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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Encuentro
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― Ven aquí para que te desnude.

Llegas hasta mí y te desabrocho el cinturón cuando tu bulto está a punto de salir de tus pantalones. Te bajo la cremallera y empiezo a deslizarlos por tu cintura.

―¡Oh, mírate, no tienes bóxers!

Tu polla se libera, grande y dura como una roca. ¡Cómo la he echado de menos! Te llevo a una silla junto a la cama. Te digo que te sientes. Te cojo las manos y las sujeto a la silla. Me pongo delante de ti y me bajo la cremallera del vestido. Llevo puesto mi sexy conjunto de liguero negro. Me arrodillo frente a ti. Deslizo mi lengua por la parte inferior de tus pelotas y te acaricio el culo con ella. Empiezas a gemir. Quieres empujar mi cara más adentro, pero no puedes. Me dirijo a la base de tu polla. Lamo centímetro a centímetro hasta que llego a la gran punta rezumante. Te miro y chupo la cabeza de tu polla entre mis labios mientras acaricio tus pelotas. Te chupo con fuerza y te cubro con mi saliva. Mi boca está llena.

Me acerco a la cama. Abro las piernas y ves que llevo unas bragas sin entrepierna. Tus ojos se abren de par en par. Estiro mi dedo y con él empiezo a rodear el clítoris. Introduzco un dedo. Te pregunto si te gusta ver cómo me meto el dedo. Dices que sí y me pides que añada un segundo dedo. Gimo mientras lo empujo hacia arriba. Cojo mi collar de bolas anales y las lubrico con la boca.

― ¡Oh, nena! ― dices.

Deslizo las primeras en mi agujero apretado.

― Hasta el fondo ― me dices.

Obedezco y empujo el resto hacia arriba. Tres dedos en mi apretado y húmedo coño y toda la ristra de cuentas en mi culo.

―  Mmm, ¡tan lleno! ― Gimo mientras me observas.

Me pides una muestra y te digo que no te preocupes, que la tendrás. Me acerco a ti mientras me chupo los dedos. Los paso por tus labios y miro cómo tu lengua se estira para saborearme. Me doy la vuelta y me inclino frente a ti, con las cuentas aún dentro de mi ano. Me agarro las nalgas y las separo. El anillo queda al descubierto. Siento tu cálido aliento y tu lengua en mi agujero. Empiezas a chupar y noto que una cuenta se escapa. Cojo el consolador que he traído y lo introduzco dentro de mi empapada vagina.

― Mmm, sí.

Me miras y me dices que me folle profundamente. Tomas el anillo entre tus dientes y sacas las cuentas hasta el final. Mi apretado agujero se frunce y siento cómo tu lengua se hunde en él. Grito de placer. El consolador se va hacia fuera. Me pongo de pie y libero tus manos. Vuelvo hacia ti colocándome sobre tu cara. Te agarro por detrás de la cabeza y bajo mi montículo chorreante a tu cara. Empiezas a chuparme y mordisquearme. Paso mis manos por tu pelo. Me lames la raja de arriba a abajo. Con tus manos en mis nalgas, bebes de mí hasta que mis piernas tiemblan y se doblan. Me separo y tu cara brilla por mis jugos. Beso tus labios.

Nanu

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