A menudo sueño que hay alguien escondido en la habitación cuando me registro en secreto en un hotel donde me encuentro con uno de mis numerosos amantes.

Apenas cruzamos unos pocos centímetros más allá de la puerta antes de que me tome entre sus brazos y me bese. Suelo esperar a ese beso y se lo devuelvo con toda mi pasión mientras le rodeo el cuello con mis brazos y aprieto mi cuerpo contra el suyo. Par anotarle los esplendidos músculos de su torso y que él note mi tetas y mis duros pezones.

Estos hombres, ya están casi siempre empalmados cuando se aprietan contra mí. Creo que les excita follarse a la mujer de otro hombre y seducirla en la habitación de un sórdido hotel sin que él lo sepa. Aunque pueda sospecharlo.

Sé que a mí me excita estar allí, sin que mi marido lo sepa, aunque pueda sospecharlo. Muchas veces puedo ir casi desnuda bajo el vestido, así que la persona que se oculta, me podría ver el culo desnudo mientras nos besamos y él sube sus manos por mis piernas, me levanta la falda hasta la cintura y me palpa las nalgas. Si está lo suficientemente cerca, podrá ver brillando algo de humedad en el interior de mis muslos.

Luego, mi amante, me dará la vuelta para poder bajarme la cremallera del vestido. Me gusta sujetar el vestido con las manos mientras me doy la vuelta, luego lo dejaré caer al suelo alrededor de mis pies. Desabrocho el sujetador, y lo dejo a caer por mis brazos, para que se vaya al suelo encima de mi vestido.

Suelo recibir un beso cuando hago eso, luego daré un paso atrás y empezaré a desabrocharle la cremallera. Me gusta detenerme a mitad de camino y frotarle la polla, que ya está muy dura, a través del tejido de los pantalones, sonriéndole mientras se lo hago. Le abro la cremallera y le abro la cintura del pantalón.

No lleva ropa interior y le cojo la polla con la palma de la mano. La acaricio a todo lo largo y luego tomo sus pelotas entre mis manos. Me sentaré en una silla y le miro mientras le beso su gran polla tiesa y dura. Recorro todo el largo con la lengua, le lamo la roja cabeza hinchada mientras la rodeo con una mano todo lo que puedo, le acaricio sus pelotas con la mano libre y luego me la meto en la boca.

― Eso es. ¡Chúpame la polla, zorra! No te es nada extraño el tener la boca tan estirada alrededor de una polla como esta. ¡Enséñame lo que sabes hacer! Pónmela bien dura para que pueda meterla en lo más profundo de tu coño de mujer casada.

Pone sus manos en mi cabeza y me acerca, empujando su polla más profundamente en el interior de mi boca, buscando mi garganta.

Y en algún lugar de la habitación, alguien nos contempla. O está en otro ligar y nos espia a través de una cámara oculta.

Montana

Otro relato ...

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