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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Compañeros de apartamento
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Hace unos años, tuve la dicha de estudiar en Montreal, Canadá. En mi tiempo por allá, solía rentar un departamento junto con otras 2 personas, Lucas, brasileño, 22 años; Patrick, canadiense, 24 años; y yo, Iñaki, mexicano 22 años.

Éramos simplemente compañeros de piso, y todo parecía ir muy bien. Ellos no sabían que a mí me atraían los hombres, y que nunca había hecho nada sexual con alguno. Nuestras conversaciones, cuando convivía con ellos, era todas muy neutrales.

Hasta que llegó un día en el que yo estaba solo en el piso. Tenía mucha calentura y muchas ganas de masturbarme, entonces me metí al baño del apartamento. La regadera era de teléfono con esos cabezales que puedes mover, me metí a la tina, y prendí la regadera con el cabezal en su función máxima, y comencé a rociar el agua, a toda presión, con el tallo y cabeza de mi pene, algo que nunca había hecho y sorpresivamente, me causó mucho placer. Por lo que cuando me corrí, saqué algunos gritillos placenteros causados por un orgasmo más intenso de lo normal. Terminé de ducharme y salí del baño en toalla. Para mi sorpresa, Lucas estaba afuera del baño, no me enteré que había llegado. Él dirigió una mirada que lo decía todo, una mirada que decía ―escuché tus orgasmos y me excitan ―Entré en pánico y decidí irme a mi cuarto.

A partir de ese momento, Lucas se paseaba por el apartamento en unos boxers cortos blancos, cosa que antes de eso nunca hacía, marcando su pene brasileño. He de decir que su paquete se veía bastante bueno. Pasaba que cuando yo estaba sentado viendo la tele, y él salía el de su cuarto para ir a ducharse con sus boxers ajustados, me veía y se acercaba demasiado, parado a 1 metro de mí, y decidía que ese momento era perfecto para platicar entre los 2. A mí me sorprendía porque yo sabía que él tenía novia. En fin, pensé―todo esto me lo estoy imaginando, él no quiere nada conmigo.

En medio de todo esto, un día Patrick y yo fuimos invitados a un evento de la escuela, al cual quedamos de ir juntos. Él siempre hablaba de mujeres, y de lo sensuales que eran. Entonces yo nunca pensé que podría sentirse atraído por mí. Hasta esa noche, cuando acabando el evento, Patrick ya estaba algo tomado, y me invitó a un bar a tomarnos una cerveza. Él ya estaba demasiado tomado, pero accedí. Patrick es de esos hombres que miden 1.85, ojos azules verdosos, barba, y fuerte. Algo que pensé que estaba fuera de mi alcance.

Al poco rato de estar platicando, comienzo a sentir su pierna debajo de la mesa frotándose con la mía, cosa que para el estado en el que estaba, pensé que simplemente se estaba acomodando. Decidimos regresar al departamento, eran las 4 AM y recuerdo que no prendimos las luces. Vivíamos en un piso 29, solamente entraban las luces de la calle a través de las ventanas, fue entonces cuando me abrazó y me dijo que me estimaba mucho. Lo cual lo tomé como un―está muy pasado de copas y ya―Me metí al baño para cambiarme, lavarme los dientes, cuando de pronto Patrick abre la puerta y me comienza a besar, lo separo y le digo que está muy borracho y que se fuera a dormir. Se fue, cerré la puerta y me quedé sumamente impresionado. A los pocos minutos regresó, y me besó de nuevo, lo volví a separar pero esta vez me agarró de la cintura y me dijo― No sabes cuánto he esperado esto ―A lo que decidí dejarme llevar.

Me agarró de la mano, y me llevó a su cuarto. Me sentó en la cama, yo estaba que no me lo creía, no podía creer que la fantasía se me estaba cumpliendo. Se hincó frente a mí y comenzó a besarme el bulto, hasta que me bajó los boxers y comenzó a darme la mejor mamada que me han dado en la vida.

Después de un rato, cambiamos posiciones y por fin descubrió su pene, era grande, gordo y cabezudo. Con unos deliciosos grandes testículos que me tragué. Después se montó encima de mí y los dos nos corrimos mientras nos besábamos y frotábamos el uno al otro, un placer indescriptible. Al acabar, nos abrazamos y me paré y me fui a mi cuarto a dormir. Al día siguiente desperté, y lo vi y actuamos como si no hubiera pasado nada.

Unas semanas después, salí de fiesta con Lucas...

Iñaki

Otro relato ...




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