Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Desvirgar a Cathy
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

El verano que cumplí dieciocho años mi mejor amiga Cathy y yo teníamos un propósito. Ella todavía era virgen y estábamos decididas a hacerla mujer ese verano.

Yo había perdido mi virginidad varios meses antes con Mark, que era diez años mayor y estaba casado. Por supuesto, no supe que estaba casado hasta después. Cathy y yo nos lo contábamos todo. Éramos amigas íntimas desde el primer curso y éramos inseparables. Ella conocía cada detalle dela aventura entre Mark y yo. Juro que comentamos cada detalle y acto sexual unas cien veces. Cathy estaba tan obsesionada con mi aventura que llegó a decirme que se tocaba todas las noches pensando en lo que había pasado. Sí, Cathy necesitaba perder su virginidad y rápido...

Cathy era muy linda, extrovertida y todos los chicos la adoraban. Me encantaba salir con Cathy porque atraía a muchos chicos. Yo siempre fui la tímida y la reservada, por eso me parecía raro haber perdido la virginidad antes que Cathy.

Por entonces éramos demasiado jóvenes para ir a bares, y nuestro lugar de reunión era el centro comercial. Íbamos todos los fines de semana y flirteábamos con los chicos.

La semana anterior, habíamos conocido a un par de chicos, Rob y Mike. A Cathy y a mí nos gustaba el mismo chico, Rob. Era el más guapo de los dos pero como nuestro objetivo era que Cathy perdiera la virginidad, insistí en que ella se quedara con el chico guapo y yo con el otro. Yo no estaba realmente loca por Mike, pero aquello no se trataba de mí.

Como las dos adolescentes charlatanas que éramos, discutimos sobre Rob durante horas. Parecía el chico perfecto para que Cathy perdiera su virginidad con él. Era guapo, divertido, de nuestra edad, e iba a un colegio diferente al nuestro para que las cosas fueran discretas. Decidimos que Rob era el elegido.

Mis padres estaban muy metidos en la iglesia. Cada dos sábados por la noche participaban en una actividad en la iglesia y eso significaba que tenía la casa para mí sola. Así que Cathy y yo ideamos un plan para encontrarnos con los chicos en el centro comercial y, si las cosas iban bien, Cathy me haría una señal e invitaríamos a los chicos a ir a casa.

Nos vestimos con el atuendo habitual de la mayoría de las adolescentes, pantalones vaqueros cortos y camisetas sin sujetador. Por supuesto, los zapatos de cuña estaban de moda entonces. Nos pasábamos horas recogiéndonos el pelo. Hicimos todo lo posible para estar guapas y sexys.

Nos reunimos con los chicos y pasamos varias horas con ellos en el centro comercial. Cathy se estaba divirtiendo con Rob y parecía llevarse muy bien con él. Se tocaban y bromeaban. Las cosas iban según lo previsto. Pero ella no me daba la señal para volver a casa. Me empezaba a preocupar que se estuviera acobardando. Además, el tiempo apremiaba, ya que mis padres volverían a casa en un par de horas.

Mike era de los serios, hablábamos de muchas cosas pero no había chispa. Estaba obsesionado con mis tetas y no podía quitarles los ojos de encima. Mis pezones siempre estaban erectos, pero el hecho de que los mirara constantemente los hacía más visibles en mi ajustada camiseta. No tenía intención de acostarme con Mike, pero tenía que mantener su interés por el bien de Cathy.

Cathy y yo nos miramos y parecía que estaba lista para dar el siguiente paso. Sugerí que fuéramos a mi casa porque mis padres no estaban. Los chicos parecían sorprendidos pero aceptaron.

Llegamos a la casa y fuimos directamente a la sala del sótano. Aquel era mi espacio, mi hermana mayor ya se había ido de casa y mi hermana pequeña era cinco años menor que yo, así que había reclamado el sótano como mi espacio. No era nada lujoso, sólo un viejo sofá, una silla y un televisor, pero lo mejor era que me daba intimidad.

El plan era sencillo, si las cosas iban bien con Cathy me llevaría a Mike arriba para que Cathy pudiera tener algo de intimidad y con suerte cumplir nuestra misión... que perdiera la virginidad.

Bajé las luces y nos sentamos en extremos opuestos del sofá y comenzamos a besarnos con nuestros chicos. Bueno, en el sofá apenas cabían cuatro personas, así que estaba un poco abarrotado. Los chicos estaban en cada extremo del sofá y Cathy y yo estábamos lado a lado en el centro. Me lo tomé con calma con Mike, ya que no me gustaba mucho. Este día era todo para Cathy. Me concentré en Cathy y Rob mientras se besaban.

Después de un rato de besos y caricias, pude ver que las cosas se estaban calentando bastante entre Cathy y Rob. Rob le había metido la mano bajo la camiseta y Cathy le estaba frotando la pierna y el pecho. Pude ver como Cathy se levantaba la camiseta y sus jóvenes tetas asomaban por debajo. Tengo que admitir que me estaba excitando viéndolos a los dos. No había estado con un chico desde Mark y tengo que decir que me estaba excitando verlos besarse. Estaba celosa de Cathy, ya que me hubiera encantado ponerle las manos encima a Rob.

Aunque intentaba resistirme a Mike, no estaba muy lejos de Rob. En mi preocupación por Cathy y Rob, Mike metió una mano bajo mi camiseta y me estaba acariciando y pellizcando los pezones que tanto había ansiado toda la tarde.

Parecía que había llegado el momento, así que me levanté del sofá, cogí a Mike de la mano y le llevé escaleras arriba. Empecé a dar vueltas yendo al lavabo y hablando. Pero me tiró al sofá del salón y empezamos a besarnos.

A los pocos minutos, el teléfono sonó y sonó. Lo ignoré, pero quienquiera que fuese volvió a llamar. Finalmente contesté y era la madre de Cathy y tenía que hablar urgentemente con ella. Parecía importante, así que bajé corriendo para pasarle el teléfono. Cathy estaba con los pechos desnudos tumbada en el sofá con Rob encima. Rob se había quitado la camiseta y al levantarse no pude evitar fijarme en el bulto de sus pantalones. Cathy se recompuso rápidamente y cogió el teléfono. No pude evitar fijarme en lo hinchados y rojos que tenía los pezones mientras estaba sentada al teléfono. De repente se levantó de un salto, se agarró la camiseta y anunció que había una emergencia familiar y que tenía que irse a casa. Subió corriendo las escaleras y salió de casa. Yo estaba en estado de shock, miré a Rob que también se había quedado sin habla.

Mike oyó el jaleo y bajó, así que allí estaba yo, en la sala del sótano, sola con dos tíos cachondos. Nos miramos en silencio ¡Maldita sea...! ¿Y ahora qué? De repente me puse nerviosa, estar sola en casa con dos tíos no era una buena situación. Sugerí que tal vez deberían irse y podríamos intentarlo de nuevo en otro momento cuando Cathy estuviera disponible. Mike no quería irse y sugirió que esperaran a ver si Cathy volvía. Expresé mis dudas de que fuera a volver.

Fue entonces cuando Mike me agarró y me tiró de nuevo en el sofá. No se iba a ir y yo no estaba segura de qué hacer, así que cedí y retomamos lo que habíamos dejado y empezamos a besarnos en el sofá. En realidad no estaba tan interesada en él. Me había emparejado con él para que Cathy pudiera perder la virginidad con Rob pero ahora ese plan se había venido abajo. Me resistía a sus movimientos, dando largas hasta que se me ocurriera cómo sacarlos de casa. Volvió a acariciarme los pechos y pensé que si le dejaba tocarme un poco, se daría por satisfecho y se iría. Los besos y las caricias continuaron.

Mientras estaba con Mike en el sofá me había olvidado de Rob. Cuando me di la vuelta para cambiar de postura, me di cuenta de que Rob estaba sentado en una silla enfrente del sofá observando atentamente. Estaba a unos dos metros de distancia. El hecho de que me observara tan de cerca activó un interruptor en mí. Me excité de inmediato. Nunca me había visto observada por un hombre. Rob solo me estaba mirando mientras Mike lo intentaba con mis senos.

Nuestros ojos se cruzaron y se encontraron. Tenía mirada de deseo en sus ojos ¡Maldita sea, era tan lindo! Quería besarme con él, no con Mike. Pude ver que estaba tratando de verme los senos mientras Mike intentaba levantar mi camiseta. Mientras Rob miraba, bajé la guardia y dejé que Mike me la levantara mostrando parte de mis senos tanto a él como a Rob. Pude ver que los ojos de Rob casi se salieron. Pensé que a Rob le gustaba lo que estaba viendo. Mike me estaba tocando las tetas pero yo fantaseaba con que era Rob quien me lo hacía. Podía sentir que me mojaba mientras Mike tiraba y pellizcaba mis pezones.

Quería a Rob y estaba justo delante de mí para que lo tomara, pero ¿qué pasaba con Mike? Yo era muy tímida en ese momento, pero mis deseos y lujuria por Rob superaron mi timidez y asentí con la cabeza para invitarlo al sofá. Inmediatamente vino al sofá y se sentó al otro lado de mí. Allí estaba yo, sola en la casa, a los dieciocho años, sentada en el sofá con dos chicos ¿En qué estaría pensando?

Rob simplemente se sentó y observó, mientras Mike me besaba los pechos, cogí la mano de Rob por detrás y la llevé a mi cintura. Entendió la indirecta y comenzó a besarme la nuca y a subir la mano para acariciarme las tetas. Yo me besaba contra Mike delante de mí, pero por detrás dejaba que Rob se saliera con la suya. Eché la mano hacia atrás y empecé a frotar la entrepierna de Rob. Podía notar que su polla estaba bien dura. Mike estaba demasiado preocupado con mis tetas para darse cuenta.

Era la primera vez que dos tíos me tocaban. La sensación de tantas manos sobre mí era increíble. Me manoseaban las tetas, me tiraban y chupaban los pezones erectos. Alguien tenía su mano entre mis muslos desnudos. Me estimulaban la entrepierna a través de los pantalones cortos. Estaba disfrutando de todo ahora que Rob estaba participando. Las cosas se estaban calentando rápidamente.

Mike me desabrochó los pantalones y empezó a tirar de ellos. Tenía que parar antes de que se me fuera de las manos. Se estaba haciendo tarde y sabía que mis padres no tardarían en llegar. Que mi padre me pillara haciendo un trío en el sótano no le iba a gustar nada...

Me separé de ellos y me levanté, dije que mis padres no tardarían en llegar y que tenían que irse ya. Se hizo el silencio y entonces Mike me agarró del brazo y volvió a tirarme al sofá, no creían que mis padres volvían a casa y no se querían ir.

Esta vez me puse frente a Rob y por fin pude besarle mientras Mike me agarraba las dos tetas por detrás. No pude contenerme; inmediatamente bajé la cremallera de los pantalones de Rob y metí la mano para agarrar su polla dura. Jadeó cuando la agarré y la liberé de la ropa interior. Estoy bastante segura de que no esperaba que hiciera eso. Sólo había visto una polla hasta ese momento y ahora me moría por ver la de Rob. Tenía una polla preciosa, era tan suave y gruesa como la de Mark. La rodeé con mi pequeña mano y apreté con fuerza. Podía sentir la sangre a través de ella haciéndola latir en mi mano. Empecé a acariciarla lentamente mientras él soltaba un suave gemido.

De nuevo ¿qué estaba pensando? Mi cabeza me decía que parara porque mis padres no tardarían en llegar, pero deseaba mucho a Rob. Estaba perdiendo el control y podía sentir la lujuria y los jugos fluyendo con cada golpe. Recuerdo que pensé que si Mike no estuviera allí, probablemente estaría teniendo sexo con Rob entonces mismo.

Finalmente, la poca sangre que me llegaba al cerebro me hizo parar. Me aparté de los dos y fui al otro lado de la habitación para separarme un poco. Les supliqué que se marcharan, pero no lo hicieron. Eran como animales salvajes que habían olido la sangre, querían más. Les dije que de ninguna manera iba a tener sexo con ellos cuando esperaba que mis padres llegaran a casa en cualquier momento. Por supuesto, no me creyeron. Finalmente, totalmente desesperada, les propuse una paja a cada una si prometían marcharse. Se quedaron atónitos con mi oferta, pero querían más. Mike sugirió mamadas y llegados a este punto, me estaba preocupando. Si mi padre descubría a dos chicos en el sótano conmigo, estaría castigada el resto del verano, si no más. También habría perdido el privilegio de tener aquella sala como mi espacio privado.

Dije― De acuerdo ―Estoy segura de que la lujuria que sentía por Rob influyó mucho en mi decisión. Me puse delante de los dos, me quité la camiseta y les ordené que se bajaran los pantalones. Los dos se quedaron paralizados mirándome las tetas. Estoy segura de que nunca antes se las habían chupado. También estoy segura de que no esperaban que accediera. Les dije― Bueno, ¿a qué esperáis? ―Los dos se levantaron rápidamente del sofá y se quitaron los pantalones. Les ordené que volvieran a sentarse en el sofá. Ahora yo tenía el control de la situación. Me arrodillé frente a ellos y agarré las dos pollas con las manos y empecé a acariciarlas al mismo tiempo. Tuve un subidón de adrenalina, sentía el poder que tenía sobre ellos y me gustaba. Con Mark, él siempre tenía el control y yo sólo me sometía a sus exigencias. Ahora era yo la que exigía y ellos se sometían a mí. Acababa de descubrir el poder del sexo que toda mujer tiene sobre un hombre. Este fue un punto de inflexión en mi viaje sexual. A partir de ese momento empecé a refinar y perfeccionar mis poderes sexuales sobre los hombres. Aunque no me di cuenta en ese momento, fue un acontecimiento que me hizo cambiar las reglas del juego.

Los chicos no tenían ni idea de que yo tuviera experiencia sexual. En todo caso Mark me había educado bien el verano anterior. Supongo que me convirtió en una completa zorra. En ese momento, todavía no había tenido un novio de verdad y no sabía cómo se suponía que era una relación de verdad. Por mi experiencia con Mark, seguía pensando que el papel de la novia era satisfacer al hombre de todas las formas posibles.

Después de todos los preliminares de la noche, no tardaron mucho en correrse. Primero se la chupé a Rob, que se corrió en mi boca en menos de un minuto. Me tragué su corrida, lo que impresionó a los dos. Ahora era el turno de Mike. Mientras se la chupaba seguía jugando con la polla de Rob. Tardó un poco más en correrse pero lo hizo. Se corrió en mis tetas, por supuesto.

Entonces me volví hacia Rob, que volvía a estar empalmado. Yo ya había cumplido mi parte del trato, pero no podía contener la lujuria que sentía. Quería más de Rob, así que volví a chupársela. Esta vez tardó mucho más en correrse y a mí me estaba gustando mucho. Pronto se corrió en mi cara. Mike la tenía dura de nuevo y quería más. Me fascinaba lo rápido que se recuperaban. Empecé a hacerles pajas porque tenía curiosidad por ver cuántas veces podía hacer que se corrieran.

En un momento les estaba haciendo pajas a los dos a la vez. Eran jóvenes, se recuperaban rápidamente y se corrieron una y otra vez. Me encantaba el control que tenía sobre ellos. Los gemidos y sonidos que hacían mientras llegaban al clímax y eyaculaban. Me fascinaban los chorros de semen que salían disparados de sus espasmódicas vergas. Estaba tan concentrada en ellos que perdí la noción del tiempo.

Fue entonces cuando vimos los faros de un coche acercándose. Me levanté de un salto y empecé a gritarles que salieran. Los chicos se pusieron los pantalones y salieron corriendo por la puerta trasera mientras el coche entraba en el garaje. Parecía una escena de una película de comedia, pero el pánico que estaba experimentando no tenía nada de gracioso. Lograron salir justo cuando mis padres entraban en casa por la puerta principal.

Estaba hecha un desastre. Me puse rápidamente la camiseta, pero me di cuenta de que había esperma por todas partes. En el pelo, en la cara, sobre las tetas que acababan de empapar el tejido de la camiseta, esperma en el sofá, en la alfombra, en la mesa de centro. Todo el sótano olía a esperma y a hormonas masculinas.

Corrí hasta el final de las escaleras para asegurarme de que no bajaba nadie. Grité― ¡hola! ―y les dije que estaba sola viendo la tele ¡Por los pelos! Pasé el resto de la noche limpiando.

Cathy me llamó más tarde y se disculpó por haberme dejado allí con los dos chicos. Quería saber qué había pasado. Yo sabía que a Cathy le gustaba mucho Rob, así que no me atreví a contarle lo que había pasado. Me limité a decirle que los dos se fueron justo después de que ella se fuera.

Una semana después, Rob me invitó a salir. Tenía tantas ganas de que fuera mi primer novio de verdad, pero estaba indecisa porque sabía que a Cathy también le gustaba. La culpa pudo conmigo y lo rechacé. ¿Cómo iba a explicarle a Cathy que estaba saliendo con Rob? Valoraba demasiado la amistad de Cathy. Pero le dije a Rob que me iría con él, si quería, la próxima vez que tuviera la casa para mí sola. Le encantó la oferta.

Un par de semanas después vino y tuvimos sexo en el sótano. Ese verano tuvimos mucho sexo. Era el segundo tío con el que me acostaba. Me sentía mal por andar a escondidas con Rob, ya que a Cathy le gustaba. Nunca le dije nada a Cathy, que finalmente perdió su virginidad ese verano, con un chico que conocíamos de la escuela. De hecho terminó casándose con él. No podía creer que se casaran tan jóvenes, pero me alegré por ella.

Abril

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.