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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Despedida de soltera de una amiga
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Lo que voy a contar sucedió solo un año después de casarme, una amiga celebraba su boda y decidimos organizarle una despedida de soltera. Éramos catorce entre amigas del colegio y compañeras de trabajo. Quedamos un sábado en un bar del centro para luego irnos todas en grupo a cenar y continuar la fiesta después.

La cena resultó animada con constantes bromas y abúndate vino que desató muchas lenguas y provocó muchas risas. Tras el restaurante nos fuimos a una sala de fiestas que también hacía espectáculos de striptease. Allí aguardaba la sorpresa de la futura novia, llegamos y teníamos nuestros sitios reservados y unas bolsitas con el attrezzo propio de estas celebraciones. Todas nos sentamos y nos colocamos una diadema con un pene en la frente y además, la novia llevaba una camiseta con una enorme polla dibujada sobre el pecho.

Pedimos y nos sirvieron las consumiciones y en medio de la animación se acercó a un hombre, que decía que quería darle enhorabuena a la novia. Se nos presentó― hola, soy Adán ―y nos fue saludando una por una. A cada poco venía donde nosotras a decirnos cosas, hasta llegó a pagarnos una consumición ¡a las catorce! Acabó por confesar que no estaba solo, que estaba con otros seis amigos, y que había hecho una apuesta.

Comenzó el espectáculo y uno a uno los strippers se acercaron a nuestro grupo y fueron provocando a la novia. Uno de ellos llegó a sentarse en su regazo, le agarró de las manos y le obligó a palparle las nalgas y a acariciarle el resto del cuerpo. Luego se puso de pie frente a ella y volviendo a cogerle de las manos le pregunta si estaba segura, si iba a casarse. Si dejarle responder, pone las manos de ella sobre el bulto y vuelve a preguntarle― ¿Estás segura da querer casarte? La novia estaba bastante bebida y acabó incluso por cogerle el pene con las manos y acariciarlo, llegó a masturbarlo un poco. Ese fue el momento que una de nosotras fue el baño, para volver pasado un buen rato y acabar confesando con una mezcla de sorpresa y diversión que la había chupado la polla a un tío en el baño ¡y que no era la única que lo estaba haciendo! Se organizó un buen revuelo y varias decidieron que esa era una ocasión que no se debía desaprovechar por lo que cuatro de ellas se fueron para allá. Cuando regresaron, un buen rato después, lo hicieron riéndose y afirmando que habían hecho escupir a una serpiente negra. Yo no sé qué había hecho.

Al rato, Adán y sus amigos se nos acercaron sonrientes y nos preguntan si nos iba bien la despedida y si se pueden unir a nosotras. Al final aceptamos porque todas miramos a la novia que se encogió de hombros y ellos propusieron pagar las bebidas. Dos de ellos se sentaron con la novia en medio y empezaron a bromear y a coquetear con ella. En cierto momento, me pareció ver que uno de ellos le acariciaba el coño por debajo de la falda. Un rato más tarde, ella sale acompañada por uno de ellos, el otro los sigue unos cinco minutos después. Regresaron una media hora más tarde. Oigo a unos de los dos decirle a Adán que la novia les había hecho una mamada a los dos y que le había metido los dedos en la raja del coño y que estaba toda mojada. Adán se fue supongo que a buscar a mi amiga.

Yo había bebido mucho y salí un momento a respirar un poco de aire fresco, estaba un poco impresionada por lo que estaba haciendo la novia. En mis pensamientos estaba cuando se me acercó un joven desconocido que se me presentó muy sonriente― Hola, soy Arturo.

―Hola, soy Sofía.

Nos saludamos con dos besos y él me preguntó― ¿Estás bien?

―Sí, es que no me gusta lo que le hacen a mi amiga.

― ¿Qué le hacen?

Supongo que pudo haber sido por la bebida, o porque me agradaba aquel chico, pero se lo conté. También supongo que fue notando como me iba excitando según se lo contaba porque antes de acabar puso sus manos sobre mis hombros― ¿Quieres chupármela? ―preguntó.

No sé qué le respondí solo que corrimos a un parque cercano, nos fuimos entre unos arbustos, le bajé la ropa, me puse de rodillas frente a él y comencé a acariciarla la polla hasta que se puso dura y comencé a chupársela lentamente. De vez en cuando le miraba y notaba como disfrutaba.

―Quiero follarte el coño Sofía ¿Me dejas?

― ¿Tienes preservativo?

Como si lo hubiera previsto, me mostró varios casi inmediatamente. Se puso uno y se sentó en un banco pidiéndome que me sentara sobre él. Acabábamos de empezar a movernos cuando apareció otro chico, todavía con el casco puesto, que nos dijo que nos había visto, que no aguantaba más y que quería quedarse a vernos y masturbarse. Nosotros no dijimos nada, seguimos a lo nuestro y el chico se bajó los pantalones y comenzó a tocarse la polla, al poco, el chico, se me acerca e intenta meterme la polla en la boca, la esquivo y le rechazo pidiéndole que se vaya. Comienza a implorar quedarse. Mientras tanto Arturo ha comenzado a penetrarme con más fuerza y con más rapidez. Eso me hace gemir y miro al chico que sin quitarse el caso, se está masturbando enfrente de mí e insiste en pedirme que se la chupe.

―Chúpale la polla Sofía, que tienes el coño bien mojado ―dijo Arturo desde detrás de mí mientras me mordía el cuello y me pellizcaba los pezones.

Puede que por la borrachero, o por la excitación, que abrí la boca para chupársela e inmediatamente me la metió. Así que tenía a un tío follándome el coño y a otro con su polla follándome la boca y yo disfrutando. Estábamos así cuando oímos ruido de personas saliendo de la sala de fiestas y dirigiéndose a sus coches a través del parque. Nos escondimos tumbándonos detrás de los arbustos. Cuando estaban casi a nuestro lado, siento la polla de Arturo penetrándome por el culo. No me resistí ni hice acción alguna para que no nos descubrieran, me quedé quieta mientras me enterraba toda su polla en mi culo y comenzaba un vaivén que me resultaba doloroso. Cuando los viandantes se alejaron lo suficiente y abrí la boca para protestar, el chico del casco me volvió a meter su polla en mi boca. Me sentí brutalmente follada por aquellos dos.

Pronto el chico del caso pide follarme, dice que me quiere meter la polla hasta atrás. Se acuesta en el suelo y me pide que lo cabalgue; me implora con voz casi lastimera que me siente sobre él pero que lo haga dándole la espalda.

—Quiero meter la polla en esa delicia de coño.

Es una postura que me gusta así que acepté y me senté sobre su polla; me incliné hacia atrás y le recomendé que me sujetara por las piernas para que me la pudiera meter toda. Entonces, cuando Arturo me la intenta meter también, hacerme una doble penetración. Yo me asusté y como pude salí de aquella situación negándome a sus pretensiones.

—No nos puedes dejar con las pollas así —dijo Arturo.

Rechacé todas las propuestas que me hacían y acepté solo masturbarlos. Tanto insistieron que acabé chupándoles las pollas. Terminé con la cara y la boca llena de semen. Después de limpiarme como pude con unos pañuelos de papel regresé la sala de fiestas y fui al baño para lavarme. Allí y para mi sorpresa vi a la novia con los tres strippers negros follando con todos al mismo tiempo, sexo oral y doble penetración. Los tres se reían mientras se corría en su cara.

—Aquí tienes putita, tu regalo de boda —dijo uno mientras lanzaba chorros de semen a la cara de mi amiga que se relamía y reía.

Al verme, otro de los stripper, me coge y me pone de rodillas metiéndome una polla enorme negra en la boca. Es tan grande que me cuesta trabajo chuparla.

—Chupa, puta, mámamela la polla, chupa y traga —Me dice mientras me agarra por la cabeza sujetándomela mientras eyacula obligándome a tragarme su viscoso semen, pero con un sabor agradable. Luego, nos limpiamos las dos y regresamos hasta nuestra mesa, durante el camino no miramos la una a la otra y decidimos que aquello sería nuestro secreto.

Sofy

Otro relato ...




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