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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Esperando a la novia
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Ese sábado por la noche me miré en el espejo, estaba sola en ese momento, todos me esperaban en la iglesia, incluyendo a mi querido novio. Oh, sí, era el día que tanto habíamos estado esperando, el de nuestra boda.

La noche anterior algunas de mis amigas me habían organizado a una despedida de soltera y el tiempo terminó con mi coño y mi culo llenos de semen de stripper. Había sido doloroso, pero también salvaje, le había dado mi virginidad anal a un extraño hombre negro y ahora estaba excitada de nuevo, pensando que más tarde mí ya esposo me pediría el culo en nuestra noche de bodas.

Ahora, mientras esperaba que el mejor amigo de mi novio, me llevara en su auto a la iglesia, me vi a mí misma en el espejo con mi hermoso vestido blanco de novia. Me veía impresionante y lo sabía. Algunos recuerdos me hicieron sonreír, la idea de saber que por lo menos media docena de amigos de mi novio, que estarían en nuestra ceremonia de boda, me habían metido sus pollas más profundamente en el coño de lo que mi novio jamás podría hacerlo, me hizo sentir un poco el cosquilleo en el coño.

Me estaba acariciando los labios del coño con los dedos, cuando sonó el timbre. Cuando abrí la puerta, el amigo de mi novio estaba allí listo para recogerme. Respiré profundamente, ese amigo de mi novio siempre me había gustado, pero nunca me había atrevido a decírselo. Muchas veces me había burlado de él sin piedad y sabía que solía masturbarse susurrando mi nombre, igual que algunas de mis amigas lo habían oído.

No estaba seguro de si legaría tan lejos como para follarme; pero ahora iba a averiguarlo. Le dediqué mi sonrisa más brillante cuando me di cuenta que, por un momento, bajaba la mirada para mirar en mi profundo escote del vestido de novia.

― Hola ―dije, dándole un beso en la mejilla― Llegas tan temprano que aún no estoy lista, pero puedes ayudarme, si quieres ―Le cogí de la mano y lo llevé a la sala de estar. Pude notar su emoción y su corazón latiendo más rápido mientras me seguía.

― Sí, nena, cualquier cosa que necesites ―susurró.

Me detuve en el medio de la habitación y señalé hacia la mesa― No me puse la liga... y ahora, con el vestido de novia... No puedo hacerlo ―Me detuve un segundo, viendo cómo se le caía la mandíbula, sorprendido. Luego me levanté el vestido con ambas manos, mostrando mis medias blancas y mis elegantes zapatos de tacones altos― Por favor, ¿Puedes ponérmelas? ―Le pregunté dulcemente.

Dudó por un momento y yo casi podía sentir su corazón latiendo aún más rápido. Asintió con la cabeza― Sí, claro... ―Dijo con dificultad y tragando saliva. Después de ir hasta la mesa y coger la liga de terciopelo, se arrodilló frente a mí, la novia de su mejor amigo. Los dedos le temblaban ligeramente mientras yo levantaba lentamente mi zapato de tacón alto y él me ponía la liga en el tobillo.

No levantó la cabeza ahora; así que, subí mi vestido más arriba, mostrando más de mi larga y delgada pierna dentro de una media blanca. Noté un poco de excitación y mis jugos comenzaron a fluir dentro de mi coño con un hormigueo. La liga se deslizó más arriba y pronto llegó a mi rodilla. Él mejor amigo de mi novio pareció inseguro de lo que debía hacer. Se lo dije en voz baja― Vamos, chico, sabes que va más alto que eso...

La duda le duró sólo un momento. Sus manos movieron la liga hacia arriba, mientras yo seguía subiendo la falda del vestido de novia. Jadeó suavemente, mientras aparecían las correas blancas del liguero. Sabía que ahora tenía que poder oler mi coño, y pensé que su corazón se le saldría del pecho. Sus manos se detuvieron cuando la liga estaba alrededor de la parte superior mi muslo y luego dejé caer parte del vestido cuando mi mano alcanzó detrás de su cabeza y guió su cara hacia mi excitado coño. No encontraría ninguna braga en su camino.

Gemí y cerré los ojos cuando noté que Carlos no se defendía y no protestaba. Su lengua se deslizó sobre los labios de mi coñito, haciéndome quejarme de lujuria y placer. Parecía algo celestial y el conocimiento de lo que estaba haciendo el día de mi propia boda me hizo sentir un hormigueo por todas partes. Gemía mientras la lengua del mejor amigo del novio entraba entre los labios de mi coño, me chupaba, me lamía el clítoris; me hacía gritar de puro goce.

― ¡Oh sí, chúpame bien...! ¡Haz que me corra antes de que me lleves a tu amigo...! ―Me sentía tan traviesa que pronto experimenté un orgasmo estremecedor y casi me derrumbo sobre él. Me lamió y chupó el coño como un hombre hambriento.

Abrí los ojos y pude ver que ahora su polla parecía enfurecida dentro de sus pantalones. Volví a temblar y lentamente me moví hacia atrás, dejando que mi vestido lo rozara hasta que yo estuviera, una vez más, bien arreglada como debería estar una novia. Pero luego me bajé la cremallera de la espalda del vestido y lo dejé caer a mis pies. Quedé ante él vestida sólo con zapatos de tacones altos, medias, ligero y sostén. Le sonreí, sintiendo el cosquilleo en mi coño de su saliva y los jugos de ella.

― Estaré en el baño refrescándome, si necesitas algo... ―Y le guiñé el ojo.

Me miró ir y sólo tardó unos segundos en seguirme.

Entró en el baño y se puso detrás de mí, nuestros ojos se miraron en el reflejo del espejo. Sus manos se movían alrededor de mi cuerpo agarrando mis pechos cubiertos por mi sostén blanco. Sonreí y susurré― ¿Pero esto no es algo inapropiado para el mejor amigo del novio?

― No tan inapropiado como lo que te voy a hacer ahora mismo ―Susurró.

Me mordí el labio y empujé mis nalgas contra su duro bulto de roca― No puedo esperar ―dije.

Entonces noté sus manos mientras se desabrochaba el cinturón y se le caían los pantalones al suelo.

Respiré profundamente mientras notaba la enorme cabeza de su pene presionando contra los húmedos labios de mi coño. Gimió salvajemente y tuve que aferrarme al lavabo cuando él empujó lentamente su enorme pene en mi coño que lo esperaba espera. Noté los labios de mi coño siendo apartados y las paredes internas de mi vagina estirándose para acomodar su gran pene,

― Ooohhh ―Gemí.

― ¿Es mejor que la polla de mi mejor amigo? ―Sonrió con satisfacción.

Antes de que pudiera responder, me sacó la polla, lo miré a través del espejo y empecé a sentirme un poco decepcionada, pero luego me volvió a agarrar por la cintura, diciéndome en voz baja― Desde que te conozco he soñado con follarme tu dulce culo.

Abrí la boca para protestar, pero luego noté fuego ardiendo dentro de mi culo mientras él empujaba hasta el fondo y me la clavaba muy profundo en el ano. Lloré de dolor, pero él no hizo caso de mis gritos y mis suplicas. Me llenó de desesperación, de urgencia, de locura....

― ¡Oh, joder, querido! Échame un buen polvo en el culo para celebrar mi boda.

Me oí a mí misma rogándole que me follara el culo y me sorprendí después de lo de anoche. Me incliné más y noté sus manos aferrándose a mis redondas caderas. Se agarró con firmeza y comenzó a bombear hacia adentro y hacia afuera cada vez más fuerte.

Sabía que llegaríamos tarde a la ceremonia, pero él se tomó su tiempo para asegurarse de que el culo de la novia de su mejor amigo estuviera hinchado y supurando semen por una larga y dura cogida. Me tuvo gimiendo, quejándome a gritos y meneándome en su monstruosa polla, mientras me jodía. Yo le miraba en el espejo mientras me follaba sin piedad.

Me hizo correrme dos veces con su polla enterrada en lo profundo de mi ano. Me derrumbé sobre el lavabo con las piernas demasiado débiles para sostenerme. Mi coño estaba casi listo para volver a correrse y él sabía cómo hacérmelo.

― ¿Quieres mi semen dentro de tu culo, verdad? ¿Quieres que te lo llene y te lleve con mi mejor amigo con tu culo goteando, sucia zorra?

― ¡Oh, sí... sí! ¡Hazme tu puta, haz que me corra, llena mi culo! ―Le supliqué y cuando empecé a jadear más fuerte, él empujó su polla tan profunda en mi ano como pudo, con cada fuerte empujó volví a sentir esa sensación de ardor. Justo cuando su polla empezó a latir dentro de mí, derramando una enorme cantidad de semen caliente dentro de mi culo, volví a tensarme y me corrí otra vez más.

Él se salió de mí, viendo el primer chorro de semen corriendo ya por mis muslos separados vestidos con mi liga blanca de bodas. Sonrió y me dijo― Esperaré en el coche... ―Me besó en el cuello, dejándome sola con mis pensamientos, mis recuerdos y la agradable sensación de haber sido muy bien follada.

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