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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Alojamiento y desayuno
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Había concertado una visita a la granja de un cliente. Empecé a conducir tarde y me quedé casi dormido al volante, lo que me obligó a hacer una parada para pasar la noche. Vi por casualidad un pequeño cartel casi invisible de un “bed and breakfast” poco después de un pequeño pueblo a pocos kilómetros de la granja hacia donde iba.

Era una pintoresca casa de dos pisos y me recibió en el patio una encantadora mujer de unos cincuenta años. Sus pechos se ondulaban debajo de la camiseta suelta que llevaba bajo el peto, cuando apareció en la entrada de la casa delante de mí.

Me bajé del auto y le dije que había visto el letrero de cama y desayuno y me preguntaba si todavía estaba disponible. Ella asintió con la cabeza y me dijo que ella y su hija cenarían en aproximadamente una hora, por si yo deseaba unirme a ellas, y que el desayuno se serviría después de las 6:00 de la mañana.

Me llevó adentro casa y le pagué por una semana de estadía. Me llevó por las escaleras y me mostró una habitación espaciosa, con su propio baño, incluyendo una ducha acristalada. Notando lo cansado y desaliñado que estaba, me dijo que tenía suficiente tiempo para ducharme y prepararme antes de la cena.

Deshice mi maleta y me desnudé; llevaba tanto tiempo sentado en el coche que mi polla saltó cuando me quité los pantalones. La acaricié en toda su longitud, tirando para que la sangre fluyera mientras estaba sentado en la cama. Cuando entré a la ducha y el agua tibia corrió por mi cuerpo, decidí que aliviaría la presión hacerme una paja mientras me duchaba. Enjaboné mi miembro hinchado y le hice una buena espuma, permitiendo que mis manos se deslizaran fácilmente.

Mientras me acariciaba la polla, noté que el sol se estaba ocultando y que la habitación estaba llena de sombras. Había una luz en el pasillo y que entraba a través del ojo de la vieja cerradura; su contorno estaba enmarcado en el suelo delante de la ducha. Sonreí pensando en las pintorescas cerraduras de las puertas, cuando de repente, la luz desapareció y noté que el ojo de la cerradura estaba oscurecido; y había un par de sombras visibles bajo la parte inferior de la puerta.

Sintiéndome bajo la observación de algún mirón, comencé a frotar rápidamente mi polla, seguro de que la ducha era visible a través del ojo de la cerradura y, obviamente, alguien se asomaba por ella desde el pasillo mirándome en la ducha.

Después de hacer un gran espectáculo, cerré el agua y salí de la ducha, sin dejar de moverme rápidamente me acerqué a la puerta y la abrí sorpresivamente. Una joven, en la tardía adolescencia, entró bastante desequilibrada en la habitación, con la cara a la altura de mis partes y su pelo cepillando la parte interior de mis muslos.

― ¡Oh! ―exclamó― Yo... me cayó la llave, y la estaba buscando ―Su cara se enrojeció mientras miraba directamente a mi hinchada polla que aun sostenía en la mano. La agarré del brazo y la llevé a la habitación, cerrando la puerta tras ella.

― ¿Es eso cierto? Te vi espiando por el ojo de la cerradura durante bastante tiempo, jovencita. Voy a llamar a tu madre y decirle que he atrapado un mirón por así decirlo ―dije sin tratar de cubrir mi hombría, y de hecho, usándolo como un dedo, le meneé ante la cara, ya que estaba en el suelo, casi sentada frente a mí.

― No, por favor señor, no le diga a mamá que estaba mirando por el ojo de la cerradura. No quiero ningún problema, y no quise hacer ningún daño al mirar para ver cómo era ―Se estremeció mientras hablaba― Por favor, no lo diga, haré cualquier cosa si no lo dices ―me suplicó.

― Bueno, está bien, ¡chúpamela! Ya que estabas tan interesada en verla, ahora puedes probarla también ―La agarré bruscamente por la nuca y le tiré del pelo hasta que sus labios tocaron la cabeza de mi polla. Le escuché murmurar un bajo gemido, mientras abría los labios y envolvía mi herramienta con su boca. Podía sentir su lengua moviéndose por debajo de ella mientras se tragaba mi polla hasta su garganta. Tarareó algo mientras me la tragaba profundamente; era como si su boca fuera un vibrador.

Dado que me había estado masturbando, ya estaba bastante excitado antes de descubrirla, y ahora con sus labios firmemente sujetos alrededor de mi polla, con su zumbido más rápido y más fuerte, rápidamente le eché mi carga en lo profundo de su garganta. Ella siguió tarareando mientras intentaba tragarla.

El semen goteaba de los lados de su boca, caía sobre su blusa y goteaba entre sus pechos. Uso sus manos y las frotó en la piel como loción, y chupó más y más fuerte, tratando de obtener cada gota de mí semen. Seguí bombeando en su garganta cada vez más y más fuerte, hasta que terminé de gastar mi corrida. Cayendo de nuevo en la cama me volví simpático mientras ella se sentaba allí completamente dócil, lamiéndose los labios, y mirándome fijamente la polla.

― Promete que no se lo dirás a mi madre, ¿Verdad? ―preguntó mientras se levantaba y se limpiaba la esperma de su cara.

― Sí, no se lo contaré, siempre y cuando hagas lo que yo diga durante el resto de mi estancia aquí ―Le contesté con una mirada pícara, mientras pensaba en las diferentes cosas que le iba a hacer a esta joven en los próximos días.

― Se le prometo, señor, pero no se lo diga a mi madre ―Dijo y salió rápidamente de la habitación corriendo por el pasillo hasta su habitación.

Al darme cuenta de que ya era casi la hora de la cena, limpié rápidamente mi polla, me sequé y me puse un par de pantalones cortos, sin molestarme con la ropa interior, y un polo, y me dirigí abajo para la cena.

La mujer de la casa también se había puesto unos pantalones cortos y una blusa. También llevaba un delantal y estaba muy ocupada preparando la cena. Ahora podía ver claramente sus pechos, puesto que la parte inferior de sus bien formadas tetas se veía desde atrás cada vez que ella tomaba algo del mostrador.

Su hija apareció en la cocina, llevando un corto vestido de verano y procedió a ayudar a su madre a completar los preparativos de la cena con frecuentes miradas hacia mí. Me quedé mirando y pude ver los pezones de la madre mientras tomaba un vaso de un estante alto sobre el fregadero. Mi imaginación siguió corriendo hacia el encuentro anterior con la hija, y ahora al ver a esa mujer en plena forma preparando la cena, hizo que mi polla se endureciera dentro de mis pantalones cortos.

No me di cuenta, pero la cabeza de mi polla asomaba por debajo de mis pantalones cortos y, a medida que continuaba observando a las dos mujeres, lentamente iba quedando a la vista. Ellas siguieron hablando educadamente mientras terminaban los últimos preparativos, y los llevaban a la mesa.

― Por favor, siéntese, señor, espero que disfrute de la cena ―Dijo la madre y estoy seguro de que notó la cabeza de mi polla asomando por debajo de mis pantalones cortos. Simplemente sonrió y me ofreció un asiento entre ella y su hija.

― Oh, gracias, tiene un gran aspecto y huele muy bien ―respondí sonriendo a ambas. Mientras hablaba, inadvertidamente dejé caer mi servilleta en el suelo junto a la silla.

― Espere, déjeme ayudarle ―Dijo la madre que tomó la servilleta de tela y la puso cuidadosamente en mi regazo― Déjame ajustarla ―Prosiguió mientas procedía a ajustar la servilleta y con su mano rozó mi polla bajo la servilleta mientras la ponía en mi regazo sonriendo tímidamente.

La cena fue un evento inusual, incapaz de controlarme mientras ambas mujeres, intencionadamente, se acercaban y me acariciaban la polla debajo de la mesa, sin saber que ambas estaban haciendo lo mismo. No hace falta decir que enseguida me estaba corriendo sentado en la silla, por la servilleta y el suelo mientras cenaba.

Una vez terminada la cena, la madre miró el reloj y le dijo a su hija que era hora de dormir y que debería irse a la cama después de un día tan largo. Llevando a su invitado al salón, cerró la puerta tras ella. En la mesa lateral, había una cafetera humeante, que ella me ofreció.

― ¿Leche y azúcar? ―preguntó

― Leche, por favor ―le respondí.

Al darse vuelta, vi que sus pechos estaban completamente desnudos, y se acercó a mí, metió su cabeza entre mis piernas, y tiro de la punta visible de mi polla y comenzó a besármela y chupármela delicadamente. Estaba en el cielo. Me agarró las manos y se las llevó a sus pechos mientras continuaba chupándome la polla, ahora muy hinchada.

― Tira fuerte de mis pezones, me encanta que lo hagan cuando hago una mamada. Tira fuerte, pellízcalos ―murmuró entre jadeos. La obedecí bajando los brazos y agarrando y tirando de sus pechos y pezones como se me indicó. Fui aún más lejos, y le bajé los pantalones cortos, usando mis pies para terminar de bajarlos.

Me di cuenta de que en la pared de fondo había un espejo bien colocado, donde podía ver su culo al aire y también su coño Ella estaba entretenida trabajando con sus dedos dentro y fuera de su coño mientras se comía mi polla. Después de haberme corrido dos veces en las últimas horas, mi polla estaba dura como una roca, y no me sentía inclinado a venir muy rápido. La empujé hacia atrás poniéndola de a cuatro, le abrí las piernas y le metí la polla en el coño mojado mientras ella seguía jugando con su clítoris.

Ella jadeó fuertemente mientras yo le metía mi polla― ¡Fóllame, y fóllame, Fóllame fuerte!

Se estaba volviendo bastante ruidosa con cada golpe de cadera que le hacía, hasta que pronto, fue tan ruidosa que la hija bajó a ver lo que estaba pasando. Al entrar en la sala, apenas podía creer lo que veía, ya que su madre estaba con el culo al aire, y yo allí follándola con mi enorme polla.

― ¿Mama, cómo pudiste? ―exclamó asombrada.

Decidí que esta era la oportunidad perfecta para capitalizar el evento anterior; rápidamente dije― Por qué no te unes a nosotros, quítate la ropa y ven aquí

Empezó a protestar y le dije que hiciera lo que se le dijo o habría graves consecuencias.

Lo hizo y se desnudó― Ven aquí y abre tus labios de tu vagina para mí, quiero verlos mientras me follo a tu madre.

La hija asintió con la cabeza y ahora sus labios vaginales colgaban como hojas alrededor del pétalo de una flor rosa bajo un encantador arbusto rubio. Puso su dedo en su clítoris y comenzó a frotarlo, moviendo la mano arriba y abajo a lo largo de su clítoris, y bajando al agujero del coño. Sus jugos fueron visibles casi inmediatamente, después de las primeras caricias. Sintiendo que la madre se estremecía rápidamente metí mi polla en el coño de la hija, y me la follé durante los siguientes diez minutos, hasta que finalmente me vine de nuevo, y me caí al suelo entre las dos mujeres.

A la mañana siguiente, mientras conduje hacia la granja mientras pensaba en la madre y la hija que tuvieron una noche memorable. Esperaba repetir esta noche también.

Veterano

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