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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Cuñado
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Soy Sissi, estoy casada desde hace más de quince años y a quien mí querido cuñado Andrés, esposo de mi hermana, casi me viola.

Mi querido cuñado, el amigo de mi esposo, vino a nuestra casa antes de la boda y hasta que mi esposo estuvo en casa no fue más allá de una mirada a mis muslos, pero tan pronto como se lesionó jugando fútbol, teniendo que hacerse una operación de menisco, me dejó sola por tres días.

Acompañamos a mi marido al aeropuerto para operarse en otra ciudad. Mi cuñado nos llevó en su coche, y mientras volvíamos puso una mano entre mis muslos, le di una bofetada y no continué porque conducía a cierta velocidad. Empecé a protestar verbalmente con el cuñado y le dije que lo que me había hecho era una mierda, que yo estaba casada con su mejor amigo y que él era el marido de mi hermana, y que ciertas cosas entre amigos y parientes no debían ocurrir. Se quedó callado y así fue hasta que llegamos a casa creyendo que tenía miedo porque le había amenazado con contárselo todo a mi marido.

En cuanto entré en casa no tuve tiempo de cerrar la puerta porque sentí inmediatamente una mano en el culo, me volví para protestar y dar otra bofetada, pero mi cuñado me sujetó las manos y me dijo― ¿Creíste que me había rendido? Te he querido demasiado tiempo para rendirme y además, nunca me gustó follar en el coche.

Inmediatamente después me metió la lengua en la garganta y a veces me ahogaba, intenté un poco de resistencia, pero luego el deseo también se apoderó de mí y terminamos en la cama.

Agarró el elástico de los shorts y lo bajó con fuerza, juntando mi ropa interior. Él se baja propia su ropa interior y aparece una polla el doble de grande que la de mi marido. Tiene la cabeza de color púrpura y muchas venas hinchadas. La cabeza le sabe un poco a mar y está caliente.

Sus manos bajan y me agarran por los hombros, me levanta y me besa. Un beso largo y tierno que me moja por todas partes, y luego se zambulle en mi cuello.

Mientras tanto, con la mano le froto la polla y la masajeo, en el momento en que me besa se le pone muy dura. Deslizo mi pulgar sobre el frenillo hacia arriba y hacia abajo, veo la expresión de placer pintada en su cara. Vuelvo con mis labios a su polla, está muy dura, no creo que dure mucho y sus pelotas están hinchadas por debajo. Empieza a moverse hacia adelante y hacia atrás, se está follando mi boca. Sé que no durará mucho y de hecho su polla empieza a dar tremendas sacudidas, beso su cabeza cuando un fuerte chorro de esperma caliente entra en mi boca. Dos, tres, cuatro, cinco chorros muy poderosos de esperma en mi boca, me llenan....

Por debajo estoy empapada, los jugos me bajan por los muslos, su polla sigue recta, no quiere desinflarse. Una gota transparente de esperma sale de la cabeza y yo, con la punta de la lengua, la lamo. Toco un poco con la lengua en su polla lamiendo su pequeño agujero por el que ha salido esa increíble cantidad de esperma.

Me levanta, me besa de nuevo, luego, mientras su mano se desliza dentro de mis bragas para dedicarse a mi clítoris, baja con su lengua en mi cuello, luego llega al pecho, aún cubierto por la ropa. La afloja y me muerde el pezón derecho con los labios. Yo chupo y le araño el hombro por la excitación, dejándole surcos (quién sabe las excusas que encontrará para justificar esas marcas).

Levanta la cabeza, me mira a los ojos, su pene está erecto como antes y no es una señal de fracaso. Tomo su polla entre los dedos y lo conduzco, como un perro con correa, hacia el centro de la habitación donde está la mesa.

Él se quita toda su ropa y la tira, yo hago lo mismo.

Me levanta y me acuesta sobre la mesa, baja y se zambulle entre mis muslos con su lengua lamiendo y besando todo mi empapado coño.

Empujo su cara más profundamente, el contacto de su cara entre mis muslos me vuelve loca. El deseo es demasiado. Él también tiene mismo pensamiento que yo, de hecho levanta la cabeza y dirige su polla hacia mi coño húmedo y peludo. Entra dulcemente, lentamente, noto como todos sus centímetros entran. Comienza a bombear lentamente, nuestra piel se une y luego se aleja. Sus pelotas rebotan en mi coño.

Empieza a bombear más fuerte, más fuerte y más fuerte. Siento que el orgasmo se acerca cada vez más, siento que el mundo que me rodea se aleja cada vez más de mí y se vuelve más confuso y distante. Sólo oigo a Andrés jadeando e invocando mi nombre.

―Aaah Sissi... sí Sissi... aaah... ¡Voy a Sissiiiiii... aah...!

― Uuuuuuaaaaaaah... ―Yo también voy y me aferro a sus hombros. El orgasmo me invade totalmente, arqueando la espalda y acercándolo a mí. Siento las contracciones de mi coño envolviendo la polla de mi cuñado.

Él está en el límite también ahora, saca la polla de mi sexo y rocía su semen en mi vientre para continuar masturbándose. Todavía está cargado, siento mi vientre cubierto de esperma, que todavía es mucho.

Se acerca y me besa de nuevo. Mi mano lo acaricia y su polla brilla por mi humor y por su esperma. Lo masturbo un poco más hasta que empieza a desinflarse entre mis dedos.

Fue maravilloso, me hizo sentir lo que ese cornudo de mi marido, en quince años de matrimonio nunca me había hecho sentir, al final desgraciadamente han pasado los tres días y con gran dolor regresó mi marido y empezamos a follarnos de nuevo en secreto pero no es lo mismo cuando se tiene miedo de ser descubierto...

Sissi

Otro relato ...




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