La Página de Bedri
Relatos prohibidos Dándole a la cumpleañera
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Claudio recién regresado de su viaje a Junín, fui a esperarle a la estación vestido únicamente con una camiseta de algodón liviano. Mientras yo miraba por la ventana, viendo correr el agua de lluvia, y el viento, por la calle. El acababa de darse una ducha caliente, y vino hacia mi totalmente desnudo y me ofreció café. Me volví y le respondí― ¡Gracias Clau! No pude dejar de mirar su pene que se balanceaba cuando caminaba. Ya había comenzado a extrañarlo, aunque recién hacia tres días que no intimábamos. Clau había sido invitado por Luís al festejo del cumpleaños de Rosa. Claudio con una toalla ceñida a la cintura, trajo una bandeja con dos pocillos de café, y me ofreció compartirlo. Lo miré a los ojos y le pregunté― ¿Cómo estuvo el cumpleaños? Sonrió y comenzó a contarme. ― Todo fue en un lindo salón, con muchas parejas, amigos de ellos, y algunas mujeres solas. Pero todos de Junín, el único foráneo era yo. ― Todo el tiempo estuvo a mi lado Luís, presentándome a los demás invitados. Luego de comenzar a beber algunos tragos. Él se sinceró diciéndome. ― Clau, quiero que hoy sea un día especial para Rosa… sueña con tener sexo con dos hombres a la vez. Y pensamos en vos. Ella no es tan zarpada para pensar en desconocidos o amigos del pueblo... Creo que entre los dos podremos hacerle una fiestita. ― No respondí, en mi cabeza pasaban imágenes de nuestros encuentros anteriores. Aunque cortos y distantes, fueron buenos. Luego dije “Me encanta que me hayan elegido” ― Rosa se reía con sus amigas y bailaba con todos quiénes se lo pedían. Hasta que llegó el momento de volver a casa. ― La noche estaba lluviosa pero en su confortable living nos olvidamos de las inclemencias del tiempo. Luego de ducharnos, Luis y yo, nos dejamos caer desnudos en el mullido sillón blanco. Él sirvió tres vasos de whisky y comenzamos a beber, esperando a que Rosa se sumará a nuestra charla. ― Cuando la vi llegar, vestida únicamente con un camisolín rosado con transparencias, no pude evitar la erección de mi pene. Luis, llevó una mano a la entrepierna para colocar su herramienta, que también crecía. ― Rosa, acomodó su trasero, con total normalidad, en el espacio libre entre nuestras piernas. Tomó el vaso en sus manos y recogió sus piernas apoyando los pies sobre el sillón. ― Luís dijo “¡Brindemos!” Y le pasó un brazo sobre los hombros. Ella se inclinó para besarlo, ofreciéndome la visión de su culo desnudo. Le acaricie las nalgas con una mano y deje que mi dedo mayor se metiera entre ambas. ― Luego de beber medio vaso de whisky, Rosa dijo sentirse mareada pero feliz de sentirse cortejada por dos hombres a la vez. ― Luís, jaló las piernas de Rosa haciendo que su cabeza cayera sobre mi regazo. Hundió su cabeza entre ella succionando con fuerza su vulva. Ella, encontró mi verga al alcance de la boca mientras yo le amasaba las tetas y se le endurecían los pezones. Con las lamidas de Luís y el deseo contenido, ella estalló temblando cuando la invadió la ola del orgasmo, y gimoteaba. ― El camisolín Rosa se había arrollado a la altura de su cintura y Luís se dejó caer al piso sobre la alfombra de pelos largos. En su caída la llevó con él y Rosa quedó montada sobre su pecho. Luís la posicionó hasta que coincidieron sus genitales. La descomunal herramienta de él, comenzó a abrirla. Ella gimió nuevamente, apoyando su cara y sus tetas en el pecho peludo de Luís. Y al tiempo, elevó el culo brindándome la visión de su capullo marrón. No pude evitar el deseo de colmarlo de lengüetazos y saliva al tiempo que mi verga se humedecía con líquido preseminal. ― Su culo blanco subía y bajaba sobre la gruesa herramienta que mantenía separados los labios de su vagina. Luís me indicó que sobre la mesita había un pomo arginina lubricante. Aplique sobre dos dedos y con ellos haciendo círculos sobre el ano, que se volvió dócil a mis masajes. Unte el glande con mucha arginina Luís detuvo el movimiento de sube y baja para permitirme empujar a punto de estallar mi verga en el esfínter de Rosa. Ella lloraba, cuando comenzamos a movernos los dos, y nuestras vergas se tocaban en su interior, solamente separadas por paredes de tejidos. ― Rosa, lloraba y convulsionaba entre orgasmos que hacían escurrir fluidos sobre Luis, mientras yo descargaba chorros de leche en lo más profundo de su intestino. ― Luego, después de separarnos nos fuimos a higienizar. Rosa regreso mareada del baño y dijo que sentía dolores internos. ― Luís le dijo “Has comido dos trozos grandes de carne a la vez. Tú deseabas eso amor. ― Ella sonrió levemente y agregó “me voy a la cama, estoy cansada” ― Nosotros bebimos una vuelta más y fuimos a dormir. Él con ella. Yo a la habitación de huéspedes. Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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