La Página de Bedri
Relatos prohibidos De sexo virtual a sexo real
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Era una noche como todas, después de cenar me fui a mi habitación y como siempre me senté frente a mi PC. y me conecté, un aviso saltaba, no conocía el mail, pero lo acepté. Escuché enseguida el alerta de un nuevo mensaje, un tal Guille me saludaba, era mi nuevo contacto. Esa noche hablamos de nosotros, nos presentamos ya que no nos conocíamos. Tratamos de llegar saber como había dado con mi mail, pero después de un rato ese tema quedo en el olvido. Resumiendo, nuestras charlas se fueron haciendo costumbre. Todas las noches necesitaba hablar con él, me divertía, me gustaba y ya nos íbamos contando cada vez más cosas, hasta que un día, el chat se fue plagando de segundas intenciones y doble sentido, ambos redoblábamos la apuesta. Hasta que cruzamos la línea y directamente nos relatamos con detalles lo que más nos gustaba a la hora del sexo, las posiciones, las experiencias, fantasías. Confieso que esa noche quede bastante alterada. A la noche siguiente tenia mas expectativas para hablar con Guille. El "¿Hola como estas?" de siempre y una rápida confesión: me dijo cuanto le había gustado poder haber hablado tan libremente y que había algo que no debía tomar a mal pero que se había calentado conmigo, le dije que algo parecido me había pasado. En fin, desde ese momento así fueron casi todas nuestras charlas, el sexo nos predominaba. Así que un día ante su propuesta empezamos con el cibersexo, no era la primera vez que lo hacia. Así que le di cam y acepte la suya y comprobé que no había mentido en sus medidas, el ya estaba totalmente desnudo y masturbándose. Me puse los auriculares para escucharlo y así hacerlo mas dinámico ―Date vuelta y mostrame el culito― fue lo primero que dijo. Así que giré y levante la remera que llevaba puesta, me incline un poco hacia adelante para darle una mejor visión. Llegando hasta mi cama y poniéndome en cuatro, se escuchaban sus gemidos. ―Dejame verte toda― pedía. Mientras yo me acariciaba entera, pasaba mis manos por mi cola, mis piernas e iba subiendo mi remera. Acariciaba mis tetas y las apretaba. Veía como aumentaba la velocidad en la que se masturbaba. Agitado decía ―Dale, sacate todo, dejame verte, me tenés recaliente―. Despacito me fui quedando sin nada, quitándome primero la remera y por ultimo mi tanga. Para ese momento me sentía en llamas así que busqué un juguetito, le habilité mi micrófono para que el también pudiera oírme, me calentaba que me viera. El acabó antes que yo pero siguió calentándome con cosas sucias, mientras yo gozaba con mi juguetito, el relataba cada cosa que me haría, acabé tendida en la cama, agotada, y muy satisfecha. Seguimos hablando un rato mas, ya era bastante tarde así que nos despedimos y acordamos para la próxima noche, y para la siguiente. Durante casi 10 días lo repetimos y siempre con las mismas ganas. Una noche en el momento de descanso, se nos ocurrió que si nos encontráramos podíamos concretar todo lo que habíamos hablado. Ganas nos sobraban. Así que aunque viviéramos en diferentes ciudades establecimos un lugar neutral, un lugar que quedara a mitad de camino para los dos. ―¿Te parece este sábado? ―, preguntó. ―Sí, perfecto― le contesté. Al día siguiente, recibí un texto donde me decía que tenía todo solucionado. "Reservé una habitación en un hotel, esta noche te paso el nombre y la dirección" y así fue, después de nuestra dosis necesaria de cybersexo, me pasó los datos. Era jueves a la noche, pero deseaba que fuera sábado, quería encontrármelo ¡¡ya!! Y por fin llegó el día, me levanté bien temprano, agarré mi bolsito y salí. Manejé casi dos horas con mucha ansiedad y excitación a la vez. Busqué el hotel y al llegar enseguida lo reconocí, ahí estaba esperándome en la puerta. Bajé del auto y fui hacia él, como viejos conocidos, nos fundimos en un abrazo y en un beso muy apasionado. Entramos rápido al hotel, ya no aguantábamos. Nos registramos y sin más nos fuimos hacia la habitación, ahí empezaron los manoseos, los besos. ―Bebé, ¿Te trajiste el disfraz?. ―Sí, lo tengo en el bolso― le contesté. ―¿Y que estás esperando para ponértelo y empezar? Le había prometido el uniforme de colegiala, así que lo saqué de mi bolso y me fui al baño, antes de entrar, me dio una cajita con un regalito, adentro había un lindo conjunto de ropa interior, excelente para la ocasión. Salí del baño, con mi pollerita a cuadros bien cortita y mi camisa blanca ajustadita que dejaba traslucir mi sostén. Guille comenzó la actuación, tratándome como a una de sus alumnas y tenia la fantasía de que fuera forzado, así que lo seguí en todo. Jugué a la adolescente inocente, pero provocativa. El jueguito me estaba poniendo en llamas, hice la que me retiraba ofendida y Guille actúo de inmediato, me agarró de un brazo. ―Vení para acá pendejita. Me arrinconó contra una pared, mientras pasaba sus manos por todo mi cuerpo y apoyaba su pelvis en mi cola. Le pedía que me soltara. ―¿Soltarte para qué?, si te gusta ¿Te crees que no te veo, como te gusta calentar a tus compañeritos, y a los profesores?. No es bueno que andes calentando a todos. El seguía hablándome y metiéndome mano las subió por mis piernas hasta llegar a mi tanga, que bajó rápidamente. Trataba de revelarme, de empujarlo, se le hacia difícil controlarme, me agarraba con fuerza. ―Te tengo muchas ganas pendeja, te quiero coger toda. Me puso contra una mesa, separó mis piernas y empezó a besar y chupar mi cola, fingía que no quería, pero me estaba encantando y a él lo ponía más y más. Sentí como iba acomodando la cabeza de su pene y saqué el primer grito de dolor y de placer al sentir como se iba metiendo en mí. La sacaba y volvía a meterla un poco más adentro. Yo seguía gimiendo. ―Un poquito más, ya la tenés toda adentro― Me repetía. ―!!Ahí, ahí estáaaa!!. Se quedó quieto y empezó a nalguearme. ―!!!QUE RICA, PUTA QUE SOS,.. ME ENCANTÁS!!! Se empezó a mover, me penetraba con fuerza, me dolía demasiado, pero me gustaba. ―Apoya los brazos en la mesa―, me ordenó. Seguía penetrándome y manoseándome las tetas, metió una mano por debajo de la camisa y apretaba mis pezones con fuerza, su respiración se aceleraba, me hablaba al oído, entre susurros y gemidos. Se detuvo, sentí como salía de mí. Me llevó hasta la cama, y poniéndome boca abajo, levantando mi pollerita y después de un par de nalgadas me montó, penetrándome bien fuerte hasta acabar. Se recostó a mi lado y después de unos besos entré en acción. Sin que lo pidiera bajé a limpiar su pija, para llevarlo así a una nueva erección, esta vez me tocó montar. Me movía en forma salvaje, queríamos hacerlo bien fuerte y disfrutarlo. Mi camisa ya estaba abierta, sus manos en mis tetas, apretándolas bien fuerte. Mis gemidos eran elevados, mi orgasmo estaba por llegar y terminé agitada encima de él. Pero no queríamos detenernos, fueron cuatro polvos seguidos, probando diferentes poses y donde no faltaron los momentos de sexo oral. Estábamos cansados pero con ganas de más, aprovechamos y pedimos algo de comer, seguíamos desnudos en la cama, nos abrazamos y nos entre dormimos pero el despertar fue lo mejor, el polvo mas dulce del día, opuesto a los anteriores, en forma suave, bien despacio, mirándonos a los ojos, con nuestras manos entrelazadas, superlargo con orgasmos casi simultáneos, parecíamos otras personas, pero rápidamente volvimos a la normalidad, a calentura extrema. Nos dimos una ducha juntos y no pudimos evitar el sexto, bajo el agua calentita. Ya hacia casi ocho horas que estábamos encerrados y debíamos volver, pero me propuso un último polvo que era una de sus fantasías. Yo la conocía y lo acepte. Así que de su bolso saco la notebook, entró a una página de la que es usuario, nos preparamos y empezamos a transmitir, el morbo nos puso a mil, veíamos de reojo como pasaban los comentarios y seguíamos con más ganas. ―Date vuelta y dejame hacerte otra vez la cola― Me dijo. Me puse bien en cuatro tratando de evitar que la cam captara mi cara y así quede hasta que Guille y yo acabamos. El morbo nos hizo fijarnos enseguida la cantidad de espectadores, casi dos mil quinientas personas nos habían visto, cientos de mensajes escritos. Fantasía cumplida, cerramos todo nos vestimos y nos fuimos, Beso de despedida y un hasta la próxima pero al llegar a casa ninguno de los dos pudo evitar la tentación, volvimos a encontrarnos a través de la cam, hablamos sobre lo que habíamos hecho juntos, del placer tenido. No pude resistir así que me desnudé y comencé a masturbarme para él, después de acabar nos despedimos. Todavía nos seguimos encontrando cada noche en el chat, y nuestro segundo encuentro real está por llegar. Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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