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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
En la alberca
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Hola, me llamo Sandy, tengo 40 años, vivo en Ciudad de México, y tengo 10 años de casada.

Tiempo atrás comencé a escribir las historias de las cosas que me sucedían, a mi esposo y a mí. Nos gustaba mucho hacerlo, pero por la pandemia, lo dejamos atrás, ahora que la vida ha vuelto, poco a poco, a la normalidad estamos retomando nuestros placeres y uno de ellos es poder contar lo que esperada o inesperadamente nos sucede.

Y es aquí cuando les platico que a mí, me fascina nadar, me encanta sentir el agua en mi cuerpo y más si es desnuda. Practico la natación 3 veces por semana en el horario matutino, pero en algunas ocasiones que no puedo acudir en el día asisto por la noche. Aquel día eran las 9:00pm cuando ingrese al club y pude ver que solo había un hombre ya nadando.

Como siempre, sin mayor preámbulo ingrese y empecé con mi rutina de calentamiento, que consistía en dar una vuelta a la alberca caminando y aflojando los músculos y así lo hice. Sin embargo noté que el hombre que estaba nadando me observaba mucho, el en un carril y yo en el otro. No le di mucha importancia hasta que cuando me di cuenta ya estaba nadando detrás de mí. Me preguntó que si tenía inconveniente y le dije que no, así que comenzamos a nadar. Yo me sentía totalmente observada bajo el agua pero me hice la que no se daba cuenta.

Mientras más nadábamos, más rozones se daban nuestros cuerpos y el fingiendo que eran solo manotazos comenzó a tocarme los senos. Después, con más confianza, metía su mano entre mis piernas, y cuando las cosas se estaban calentando, hicimos un alto y comenzamos a platicar. Me dijo que su nombre era Carlos, en definitiva se rompió el hielo y ya con más confianza, me dijo que volviéramos a nadar pero ahora sin traje de baño.

Al principio me incomodo la idea pero pensé que sería rico y además a esa hora ya no llegaría nadie así que lo hicimos. En cuanto nos desvestimos vi que tenía un pene enorme y estaba muy erecto. Me dieron unas ganas tremendas de darle una chupada pero me contuve aunque no por mucho tiempo porque en cuanto me desnudé se abalanzó sobre mí y comenzó a acariciarme los senos que de inmediato se me pusieron muy duritos. Él lo notó y comenzó a besarlos y después a darles unas deliciosas mordidas, en ese momento ya ambos totalmente excitados y con ganas de coger, nos metimos a la alberca y me empezó a penetrar.

Fue una sensación única pues nunca me habían cogido dentro del agua. Lo hizo tan fuerte que le pedía más y más y gritaba de placer. Hizo que me viniera de una manera indescriptible. Poquito después lo hicimos pero afuera de la alberca, me puso de perrito y me dio tan duro que parecía que nuestros cuerpos ya se conocieran. Se vino deliciosamente y su semen escurría en mis piernas. Yo lo tomé con la mano y lo empecé a lamer, eso lo excitó mucho y me volvió a coger, ahora sobre mí, moviéndose muy cadenciosamente.

Como se imaginarán, no quería que aquello terminara pero ya era hora de salir. Ya no teníamos tiempo de nadar, así que ambos nos dirigimos a la regadera y nos duchamos juntos, pues ya nos teníamos mucha confianza. Él tomó el jabón y lo frotó todo sobre mi cuerpo, podía sentir sus manos fuertes y grandes. Entonces, me sentó en un banquito que había allí mismo y me chupó la vagina ¡Aaahhh…! ¡Qué sensación! Su lengua dentro de mí y succionado provocó como una explosión y como te imaginaras me vine

Como él se merecía su premio, le pedí que me cogiera nuevamente. Su pene duríiiisimo y enorme invitaba a chuparlo así que lo metía y sacaba de mi boca una y otra vez como si quisiera que me lo comiera. En eso sentí como su leche escurría sobre mi boca mientras se mezclaba con el agua de la regadera.

Y pues al final, llego la hora de salir y despedirnos, intercambiamos teléfonos y con un beso sumamente apasionado quedamos en vernos nuevamente pero ahora en otro lugar, lo cual me llevará a contarles otra de nuestras aventuras posteriores.

Sandy

Otro relato ...




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