La Página de Bedri
Relatos prohibidos Ama de casa aburrida
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Cuando era joven, trabajaba como reparador de lavadoras. La mejor parte del trabajo era llegar a un lugar y encontrarme a un ama de casa vestida de forma muy sexy, que quería el servicio junto con su máquina. La primera con la que me encontré tendría unos treinta años, yo tenía entonces diecinueve y podía follar sin descanso. Así que llamé a su puerta y me abrió con una gran sonrisa y un top muy escotado― Pasa al lavadero ―dijo― la lavadora parece que no se vacía. ―Esta lavadora en particular no tenía una puerta para el filtro en la parte delantera como las máquinas modernas, así que tuve que inclinarla hacia atrás y tirarme al suelo para mirar debajo. Nada más ponerme de espaldas, me preguntó― ¿Ves algo? ―y el sonido de su voz me hizo desviar la mirada de debajo de la lavadora hacia donde ella estaba, de pie junto a mí. Y si podía ver algo, podía ver un hermoso coño pelirrojo bajo su falda, que prácticamente me sonreía, con los labios brillantes. ― Sí, puedo ver algo ―dije, y froté mi mano por el interior de su pierna, ella dejó escapar un grito ahogado, froté mi otra mano por su otra pierna y empecé a jugar con los labios de su coño ya mojado, y su clítoris con mis pulgares. Ella apoyó la mitad superior de su cuerpo sobre la encimera de la cocina para evitar que sus piernas se doblaran bajo ella. Cambié mi posición y me arrodillé detrás de ella, lamiéndole el coño mientras usaba mis dedos con su clítoris. ― ¡Qué bien! ―dijo, mientras le lamía, chupaba y mordía los labios del coño. ― Oooh ―dijo mientras le pasaba la lengua alrededor del ano ― Eso es muy agradable. Continué lamiéndola y lentamente introduje un dedo en su culo― ¡Oh Joder! ―dijo mientras mi dedo entraba y salía de su culo, luego sus palabras cambiaron, ahora eran― ¡Dios mío! ¡Esto es divino! ―que sonaban entrecortadas por unas intensas convulsiones y temblores. Mientras tanto, su coño comenzaba a gotear un montón de jugos vaginales. Luego dejó de temblar, se dio la vuelta y me puso de pie, me abrazó y besó lujuriosamente chupándome los labios y la barbilla, saboreando su propio jugo. Entonces se agachó y notó lo dura que estaba mi polla― ¡Oh, bien! ―dijo― ven conmigo ― me cogió de la mano y me llevó a la habitación de al lado. Me empujó contra el respaldo de un sofá y se puso de rodillas, me bajó la bragueta y pronto tuvo mi polla en su mano, la apretó y salió algo de líquido pegajoso, lo lamió y lo volvió a hacer, y de nuevo otra vez. ― Sabes bien ―dijo. ― Tú también ―dije yo. ― Ya sé que sí cariño, ahora relájate porque me encanta chupar pollas ―y cogió mi polla con su boca y empezó a chupármela. Me acarició los huevos y me chupó la polla durante unos cuantos minutos, cuando empecé a retorcerme, me agarró las nalgas y se la metió aún más en su boca. Tanto que no podría habérmela sacado si hubiera querido, que no lo quería. ― ¡Jodeeerrr! ―grité mientras empezaba a liberar mi semen en su boca, ella me clavó las uñas en el culo y no dejó de chupar hasta que me quedé vacío. Luego se levantó y empezó a quitarse la ropa, no tardó mucho ya que sólo llevaba una falda y una blusa. No tardamos mucho en estar desnudos, me cogió de la mano y me llevó al sofá, quitó los cojines del respaldo y los tiró al suelo. Me tumbó en el sofá y se puso encima de mí. ― Cuando me folles, quiero que te corras dentro de mí ―me dijo, y luego se dio la vuelta y se puso en posición de 69. Yo todavía estaba bastante erecto, pero cuando me la chupó me puse mucho más erecto. Me puso su coño pelirrojo en la cara y me pidió que le mordiera los labios y yo accedí encantado. ― Y mete tu dedo en mi culo otra vez―dijo. Empecé con un dedo, pero pronto fueron dos y luego tres. Cuando logró que estuviera lo suficientemente erecto, se apartó de mi cara y se sentó a horcajadas sobre mi polla, deslizando lentamente su coño por ella hasta que la penetré hasta las pelotas. Luego empezó a mover las caderas, primero lentamente y luego cada vez más rápido, hasta que llegó al orgasmo ― ¡Oh, sí, cabrón! ¡Folla mi coño pelirrojo! ¡Así, así! ¡Fóllame! ¡Fóllame! ―gritaba hasta que finalmente se detuvo y me soltó la polla. Entonces ella cogió mi polla con su mano y comenzó a empujar hacia abajo de nuevo, pero esta vez mi polla estaba entrando en su culo.― ¡Joder, qué bien se siente! ―dijo y comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo lentamente ― ¿Crees que te puedes correr en mi coño y en mi culo, nene? ―Y se puso de rodillas delante de mí… Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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