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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Encuentro con Jake
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Antes de que lean, déjenme describirnos:

Jake es un muchacho joven al que le sobran energías. Es alto y esbelto, su piel es divinamente suave, de tez bronceada por el sol, de labios gruesos muy rosados, con ojos color miel y rapado.

Yo soy bajita, de tez blanca, con ojos color almendra y cabello café, con grandes senos y muy lindo trasero, y con anteojos que me dan un look inocente y tierno.

Les escribo ahora, sentada, mientras escurre leche calientita de mi vagina. Si leen, verán que recién me cogieron bien rico.

Y es que llevaba varios días esperándolo. Recién el muchacho estaba saliendo de enfermo, pero aun así estaba deseoso de coger.

Les cuento un poco de él:

Recibo un texto suyo —¿Te puedo clavar?

—¿No se supone que estabas enfermo? —Respondo sorprendida— ¿Estás bien?

—Pensando en tu vagina, gordita, caliente y jugosa —me dice—Vente.

Eso me prendió de la nada, ya llevaba mucho tiempo, así que no iba a decir que no.

Al llegar, lo veo tirado en la cama, con su gran verga al aire. Mi primer instinto es metérmelo completito a la boca. Y así lo hago, me lo introduzco lo más atrás que puedo y comienzo a chuparle el glande y mamarle las bolas. El se incorpora y me agarra por la cabeza, cogiéndome la boca. Entro tanto que se me aguan los ojos.

Así lo tiro a la cama, y comienzo a montarlo. Lo quiero muy adentro de mí. El está muy mojado así que fue casi de inmediato que mi vagina se lubricó.

Me voltea hacia la cama, con las nalgas hacia él, y las olfatea.

— ¡Qué rico hueles! —Suspira.

Me abre las piernas y me penetra hasta el fondo.

—¡Aah! —gimo.

—¿Tú no querías que te lo metiera bien rico?, ahora lo tienes completito.

Me nalgueo. Y mientras me lo ensartaba me mete un dedo por el ano. Se me sale un pequeño grito y automáticamente se me escurre babita de mi chochita.

—¡Cógeme, así más duro, Jake!

Avanzando el paso gime conmigo. No hay cosa que mas me prenda que escuchar a mi hombre disfrutándome, gimiéndome.

—Ven te quiero terminar en la mesa.

Vamos al comedor, tiro todo lo de la mesa al suelo, y me subo en ella. Me sentía a punto de ser cogida en una sala de interrogatorio. Tenía toda la luz directa hacia mí. Me abre las piernas, de lado a lado, con toda mi chochita hacia el aire.

—¡Qué rica la tienes mami!

—Toda tuya.

Y me penetra de nuevo, esta vez está mi clítoris cómodamente accesible, así que, mientras me lo encajaba bien rico, me sobo todo mi clítoris, me caliento muchísimo. Me agarra las tetas bien fuerte, hasta que ya lo siento, siento que viene el momento de venirse.

Me aguanta de mi cintura y me dice— ¿Dónde lo quieres?

—¿Dónde tú quieras —le contesto.

Me deja la mitad adentro y luego saca un chorro que cae sobre mi abdomen y tetas. Me paso los deditos para probarlo. ¡Tan rico!.

Y así bajo mi calentura, al fin, llenita de leche, y muy contenta.

Inocencia.

Otro relato ...




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