La Página de Bedri
Relatos prohibidos Extraños en el parque ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser
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¡Hola! Me llamo Isabel y quiero contaros la primera vez que me follaron en un parque de día y espero que os guste. Tenía muy pocos años en ese momento. Iba de camino a clase cuando Estefanía y Amelia, dos chicas de mi clase, me llamaron. Me acerqué y me dijeron que las tres primeras clases se habían cancelado y que no habría nadie. Por suerte era un hermoso día de verano incluso tan temprano en la mañana. Decidí ir al parque no muy lejos del instituto escuela para hacer algunos deberes sentada al sol. Les dije― ¡Nos vemos en clase chicas! ―y me fui. Ese día me había puesto una minifalda con unos zapatos no muy altos y un sujetador negro debajo de una camiseta blanca de tirantes. Me encanta llevar un sujetador oscuro debajo de una camiseta clara para que se note. ¡Ah y un tanga muy pequeño! Ya no era virgen y me encantaba chupar pollas. En el parque encontré un lugar, junto un árbol caído, me senté y comencé a leer. Cerca de mi pasaba mucha gente. Era un momento de mucho movimiento. Miré a mí alrededor y vi a un hombre corriendo. Un par de minutos después, el mismo hombre volvió a pasar corriendo. Esta vez se metió entre los arbustos, se bajó los pantalones y empezó a mostrárseme mientras me miraba. Al principio me sorprendió. Había oído hablar de hombres que hacían eso, pero nunca pensé que vería a uno hacerlo. Mi coño se mojó al instante, estaba totalmente hipnotizada. No me di cuenta de que había abierto un poco las piernas y que se podía ver mi entrepierna. Por cierto, mi tanga era blanco. Estoy segura de que en ese momento ya tenía una mancha húmeda. Pero no podía dejar de mirarlo y deseaba tocarle la polla. Lentamente agarré mis cosas, me puse de pie y fui en su dirección. Eran sólo unos pocos metros, pero parecían kilómetros. Todo el camino fui mirando su polla. Cuando por fin llegué, dejé caer mi bolsa y me quedé mirando. Me agarró de la mano y me acercó. Guió mi mano hacia su polla, se la agarré y empecé a tirar de ella. Me agarró la cabeza y me besó en la boca metiéndome su lengua. Estaba tan caliente que hubiera hecho cualquier cosa que me pidiera allí mismo. Pero no habló nada en absoluto, ni siquiera me dijo su nombre. Mientras nos besábamos su mano entró por debajo de mi falda, empujó mi tanga hacia abajo y empezó a follarme con los dedos. Me metió los dedos profundamente y con fuerza en el coño mientras yo le frotaba la polla. Tenía tres dedos dentro de mí y su pulgar en mi clítoris. Me corrí con mucha fuera e intensidad. Estoy segura de que algunas personas que pasaban me han visto. Y eso me puso aún más cachonda. Me puse de rodillas y empecé a chuparle la polla con ganas. Su polla era la más grande que había nunca visto. Fue difícil metérmela toda en la boca. Pero me ayudó y le chupé su polla mientras miraba hacia arriba con su polla en mi garganta. Vi que disfrutaba mucho. Me levantó por el pelo y me dio la vuelta. Entonces vi que un grupo de chicos que no conocía nos estaban mirando. Entonces supuse que habían estado mirándome mientras le chupaba la polla al desconocido. Levantó mi pierna izquierda para que mi coño estuviera abierto para que aquellos chicos me lo vieran. Y luego noté la cabeza de su polla entrando en mi coño y forzando lentamente la entrada. Volví a correrme muy fuerte. Quería que me follara profundamente y fuerte. Y así lo hizo. Durante unos cinco minutos, me corrí mucho. La sacó y me empujó hacia abajo, abrí la boca y le lamí la cabeza de la polla mientras se corría. Se corrió en mi boca y en toda mi cara incluso en mi pelo. Se limpió la polla en mi lengua. Sacó un poco de semen de mi cara y lo volvió a meter en mi boca. Hizo eso un par de veces antes de ponerme de pie y arrancarme el tanga. ― ¡Eso es mío ahora, puta! ―dijo y se alejó. El grupo de chicos seguía mirando, así que rápidamente recogí mis cosas y empecé a caminar hacia mi casa para limpiarme. El grupo de chicos me llamó todo tipo de cosas desagradables. Pero a mí me encantaba que lo hicieran. A menudo me sentaba en el mismo lugar esperando que mi misterioso amante pasara por allí. Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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