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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Caliente esposa de un amigo
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Entré y me giré para mirar al pasillo mientras cerraba la puerta de la habitación del hotel y cuando me volví, pared el pequeño cuerpo de la mujer que me estaba esperando me empujó contra la mientras literalmente me atacaba, besándome con un ardor que nunca había antes experimentado.

Antes de darme cuenta, ella ya me había quitado la camisa y tenía una mano dentro de mis pantalones agarrándome la polla. Le devolví los besos y agarré su firme culo firme. Lo único era que ella no era mi esposa, sino Sita, la esposa de un amigo.

Había alrededor de cincuenta parejas en la boda de la hija de un amigo pasándolo muy bien bebiendo, bailando y charlando. Sobre todo bailando mezclados entre nosotros y cambiando de parejas de baile. Todo ese tiempo Sita había estado coqueteando con todos, incluso con algunas mujeres. Cuando yo estaba bailando con Sita, la música se ralentizó cambió romántica mientras el nivel de luz descendía. Quise abandonar la pista de baile pero Sita me agarró de la mano y me acercó a ella diciéndome― ¿No quieres bailar conmigo esta música tan sexy?

―Bueno, eso no es ningún inconveniente ― dije mientras tomaba su delicada cintura para comenzar a bailar. Sita movió sus manos hacia mi trasero y me abrazó con fuerza mientras comenzaba a mover sus caderas hacia mí. Mi manos le correspondieron deslizándose desde sus caderas hasta ese hermoso apretado culo y le di un rápido apretón― Mmmmm fantástico ―dije mientras Sita cambiaba de posición ligeramente para empujar su pierna entre las mías y moler su coño contra mi pierna. Le respondí poniéndome duro a la altura de las circunstancias.

―Ahora eso es aún mejor ― dijo.

―Sé que te apetece y yo también quiero, quiero una follada rápida, sucia y sin compromisos. Una follada de una sola vez, sin restricciones mientras sea rápida ―me susurró al oído.

Ella tenía razón, me gustaba mucho, es una mujer no muy alta, de cabello castaño largo, menuda y delgada, pero con un cuerpo perfectamente proporcionado: Con piernas que parecen más largas de lo que deberían ser, caderas delgadas, pechos pequeños pero firmes y un magnifico culo, duro y apretado. Un una ocasión me había sorprendido mirándola, unas seis semanas antes, en una fiesta campestre en la que coincidimos, ella vestía una sencilla camiseta blanca, con las mangas cortas y muy anchas, que desde el ángulo en que yo miraba dejaba ver sus tetas; además llevaba unos jeans extremadamente ajustados. Cuando ella me vio mirándola, me sonrió y guiñándome un ojo murmuró― No, yo no ―Luego se rió, y debía haberme leído la mente, porque me preguntaba si ella llevaría bragas debajo de aquellos pantalones vaqueros tan apretados

Ella me había susurrado― Habitación 306 en cinco minutos, vete al bar y pide una copa, luego sube a la habitación, nadie se dará cuenta de que no estamos con los demás; están demasiado excitados y emocionados, pero como te dije, quiero que no sea complicado, quiero una follada rápida y sencilla.

―Muy bien si eso es lo que quieres, te voy a follar el culo, pero no te desvistas que quiero quitarte yo ese vestido ―dije.

― Bien, apúrate.

Se deslizó por mi cuerpo plantando besos mientras me quitaba los pantalones y la ropa interior, llevándome la polla a su cálida y suave boca, lamiendo la cabeza y luego tragándomela profundamente diciendo― Me encantaría que te corras en mi boca, pero no tenemos tiempo.

Se puso de pie y se acercó a la cama conmigo detrás de ella, me acerqué, la besé, y le di un vistazo para quitarle la cremallera de su vestido sin tirantes que se ensanchaba por la cintura y terminaba justo encima de sus rodillas. Dejé que el vestido cayera sobre sus caderas y observé sus pechos, pequeños, redondeados y firmes, con areolas y pezones oscuros.

Bajé la cabeza a sus tetas y tomé un pezón en mi boca, lamiéndolo y tirando de él con mis dientes. Terminé de quitarle el vestido mientras me ponía de rodillas frente a ella. Llevaba unas bragas negras, no muy elegantes ni tan sexys como imaginaba que iban a ser, pero lo suficientemente sexys para mí en aquella situación. Se las quité con los dientes y luego hundí mi boca en su coño rasurado, empujando la lengua profundamente dentro de su mojado y caliente núcleo del placer. La jodí con la lengua un par de minutos pero ella dijo― ¡Vamos! Esto me encanta, pero fóllame ahora.

― De acuerdo, pero te advertí lo que iba a hacerte ―dije mientras la empujaba sobre la cama y la volteaba para que su culo quedara expuesto ante mí. Me moví detrás de ella mientras me colocaba el condón y luego froté mi polla tiesa contra los húmedos labios de su coño solo para lubricarla más. Luego retrocedí y empujé profundamente en su culo con un solo movimiento, sin detenerme ni siquiera cuando exclamé― ¡Oh Dios, esto está muy apretado!

Podía sentir su ano contrayéndose alrededor de mi polla y me puse a joderle el culo rápido, a un buen ritmo, bombeando fuerte y rápido. Pronto pude sentir que estaba cerca de acabar y me asombró como nunca que le sucediera a una mujer a la que follaba por el culo. Ella llegó al clímax, otra vez gritando y apretando tan fuerte mi polla que parecía que estaba atrapada dentro de su culo. Cuando ella me liberó, todavía estaba en los finales de su orgasmo.

Luego me quinté el condón y la volteé sobre su espalda, extendí sus piernas bien abiertas y altas, exponiéndome su coño y nuevamente empuje mi polla dentro de ella. Ella me había pedido que fuera duro rápido, y eso era lo que iba a hacer. Mientras la bombeaba, levanté sus piernas para que se apoyaran sobre mis hombros. Yo bombeaba y empujaba dentro de ella tan fuerte y rápido como podía y me resultaba increíble que su coño seguía apretándose alrededor de mi polla sujetándola y soltándola. Eso sí que era una buena follada, era pura lujuria de los dos. Todo el tiempo que la jodía, estuve jugando con sus tetas, apretando, frotando y tirando de sus pezones. Solo lamento no haber podido poner mi boca sobre ellos, pero la posición en la que estaba jodiendo con ella no me dejaba, Mientras tanto ella no paraba de jadear y gemir, animándome a seguir y más, más fuerte. Había lujuria en sus ojos cuando dijo― Me estoy volviendo loca, acabaré pronto, no te contengas, pero trata de correrte conmigo.

Aumenté mi velocidad y pronto sentí que comenzaba ella a estremecerse y acariciar mi polla con su coño hasta que me vine disparando lo que parecían litros de esperma caliente dentro de su agujero húmedo. Mi corrida desencadenó su orgasmo y ella de nuevo se corrió soltando una notable cantidad de jugos.

Justo antes de haber terminado, saqué la polla de dentro de ella salpicando un poco de mi esperma sobre su vientre. Luego la agarré del cabello y jalé su cabeza hacia mí acercando su cara a mi polla aún goteando, y le unté los labios y la cara con mi semen.

― ¡Lámeme la polla para limpiarme! ―Le di instrucciones de que quería y lo que hizo con una sonrisa en su rostro.

Cuando acabó le dije―No te limpies, quiero saber que tienes mi semen en tu coño, en tu vientre y en tu cara durante el resto de la noche.

―Está bien, pero estarás besando tu propio semen más tarde cuando te bese para darte las buenas noches ―Dijo.

―Sí, pero para entonces, más hombres te habrán besado ―Respondí mientras salía de la habitación.

Cuando volví con los demás comprobé que Zita tenía razón en que nadie se había dado cuenta de que nos habíamos “extraviado”.

Nick

Otro relato ...




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