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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Beni y Cecilio van a un bar gay
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Historia de Cecilio

Nos gusta ir a bares gay, de vez en cuando, para ver a los bailarines. Esos chicos están siempre calientes y son jóvenes. Anoche fuimos a uno y se convirtió en una aventura para esposas cachondas. Según nuestra experiencia, muchos, si no todos, los bailarines son bisexuales. Puede que estén allí esa noche para bailar para la mayoría de los clientes homosexuales, pero en algunos también hay unas pocas de mujeres o un pequeño grupo de solteras. Después de bailar se quedan en ropa interior y pasean entre los clientes coqueteando con ambos sexos mientras pasan de un grupo a otro. En algunos locales es habitual que se pueda meter la mano dentro de los calzoncillos ajustados del bailarín y tantearle el paquete. O él puede tirar del elástico de la cintura para que puedas echarle una mirada. Como hombre bisexual, disfruto de esta parte del espectáculo y, como marido de una esposa cachonda, disfruto viendo a Beni comprobar el cuerpo del chico de cerca, y cómo este la manosea.

Una cosa que me gusta imaginar de vez en cuando es a Beni con otro hombre cuando yo no estoy. Desde que nos conocimos, todas nuestras aventuras como han sido tríos hombre-mujer-hombre. Las únicas veces que he experimentado la excitación de saber que mi esposa estaba a solas con otro hombre, ha sido cuando he ido al baño, dejándolos solos por unos momentos. Siempre me ha gustado quedarme un rato, imaginando lo que podrían estar haciendo mientras yo no estoy con ellos. ¿Están en la posición del 69? ¿Ella lo cabalga lentamente? ¿Le agarra el pelo y le mete la polla en la boca? Mi imaginación empieza a volar y tengo la necesidad de ir a ver. Así que vuelvo a entrar, lenta y silenciosamente en la habitación y disfruto del descubrimiento. Tengo que admitir que la idea de que se acueste con otro hombre cuando yo no estoy, y que luego me cuente lo que ha pasado, es algo que me pone muy cachondo. He estado imaginando en mi mente el modo de cómo podría suceder eso.

Esa noche llegamos un poco temprano y ocupamos una mesa cerca del escenario. Tuve que orinar y terminé en el baño para discapacitados que lamentablemente también se utilizaba como almacén. Volví a la mesa sonriendo y le conté a mi esposa lo del del pequeño baño lleno de sillas plegables, cajas, escobas, etc. Entonces dijo que iba al baño de mujeres. En ese momento había unos 20 ó 25 clientes masculinos en el bar y era la única mujer. Cuando volvió a la mesa sonreía ampliamente. Esperaba que me hablara de un baño similar y desordenado que un bar gay ofrecía a las mujeres. Sin embargo, había encontrado unos baños que eran bastante ostentosos, y después de orinar y mientras se lavaba las manos, los tres bailarines habían entrado en el baño para usarlo como camerino. Todos la saludaron y se presentaron y debo decir que su historia fue mucho mejor que la mía. Y las dos siguientes veces que fue al baño anoche, tuvo otra historia que compartir sobre uno de los bailarines.

Jon bailó por primera vez, mostrando su gorda polla dentro de sus ajustados calzoncillos. Luego se paseó entre la clientela que empezaba a llenar el bar. Después de oír que Beni se había encontrado con los bailarines en el baño, le sugerí que sería excitante que me corneara con uno de ellos en el baño de mujeres. Hablamos y bromeamos sobre esa divirtiéndonos bastante. Luego, el tercer bailarín inició su baile y para entonces, Jon ya había pasado por nuestra mesa frotándose contra mí como un gato. Le dije que sabía que ya había conocido a Beni en el baño. Se mostró muy sonriente al respecto. Le pregunté si podía usarla ahí atrás como una “estimuladora” y me dijo que le parecía estupendo. Se acercó al lado de Beni mientras le decía que le gustaría tenerla como "estimuladora". Jon dijo que―le encantaría meterle la polla por la garganta―mientras se bajaba el slip , revelándole su dura polla. Después de que Jon se fuera de nuestra mesa, le comenté a Beni lo caliente que sería eso. Pensé que era una oportunidad para una aventura que no podíamos dejar escapar.

Mientras mirábamos cómo Jon finalizaba su recorrido entre los clientes y desaparecía en el baño de mujeres, Beni estaba siendo un poco tímida y tuve que animarla, al menos unas cinco veces, que fuera y lo hiciera. Entonces se levantó de la silla y preguntó― ¿Cuáles son los límites?

― No hay límites ―Le dije y se fue al baño para lo que pareció ser una visita muy larga. Mientras tanto, el segundo bailarín, Marcel, había pasado por la mesa y le conté que me había enterado de que había conocido a mi esposa en el baño y que ella se había ofrecido a hacer de “estimuladora”. Le hizo gracia y le dije que había vuelto a ir al baño y que pensaba que podría estar con Jon. Dijo que sería un buen momento porque él era el siguiente en actuar. Mientras Marcel seguía entre el público, Beni volvió a la mesa e inmediatamente me dio un beso que sabía a semen. ¡Eso fue muy excitante!

De camino de regreso a casa me sorprendió con algunos detalles de la tercera vez que fue al baño.

Historia de Beni

No era la primera vez que veía hombres en los baños de mujeres de los bares gay. Sin embargo, normalmente son las drag queens las que suelen usarlos. En el local al que fuimos esa noche no había ninguno.

Había visto a Jon llegar antes con una pequeña maleta que en el suelo, cerca de la puerta, cuando entré para ir a orinar. Sin embargo, me sorprendió un poco que, menos de un minuto después de que entrara y se presentara con los otros dos. Como dijo Cecilio, soy un poco tímida, pero no excesivamente, así que sonreí y les estreché las manos a los tres todos, y tras comentar que, efectivamente, éste era el lugar más privado del bar les dije― Bueno, nos vemos pronto.

Y si, mi historia fue mucho mejor que la del viaje de Cecilio al armario de las escobas. Pero mi segundo viaje fue mucho más interesante.

No vi a Jon cuando entré y como tenía que orinar de nuevo, entré en una de las cabinas. Entonces oí una voz que me preguntaba dónde estaba. Respondí y cuando terminé y me lavé las manos, Jon me llevó a la cabina para discapacitados que es más grande. Entramos y me puse de rodillas. Él se bajó los calzoncillos y su polla, casi dura, apareció delante de mi cara. La agarré con una mano, sin apretarla, le miré y sonreí. Luego me lamí los labios y le lamí lentamente el lado de la cabeza de la polla. Después de pasar la lengua para mojarla, rodeé la punta con los labios y la chupé. Mi otra mano se acercó a sus pelotas y las palpó mientras la otra acariciaba su pene. Poco a poco, empecé a succionar más y más mientras que a él se la ponía cada vez más dura. Me acarició el pelo mientras se la chupaba y palpó uno de mis pechos, comentando que le gustaban. No me pareció que pasara mucho tiempo antes de que me preguntara si podía correrse en mi boca, y no mucho después de que murmurara mi asentimiento, empecé a notar los espasmos de su polla mientras dejaba salir su carga. Dejé que se corriera sobre mi pecho, cerrando mis labios con fuerza.

Salimos de la cabina y él se vistió para su siguiente baile mientras yo iba a reunirse con Cecilio. Al volver a la mesa, me acerqué a Cecilio con el semen de Jon todavía en mis labios y lo besé asegurándome de que saboreaba el manjar que había reunido para él.

Cecilio sigue con la historia

Beni me estaba dando un beso inusualmente profundo. Sabía que algo pasaba porque una pasión tan hetero no suele ser apropiada en un bar gay. Detecté un sabor algo diferente al del ron y los cócteles que habíamos estado bebiendo. Le pregunté si aquello era semen y ella asintió con la cabeza y sonrió. Entonces me dijo que habían caído unas gotas en su pecho cuando lo dejó correrse entre sus labios. Me dijo que podía lamerlo más tarde y le pregunté― ¿Tu pecho?"

―Me quité la camiseta y uno de mis pechos se salió fuera del sujetador ―dijo Beni que al día siguiente encontró un revelador rastro de semen en una de las copas de su sujetador transparente.

El tercer stripper, Dani, estaba paseando entre el público y se detuvo en nuestra mesa. Primero se detuvo junto a Beni, que después me contó que le había dicho que ambos éramos bisexuales. Después de manosearla un rato, se acercó a mí y se frotó sobre mí manoseándome por todas partes y poniéndose un poco loco como si fuera a levantar de mis piernas en el aire. Nos reímos y le conté que Beni había estado haciendo de “estimuladora” para Jon. Se fue hasta su lado de la mesa y la volvió a manosear mientras ella comprobaba su marcada musculatura y su bonito bulto.

Pronto llegaría la hora de irse y volví al baño de nuevo, pasando por el baño de mujeres e imaginando lo que había tenido lugar allí. Cuando regresé a la mesa, Beni dijo que necesitaba ir al baño. Marcel estaba es su turno y no me di cuenta de que Jon había terminado su parte y probablemente estaba vigilando a Beni.

Beni continúa

Ciertamente no esperaba encontrar a Jon en el baño otra vez, pero estaba allí. Volví a usar las instalaciones y Jon quedó esperándome junto al lavabo. Después de lavarme las manos, me dio una toalla para que me secara y me llevó de nuevo a la gran cabina para discapacitados. Quería verme el coño, así que me bajé los vaqueros y las bragas. Jon me guió para que me inclinara y ver desde atrás, y luego, por un momento, deslizó un dedo dentro. Había un par de mujeres más que habían llegado en el transcurso de la noche, y creo que él estaba un poco nervioso por si alguien más entraba en el baño. Comentó lo mucho que le gustaban mis bonitas partes íntimas. Luego me subí los vaqueros y me fui mientras él se vestía para su siguiente actuación.

Cuando Jon salió del baño, me puso en la mano un papel con su número de teléfono y me dijo―Úsalo.

― Hmmm... Sí... Creo que lo haremos.

Beni y Cecilio

 

 

Bares de stripers

A Benita y Cecilio les gusta ir de vez en cuando, a bares gay para ver a los bailarines. Son  chicos jóvenes que siempre están calientes y suelen ser bisexuales, como ellos dos.

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