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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Beni se folla a un stripper
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Aquella noche iba a ser una noche de baile para celebrar el cumpleaños de mi mujer. Fuimos a un popular club de baile de la ciudad y bailamos canciones de los 80. Alrededor de la medianoche nos fuimos a otro lugar. Acabamos en un bar gay que tenía strippers masculinos. El espectáculo ya había comenzado a pesar de que sólo había unos 5 clientes en el club. A veces éramos los únicos espectadores, ya que los demás clientes se iban. El primer bailarín que vimos era un hombre blanco con el pelo rizado oscuro y un cuerpo magro y delgado. Terminó su baile y se detuvo junto a nosotros para "conocernos y saludarnos". Esta es una parte del espectáculo en la que los bailarines circulan entre el público y reciben billetes que los clientes introducen en sus tangas y el manoseo suele ser algo habitual. Charlamos brevemente y le echamos un piropo, deslizando nuestros dedos en sus calzoncillos para plantar un billete. Entonces empezó el siguiente bailarín y nuestro amigo se alejó mientras nuestra atención se dirigía a la pista de baile, donde bailaba un negro muy sexy. Cuando empezó a desvestirse, me giré y vi los ojos de mi mujer clavados en él, tenía un cuerpo muy musculoso pero delgado. Mi mujer se quedó embobada con su baile y cuando después se acercó a nosotros, se dirigió directamente a ella y le puso las manos encima. Al cabo de unos minutos dijo que volvería y se fue a saludar a las demás personas que estaban allí, quizá tres.

Me acerqué a la zona de servicio del bar para recoger unas bebidas y cuando me giré, vi que el negro buenorro había vuelto y que mi mujer estaba medio caída del taburete de la barra, aplastada contra él. Él le estaba acariciando el cuello con sus sensuales labios y las manos de ella estaban escondidas por debajo de su cintura. Volví a acercarme después de observarlos durante unos momentos. Apenas se apartó de ella y me rodeó con su brazo. Le dije que me encantaría ver su polla dentro de la boca de Beni. Me dijo que sería estupendo y que podríamos encontrarnos fuera. Mientras terminábamos nuestras bebidas, mi mujer me dijo lo dura que estaba cuando jugaba con su polla. Yo estaba mirando la puerta y le vi salir, así que le seguimos. Se reunió con nosotros fuera y nos preguntó dónde estábamos aparcados, y al doblar la esquina le señalamos nuestro coche compacto en la tranquila pero bien iluminada calle. Mi mujer y el stripper subieron a la parte trasera. Me senté en el asiento del copiloto y observé cómo le bajaba los calzoncillos y empezaba a chuparle la polla. Después de mirar unos instantes, pensé que tal vez debería salir del coche para vigilar por si alguien venía por la acera. Me bajé del coche y vigilé la solitaria calle pero no vi nada más que algo de tráfico en el siguiente cruce. Volví a mirar en el coche y mi mujer se estaba sacando una pierna del pantalón. El stripper negro estaba casi encima de ella y le metía la polla en su coño pelirrojo. El coche se balanceó como un loco durante unos minutos. Terminó dentro de ella y salió del coche diciendo que esperaba volver a vernos. Me subí al asiento del conductor y nos fuimos con mi mujer todavía en el asiento trasero poniéndose los pantalones. Cuando llegamos a casa era muy tarde y nos fuimos directamente a la cama.

Cuando nos despertamos por la mañana, hicimos el amor y le comenté después lo resbaladiza que estaba aún después de haber sido follada por el otro hombre la noche anterior. Ella se sorprendió de verdad y dijo― ¿Anoche me follé a otro tío?

Supongo que había bebido demasiado y le conté los detalles y la secuencia de los hechos lo mejor que pude recordar. Entonces empezó a recordarlo todo y comentó que era un milagro que no acabáramos en la cárcel. Estuve de acuerdo con ella, y me reprendí en silencio por no haber recordado que mi teléfono móvil tiene una videocámara.

Beni y Cecilio

Bares de stripers

A Benita y Cecilio les gusta ir de vez en cuando, a bares gay para ver a los bailarines. Son  chicos jóvenes que siempre están calientes y suelen ser bisexuales, como ellos dos.

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