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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Cortinas en el baño
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Mi mujer, Kim, me había estado presionando para que pintara el baño. Tenía razón, lo necesitaba, pero pintar no es el proyecto más emocionante para mejorar una casa. Un fin de semana decidí que era el momento. Por supuesto, tuve que quitar las cortinas del baño antes de pintar, que es la única razón por la que puede interesar mi proyecto de pintura.

Nuestro vecino Alex era un recién divorciado de unos 40 años. Aunque nos llevábamos bien, nunca mantuvimos una relación social con él. Éramos amables, pero por lo demás nos manteníamos a cierta distancia. Yo sabía que él pensaba que mi esposa era atractiva. Varias veces, cuando ella y yo estábamos en el patio trasero, había visto a Alex contemplando su cuerpo. Por supuesto, mi esposa era una mujer joven, guapa y atractiva, con un cuerpo fantástico, así que no era raro ver a los hombres mirándola.

Quité las cortinas, retiré los soportes y preparé las paredes. Nuestro cuarto de baño tiene forma irregular, así que la preparación me llevó más tiempo del esperado. Sé que los pintores profesionales y los hombres más manitas lo habrían hecho en un santiamén, pero yo no soy así. Así que, después de imprimar el baño, decidí dejar la pintura para el fin de semana siguiente. Era nuestro único baño completo, así que tendríamos que usarlo parcialmente pintado, pero no lo vi como un gran problema. Y ni siquiera consideré que la ventana sin cortinas podría permitir que alguien viera dentro.

Esa semana pasó y nunca le di importancia. Mi esposa no estaba contenta de que no terminara de pintarlo, pero se alegraba de que se hiciera. Llegó el siguiente fin de semana y tuve que trabajar parte del sábado y había un gran partido el domingo, así que decidí que podía esperar una semana más.

El domingo por la noche Kim me dijo que estaba decepcionada porque no había llegado al baño y me suplicó― David, por favor, intenta hacerlo el próximo fin de semana.

Así que le prometí que el siguiente fin de semana terminaría el trabajo. Le expliqué que no creía que fuera urgente y que sí necesitaba trabajar y que era un partido importante. Me dijo que entendía que tenía que trabajar aunque no mencionó el partido, pero que la única razón por la que prefería que se hiciera antes que después era que pensaba que el vecino podría estar viéndola desnudarse y ducharse.

Eso me golpeó como un mazo. Ni siquiera lo había considerado― ¿Qué te hace pensar que te está espiando? ―tartamudeé.

― Hace un par de días entré a ducharme. Acababa de quitarme la blusa, pero aún tenía puesto el sujetador y todo lo demás. Miré por la ventana y me di cuenta de que estaba sentado en su ventana mirando directamente hacia el baño. No estaba segura de sí me estaba mirando a mí o sólo miraba en mi dirección. De todos modos, su luz estaba apagada y supuse que se había ido, así que continué desvistiéndome y quitándome los vaqueros. Así que estaba allí de pie, sólo con mi sujetador y mis bragas, cuando me pareció notar movimiento justo cerca de la ventana donde le había estado sentado. No estaba segura de lo que era, o de si era algo, así que eché un largo vistazo. No vi más movimiento, pero me pareció ver una silueta suya sentada junto a la ventana. Sin embargo, era difícil distinguirlo porque estaba oscuro. Pensé que probablemente era mi imaginación, así que me quité el sujetador y las bragas y me duché.

Y ayer, cuando entré a ducharme, eché un vistazo. Su luz no estaba encendida, pero de nuevo creí haberle visto en su ventana. Todavía insegura, me desvestí y me duché, pero justo cuando iba a salir del baño apagué la luz de repente para poder ver mejor. Mis ojos aún se estaban adaptando a la oscuridad, pero estoy bastante segura de que le vi levantarse y alejarse de la ventana. Así que no estoy segura, pero creo que me está espiando. Y si es así, entonces me ha visto completamente desnuda.

Le dije que podía poner unas cortinas provisionales y quitarlas cuando pintase el siguiente fin de semana. Para mi sorpresa, me dijo que estaba bien y explicó― A estas alturas, si está espiándome, ya ha visto todo lo que tengo, así que no me importa mucho ahora. Una semana más no supondrá ninguna diferencia. Y por favor, termina el baño el próximo fin de semana.

Estaba lleno de pensamientos y preguntas. Me alegraba que no estuviera asustada. Después de todo, no parecía que fuera un gran problema si se prolongaba una semana más. Me preguntaba si realmente la estaba espiando y qué podía ver. Se duchaba por la noche, casi siempre alrededor de las diez, y con las luces brillantes y la imprimación fresca que teníamos en el baño, la habitación y todo lo que había en ella probablemente brillaba. Pero quizás no era tan malo como imaginaba.

Después de prometer que pintaría y volvería a colgar las cortinas el siguiente fin de semana, fui al baño para investigar un poco. Dejé la luz apagada y me acerqué a la ventana. Me di cuenta de que si realmente estaba espiando, probablemente lo había visto todo. Nuestro baño estaba orientado hacia la ventana del vecino. No era un baño grande, únicamente había una pequeña zona en el centro donde uno podía cambiarse o estar cuando se usaba el lavabo o el espejo. Y cuando se estaba de pie en el centro, cualquiera que mirara por la ventana tendría visión sin obstáculos de ella. La casa de Alex tenía un par de ventanas que estaban casi a la altura de las nuestras, pero quizás medio metro más altas. No conozco muy bien la distribución de su casa, pero creo que ambas están en su despacho. Desde esas ventanas él habría tenido una vista perfecta y habría podido ver sus tetas, y también su coño y su culo debido a la diferencia de dos alturas. No había mucho espacio entre nuestras casas así que seguramente tendría una vista fantástica.

Al principio, me sorprendió y me chocó que Alex pudiera estar espiando a mi mujer. A medida que pensaba más en ello, me di cuenta de que también me excitaba. Quería comprobar por mí mismo si lo estaba haciendo. Cuando Kim se dispuso a tomar su ducha nocturna, me dirigí a otra ventana con una buena visión de la casa el vecino y apagué las luces. Le dije a Kim lo que iba a hacer y le pedí que actuara con normalidad y que me fuera diciendo lo que iba haciendo mientras estaba en el baño, de modo que pudiera hacerme una mejor idea de si él la estaba espiando. También le dije que probablemente era mejor para ella fingir que no sabía que podía estar siendo observada― Podría hacerse una idea equivocada ―le dije.

Estaba mirando por la ventana antes de que Kim entrara en el baño y me di cuenta de que había una luz tenue encendida en el despacho. Parecía que estaba trabajando en su ordenador en la oscuridad. Cuando Kim entró en el baño y encendió la luz, una gran cantidad de luz iluminó su despacho. Vi cómo se levantaba y cambiaba de posición su silla para mirar por la ventana hacia nuestra casa.

― Me estoy desvistiendo ahora, acabo de quitarme la camiseta y los pantalones cortos, estoy aquí en sujetador y bragas.

No podía imaginarlo mirando por la ventana. Estoy seguro de que mi esposa estaba absolutamente impresionante en ropa interior. Me pregunté qué debía decirle, podría impedir que siguiera desvistiéndose y evitar que Alex la viera desnuda de nuevo. O podría dejarla continuar, sabiendo que Alex vería el cuerpo de mi mujer en todo su esplendor. Era una sensación increíble, saber que si no hacía nada sus ojos pronto estarían devorando el cuerpo caliente y desnudo de Kim.

― ¿Está mirando? ―preguntó ella.

Era el momento de la verdad― No estoy seguro ―mentí― ¡Continúa!

― Vale, me desabrocho el sujetador, ya está quitado y estoy de pie frente a la ventana en topless.

No podía creer que nuestro vecino estuviera viendo las hermosas y desnudas tetas de mi mujer. Por la forma en que la había estado mirando en nuestro patio sé que pensaba que ella era caliente. Y ahora se le concedía el espectáculo de sus pechos desnudos.

― Me estoy quitando las bragas. Bien, ahora estoy completamente desnuda, de pie frente al tocador.

Estar de pie frente al tocador significaba que ella estaba perpendicular a la ventana ofreciéndole una vista de perfil de su cuerpo desnudo.

― Me voy a dar la vuelta para abrir el agua de la ducha.

Darse la vuelta significaba mostrarle a Alex su lindo culito. Podía oír cómo se abría la ducha y sonaba el agua. Seguramente estaba agachada mientras graduaba la temperatura. Me imaginé que sus tetas se balanceaban un poco mientras trataba de lograr la temperatura adecuada.

― Estoy entrando en la ducha.

Oí cómo se cerraba la puerta de cristal esmerilado que no era muy transparente, así que probablemente, Alex solo podría ver su silueta, pero nada más. El vecino se apartó de la ventana y, por la luz que entraba en el despacho, pude suponer que había salido de la habitación. Regresó apenas un minuto después y volvió a ocupar su posición frente a la ventana. Oí cómo se cerraba el agua y se abría la puerta de la ducha. Con la puerta abierta Alex recibió una maravillosa vista frontal de todo el chorreante cuerpo de Kim.

―He terminado de ducharme, ahora voy a secarme.

Sólo podía imaginar la vista que tenía. Kim estaba de pie totalmente desnuda frente a la ventana, deslizando una toalla de un lado a otro de su cuerpo mojado. Se echó la mano a la espalda para secarse, adelantando los hombros y las tetas. Todo el movimiento de secado hizo que sus tetas se movieran de un lado a otro mientras permanecía de pie frente a la ventana abierta sin avergonzarse de su exposición. Sus manos pasaban la toalla por los pechos, el estómago, las piernas. Seguramente Kim hacía todo esto sabiendo o sospechando que Alex la observaba. Me resultaba extrañamente excitante que de todos modos siguiera exponiéndose. Es cierto que no había nada nuevo que Alex pudiera ver, ya que se lo había visto todo, pero empecé a preguntarme si Kim disfrutaba siendo observada. ¿La atención de aquel hombre mayor la excitaba?

― Ya he terminado de secarme. Suelo cepillarme el pelo después en el espejo, así que eso haré.

Eso me pareció un poco extraño, es cierto que normalmente se cepillaba el pelo delante del espejo, pero casi siempre lo hacía después de vestirse. Cepillarse el pelo hacía que sus tetas rebotaran hacia arriba y hacia abajo. Alex permaneció pegado a la ventana durante los varios minutos que tardó en arreglarse el pelo.

― ¡Ya está! ―proclamó cuando oí que se apagaba la luz del baño.

Observé la ventana mientras nuestro mirón se retiraba. No había lugar a dudas de que Kim era el centro de las miradas nocturnas de nuestro vecino.

Después, en nuestro dormitorio, Kim me preguntó si Alex la había estado espiando. Utilizó un tono de curiosidad despreocupado pero percibí algo de excitación en su voz.

― Estuvo mirando hacia afuera la mayor parte del tiempo que estuviste allí y dejó la ventana después de apagar la luz, así que sí, parece que te estaba observando ―Le dije

Se hizo la sorprendida, pero me pareció detectar una pequeña sonrisa en sus labios. Me ofrecí a ir a hablar con él, pero me contestó rápidamente― Bueno, no puedes decirle que no mire por su propia ventana. Sólo será una semana más y no es que no haya visto antes a una mujer desnuda, por no hablar de mí. Si quiere mirar, que lo haga.

Reaccioné con la misma frialdad, pero por dentro mi cabeza se esforzaba por procesarlo todo. Actuaba con indiferencia ante el hecho de que Alex la viera completamente desnuda. No le molestaba que él le hubiera visto las tetas, el coño y el culo, e iba a verlos una y otra vez durante la semana siguiente. Además, estaba dando sutiles pistas de que quizás incluso le gustaba que Alex la viera desnuda.

A la noche siguiente entró a ducharse como de costumbre. Me escondí en la otra habitación para ver a nuestro vecino mirando a Kim. Como Kim actuaba como si no fuera gran cosa, yo quería hacer lo mismo. Por lo tanto, esta vez Kim no me fue diciendo lo que iba haciendo, pero la escena debió ser similar. Alex miraba como y se quedó durante todo el espectáculo. Al parecer no se cansaba de verla desnudarse y admirar su cuerpo desnudo. Pero parecía que esta vez pasaba mucho tiempo cepillándose el pelo, pero no podía estar seguro ya que no solía controlarla. Aquella noche Kim no dijo nada acerca ser espiada pero estuvo más activa que de costumbre en la cama.

El martes me preguntaba si volvería a espiarla. Después de todo, ¿cuánto tiempo puede permanecer mirando a una mujer desnuda? Pero cuando Kim encendió la luz alrededor de las 10 de la noche, Alex apareció preparado para el espectáculo. Había cogido unos prismáticos porque quería ver mejor, si podía. Miré hacia la ventana de Alex y observé que él también tenía un par de prismáticos y estaba mirando a Kim en el baño. No creí que los necesitara para verla muy bien, pero supongo que quería una visión aún mejor de su cuerpo desnudo. Entonces se levantó y pareció estar manipulando con algo que estaba a medio metro de la ventana. Rápidamente me di cuenta de que era una cámara de vídeo apoyada en un trípode. ¡El cabrón estaba grabando a mi mujer desnuda! Evidentemente, ya era demasiado tarde para hacer algo, pero no estaba seguro de lo que me parecía que Alex tuviera un vídeo de mi mujer desnuda. Me pregunté si debía decírselo a Kim.

Más tarde, esa misma noche, Kim me preguntó si me había dado cuenta de que Alex seguía mirándola. Le mentí y le dije― Me asomé una vez y estaba allí, así que parece que sigue mirándote ―Fingiendo, como era obvio, que no era para tanto.

― Me lo imagino ―respondió secamente.

Estaba claro que disfrutaba mostrando su cuerpo a Alex pero no quería que yo lo supiera. Tal vez le preocupaban los celos o que yo pensara que se estaba desviando o algo así. En realidad yo encontraba su exposición excitante, así que era fácil entender que ella también lo hiciera. Pero por el momento estábamos jugando a aquel juego en el que ambos fingíamos que la exhibición era involuntaria, inevitable y que no era gran cosa.

El miércoles por la noche, justo antes de las 10 de la noche, me di cuenta de que el coche de Alex no estaba en la entrada. Parecía que tenía algo más importante que hacer que espiar a Kim. Casi me decepcioné pero entonces se me ocurrió que esta era una oportunidad para tener una idea de lo que podía ver. No iba a entrar en su casa pero podía entrar fácilmente en su patio y, aunque sólo fuera, ver lo luminoso que era nuestro baño. Salí al patio y entré en el de nuestro vecino, miré hacia arriba y me sorprendió la vista. En primer lugar, el baño era tan luminoso que llamaba la atención. Aunque nadie tenía motivos para pasearse por allí, si alguien pasase, sus ojos se dirigían naturalmente a la brillante ventana. En segundo lugar, aunque no estaba seguro de poder ver algo más que el techo del baño desde este ángulo, podría ver claramente a Kim de cintura para arriba.

Estaba de pie frente a la ventana, de cara al exterior, sólo con un fino sujetador. Entonces se echó la mano a la espalda y se quitó el sujetador. Sus magníficos pechos quedaron libres al aire. Seguía de frente hacia la ventana y no sólo no se esforzaba por limitar su exposición, sino que parecía estar intentando intencionadamente dar a Alex un buen espectáculo. Eso se hizo aún más evidente cuando estiró los brazos por encima de la cabeza para desperezarse, sacando los pechos hacia la ventana. Realmente estaba alargando el proceso de desvestirse. Se inclinó lentamente y pareció quitarse las bragas. Por supuesto, yo no podía ver eso, pero no era difícil de imaginar. Pasó un par de minutos mirándose en el espejo y moviéndose erráticamente por el baño antes de volverse hacia la ducha. Yo sólo podía ver sus omóplatos y más arriba, pero Alex habría podido ver mucho más. Tras pasar varios minutos en la ducha, salió mojada y reluciente. Apenas pude ver la parte superior de sus tetas mientras empezaba a secarse. Después de secarse el cuerpo, se acercó a la ventana y empezó a secarse el pelo. Notablemente, miraba hacia la ventana mientras se pasaba la toalla por el pelo. Sus tetas se agitaban vigorosamente a pocos centímetros de la ventana. Sacó un cepillo del armario y empezó a cepillarse el pelo lentamente. Estaba de cara al espejo pero la visión lateral de sus pechos era estupenda. Durante varios minutos sus tetas se balancearon suavemente mientras se cepillaba el pelo. No podía creer que se estuviera exponiéndose así, dando voluntariamente a Alex la impresionante visión de sus partes íntimas. O al menos eso creía ella porque él no estaba allí.

El jueves por la noche Alex estaba de nuevo en casa y grabando más vídeos de mi mujer en el baño. Fue relativamente normal, pero de todos modos me sentí atraído a mirar. Si continuara durante otro mes, probablemente lo haría todas las noches.

A medida que se acercaba la noche del viernes, ambos sabíamos que probablemente sería la última noche, ya que pintaría el sábado. Esperaba que la ducha de Kim fuera como las noches anteriores. Cuando se acercaban las 10, me preparé para ver a Alex espiando y grabando a mi mujer. Pero Kim tuvo una idea diferente, entró en el baño y encendió la luz. Unos momentos después abrió la puerta del baño y me llamó. Cuando llegué al baño, ella estaba de pie en la puerta en sujetador y bragas.

― ¿Qué pasa? ―le pregunté.

― Nada, sólo esperaba que te unieras a mí en la ducha ―respondió mientras me miraba con sus sensuales ojos.

― Uuuhhh, probablemente siga espiando ―respondí con evidente incertidumbre.

Estaba indeciso, no tenía ningún interés en que Alex me viera desnuda, o me grabara desnuda. Al mismo tiempo, Kim se veía muy sexy. Nunca había rechazado una petición para ducharme con ella y no estaba seguro de poder resistirme ahora. Nuestras duchas conjuntas casi siempre conducían al sexo, y lo estaba deseando.

― No vas a dejar que nuestro vecino interfiera en nuestra diversión, ¿verdad? ―preguntó con un poco de mala cara.

Eso fue todo, cedí. La agarré y la besé mientras ella empezaba a tirar de mí hacia el baño. Cerré la puerta con el pie y empecé a desabrocharme la camisa mientras Kim se dedicaba a quitarme los vaqueros. En poco tiempo me quedé en calzoncillos. Nos besamos un poco más y pasé mis manos por su espalda para quitarle el sujetador. Cuando dejé caer el sostén al suelo, Kim dio un paso hacia atrás para dejarme verle las tetas. Parecía orgullosa mientras yo las admiraba. De repente se me ocurrió que no sólo me las estaba enseñando a mí, sino también a Alex. Apoyé una mano en la parte baja en su espalda y me acerqué para agarrar una teta con la otra. No pude resistirme a bajar mi boca para chuparle un pezón durante un rato. La solté y Kim llevó inmediatamente sus manos a mi cintura y tiró de mis calzoncillos hasta los tobillos. Me los quité de encima y descarté rápidamente el indeseado pensamiento de que Alex estaba viéndome la polla. Agarré sus bragas con las dos manos y las bajé mientras Kim ayudaba saliendo de ellas.

Los dos estábamos desnudos frente a la ventana. Estaba muy excitado así que atraje a Kim hacia mí con fuerza y comencé a besarla apasionadamente. La intensidad aumentaba a cada segundo, así que Kim empezó a tirar de mí hacia la ducha. Cuando se inclinó para abrir el agua, sólo tenía una cosa en mente. Me costó mucho autocontrol, pero conseguí esperar a que terminara de poner el agua a la temperatura adecuada.

Entramos en la ducha y cerramos la puerta. Sabía que Alex no podía ver mucho ahora. Kim y yo nos enjabonamos mutuamente. Sus tetas y su culo enjabonados se agradecían en mis dedos. Todo en ella se sentía muy bien en mis manos. Estaba realmente excitado, pasando mis manos por su cuerpo. Sus caricias en mi pecho, espalda y piernas también se sentían muy bien. Me quedé erecto todo el tiempo.

Nos enjuagamos y cerramos la ducha. Salimos y empezamos a secarnos. Kim estaba de pie frente a mí, de cara a la ventana. La vista de Alex de su cuerpo debía ser magnífica. Mientras me secaba, Kim se arrimó a mí, frotando su culo contra mi polla. No fue accidental. La rodeé para agarrarle las tetas y le besé el cuello. Kim sabía que necesitaba estar dentro de ella. La incliné suavemente hacia delante y luego introduje la polla con fuerza en su jugoso coño. Kim se tambaleó hacia delante y se apoyó colocando las manos a ambos lados de la ventana. Me sentí tan bien dentro de ella que apenas fui consciente de la vista que debía tener Alex. Empecé a joderla desde atrás, haciendo que sus tetas se agitaran vigorosamente justo delante de la ventana. La idea de que ella disfrutaba siendo observada por Alex no hizo más que aumentar mi excitación. Aunque habíamos tenido sexo durante toda la semana, no había sido nada comparado con esto. Por alguna razón, una gran carga sexual que se había estado acumulando en mí durante toda la semana se estaba liberando ahora, y era fantástico. Me encantaría decir que se la clavé así durante horas, pero la verdad es que estaba tan excitado que sólo duré unos minutos. Después de la eyaculación me salí de ella y la giré para besarla en los labios. La mirada en sus ojos me decía que ella también estaba muy excitada, aunque no satisfecha. Nos limpiamos y nos dirigimos al dormitorio para seguir haciendo el amor.

El sábado hice lo que había prometido y pinté el baño. Esa tarde coloqué la barra de la cortina y la cortina. Por fin había vuelto la intimidad a nuestro cuarto de baño. Kim disimuló bien su decepción y me dio las gracias por mi gran esfuerzo en pintar el baño. Pero no creo que estuviéramos pensando mucho en el trabajo de pintura. Había descubierto que me gustaba que mi mujer fuera vista por los demás, y que a ella también le gustaba, aunque no fuéramos sinceros el uno con el otro al respecto. Ya estaba pensando en la manera de que ella volviera a ser observada por los demás. Poco sabía yo que ella también lo hacía, apretando su culo contra mi polla.

Complacido

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