo, te ofrezco el brazo y avanzamos con la seguridad de que ya nos hemos metido en el bolsillo a todo el mundo, antes de empezar.

Termina la sesión de fotos, nosotros aprovechamos para saludar a todo el mundo a pesar de que empiezo a tener la sensación de que todo el mundo es quien quiere saludarnos, se retira totalmente a la prensa después de las fotos de rigor y empieza un tranquilo baile, la música tiene el volumen justo te permite seguir hablando sin impedirte bailar. Nos desembarazamos de un matrimonio que no tengo ni idea de lo que nos estaban contando y te sujeto del brazo y dirigiéndonos a la pista te digo: me concedes este baile, por faaaaaaa!!!! Necesito tenerte entre mis brazos. Me miras con una cara de picardía y juntas los labios para lanzarme un furtivo beso en señal de aceptación.

Te rodeo con mis brazos, pegas tu cuerpo al mío y empezamos a bailar, se trata de una música agradable y fácil. Mis manos tocan tu espalda desnuda y siento como una descarga eléctrica que recorre mi cuerpo, tu pasas tus manos por mi nuca dejando libre mi mano izquierda que se instala en el costado de tu vestido, a través de la tela todavía se nota más la ausencia del brasier, la tela permite rozar de forma casi imperceptible y desplazar la mano por todo el costado desde el nacimiento de los senos hasta la cintura. Por un instante me asalta una duda y descuidadamente bajo un poco más la mano izquierda y noto la presencia de la cintura de una prenda intima. Por un momento pensé que tampoco llevaba nada debajo! Apuesto conmigo mismo que también es negro.

Por un momento estoy perdiendo la noción de donde estamos y noto que alguien me toca en el hombro, se trata de Roberto, el Jefe de mecánicos de la casa y gran conocido, es de Vilanova y la Geltrú, cerca de Sitges. Me dice ¡no seas acaparador y reparte un poco con los pobres!, os presento y muy a pesar mío os dejo bailando en la pista y en ese momento empieza mi drama, al veros bailar, correctamente, todo hay que decirlo, estoy empezando a sentir una incomodidad creciente, no puedo evitar que mis ojos se dirijan constantemente a dónde estáis bailando y hablando animadamente. A pesar de ser bastante raro en mí empiezo a estar… celoso, cada vez más. La pieza está aproximadamente por la mitad y me dirijo al buffet y pido una copa de cava. El camarero me pregunta por mis preferencias y escojo una copa de Cavas Hill –brut nature - reserva especial. Sencillamente increíble. Me dirijo a dónde estáis bailando y llego justo cuando termina la pieza. Le digo a Roberto ¡Hey! Cowboy, tu mujer te está buscando. Se acerca a mi oído y me contesta ¡Oído cocina! Pero tú sabes perfectamente que no estoy casado. ¡Felicidades! Si eres tan tonto que la dejas, avísame, es de las que me harían dar el paso.

Te miro complacido y te pregunto. Tienes sed? Tomas la copa lo pruebas y dices huummmm! Que rico!! Y te lo terminas. Empieza la música nuevamente dejamos la copa en un recogecopas y volvemos a bailar, la música tal vez es un poco más lenta nuestros cuerpos se abrazan con fuerza el movimiento del baile nos transporta a otros lugares, tu aroma pasa de ser exquisito a embriagador, quisiera estar en otro sitio, pero ya!!! Entonces se acercan una pareja mayor que quieren saludarnos y el hombre me dice, présteme su esposa, es que mi mujer me ha dicho que quiere bailar con usted. Intercambio de parejas y la Sra. Empieza a contarme que se yo que historia con una voz de pito que destrozaba mis tímpanos, mientras tanto veo como el viejito se te ha pegado como un sello y te está sobando la espalda bajando cada vez más la mano, antes de terminar la pieza llamo al camarero y trae una bandeja con copas de champán, me hago el encontradizo y suelto a Elena, así se llama la Sra. y choco prácticamente con vosotros. Agarrando al camarero por el brazo, le digo, deberíamos brindar por el encuentro, tomamos una copa cada uno y brindamos y nos la bebemos de un trago.

Quiero seguir bailando contigo pero la sola idea de que algunos de los play boy que pululan por allí te sacase a bailar me enferma. Te tomo de la mano y nos dirigimos a la puerta, al llegar a la altura del buffet Bernardo ese viejo nazi corrupto, vicioso y cargadísimo de pasta (es prácticamente el dueño de toda la Formula 1) nos dice. Es que ya os vais? Noo!! Contestamos a dúo, es que hemos estado bailando todo el rato y necesitamos beber un poco. Pues habéis venido al lugar perfecto, se gira, hace a un camarero una señal especial y nos sirven dos copas de Non Plus Ultra, nos las pone en la mano y se nos queda viendo. Naturalmente apuramos nuestras bebidas y le decimos, vamos a ver si comemos algo porque si no. Damos esquinazo a ese cabrón, pedimos nuestros abrigos y sin siquiera ponérnoslos salimos huyendo de la fiesta en dirección al coche.

En un suspiro llegamos al hotel y subimos a nuestra habitación.

Me quito el saco y me aflojo el cuello de la camisa y te comento que necesito comer alguna cosa, me dirijo al friser de la habitación y encuentro unas almendras saladas y me abro una cola, te pregunto si quieres y me dices que no con la cabeza, me siento en el sofá de la habitación y tú te sientas en la butaca de al lado. Tengo algún problema para abrir la bolsa y mientras tanto veo que te descalzas y pienso que esos zapatos deben ser de 9 o 10 cm. De altura. Te levantas discretamente la falda y empiezas a quitarte las medias, yo ya no sé cómo ponerme y me estoy comiendo las almendras nerviosamente, dejas tus medias en el brazo del sillón y te pones de pié frente a mí.

Me quedo viéndote y puedo apreciar la belleza que desprendes, eres una mujer esplendida ni te sobra ni te falta nada, tu vestido realza tus senos temblorosos, la forma de tus caderas hace recordar una guitarra provocadora, de repente tus ojos brillan con un brillo especial, desprenden fuego y picardía por los cuatro costados (el champán, pienso yo)y en un movimiento rápido accionas los cierres de los hombros de tu vestido y estos se abren empezando el vestido a deslizarse lentamente por todo tu cuerpo hasta mostrarlo por completo. De repente te tengo delante mío casi totalmente desnuda, tan solo con un tanga de color malva lo suficiente diminuto como para detener la respiración a cualquiera. Me quedo estupefacto, sin aliento, el vaso de cola rueda por los suelos y las almendras, quien piensa en las almendras en este momento?.Tú me tiendes las manos

Me levanto de un salto y tan solo puedo arrancarme la corbata del cuello y desabrocharme algunos botones de la camisa.

Con mi mano izquierda tomo tu mano derecha y te doy la vuelta apoyando tu espalda en mi pecho, tú depositas mi mano encima de tu pecho y con mi otra mano libre te acaricio el brazo, el costado que en el baile y a través del vestido ya me había embriagado, rozándote la nalga con mi mano se me antoja que el más fino terciopelo se queda como tela de saco en la comparación. Mientras tanto la mano que me has depositado sobre el seno empieza unas caricias con la mano abierta que te hacen vibrar. Mis labios recorren toda tu nuca, dando pequeños besitos en los lóbulos de las orejas y toda la nuca, cuello y hombro.

Nos dirigimos a la cama, no sé cómo he podido desprenderme de casi toda mi ropa, únicamente me queda el bóxer, llegamos a la cama y te tiendes en ella, por un momento tengo una visión divina.

Allí tendida sobre una sábana azul obscuro que destaca la blancura de tu piel pero no es suficiente para opacar la negrura de tu pelo color azabache, destacándose todas tus formas y sujetándome por una mano, eres una diosa por un momento creo que voy a perder la cordura porque no se puede soportar tanta felicidad y tanta dicha.

Con un pequeño jalón tiras de mi y sin voluntad alguna me acuesto a tu lado, me da miedo tocarte, eres irreal y no creo que yo sea digno de tanta felicidad.

Acerco mi cara a tu cara y mis labios se acercan a una boca con unos labios carnosos, entreabiertos y deseosos de recibirme a continuación nuestros besos procrean en miles de besos más que se empeñan en recorrer todo nuestro cuerpo hasta descubrir hasta el último rincón. Nuestras manos también se empeñan en descubrir lugares nuevos y nuevas maneras de hacer gozar.

A estas alturas tanto mi bóxer como tu tanga deben estar en cualquier lugar de la habitación por qué no aparecen (tampoco los estamos buscando). Después de bastante tiempo para conocernos y reconocernos mutuamente, en un movimiento brusco tus piernas me sujetan por la cintura y empiezas un acercamiento que termina con un estremecimiento de ambos al notar que los dos ya somos uno. A partir de ese momento, gemidos, lagrimas gritos, suspiros, caricias y… Coño!!! Amor, no me habías dicho que eras multiorgásmica!!! . Por fin después de mucho rato nos dormimos abrazados el uno con el otro.

Por la mañana despierto antes que tu y admiro tu serena belleza, tu beatitud, estás totalmente relajada, tienes un sueño placentero y pienso que tengo que decirte cuando despiertes, que dormida también sonríes, acerco mis labios para depositar un pequeño beso de buenos días pero sin despertarte y en ese momento abres los ojos de repente y me pones la mano en el pecho para detenerme. Que haces? Preguntas, nada! Contesto, tan solo quería darte un beso de buenos días.

Retiras la mano de mi pecho y agarrándome la cabeza la acercas a tu boca y lo que continuó fue justo el remate de la mejor noche de mi vida y espero que de la tuya.

Después de tomarnos nuestro tiempo para arreglarnos con nuestra ropa de viaje nos dirigimos al aeropuerto, te acompañé hasta la terminal de salida de tu avión, estuvimos abrazados y besándonos hasta que te llamaron por tu nombre en un último aviso.

Me quedé viéndote como te marchabas hasta que desapareciste de mi vista, estoy casi seguro que tú también llorabas por qué no te giraste ni una sola vez.

Yo perdí mi avión. Pero no me importó en absoluto.

Melvín Ud.

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