Relatos prohibidos
Ya estaba pronto para todo. Toda la semana pensé en la fiestita que estaba programada para el fin de semana donde yo sería el plato principal de tres hombres. Ramón me tranquilizaba con sus caricias y besos al margen de que yo me sentía confiado por su condición de primer hombre.
Llego el día y fui a su casa; la zona aunque tranquila era despoblada; la casa se veía humilde, prolija y semi escondida entre árboles y matorrales. Antes de golpear la puerta escuché risas y supe entonces que los otros ya habían llegado. Me entró de la mano en alto y pude ver sus rostros de asombro, uno era más descarado y se mordió el labio inferior largando un.
—Haaaaaaa que rica rubia, haaaa era cierto que hembrita.
El otro hacia una sonrisa forzada y era más serio.
Ramón me bajó un toque el jogging dejando parte de mi nalga al descubierto.
—Haaa tiene tanguita negra y que blanquita.
Me sentó en su falda como ofreciéndome y el amigo me acaricio las piernas. Sentí como se endurecía su pija y eso me puso contento.
—Yo primero.
Sentencio y el otro encogió los hombros mientras bebía su vino.
Entramos al dormitorio; precario pero con baño incluido y me depositó en la cama, solo me beso en la cara y empezó a desnudarme me puso boca abajo, pasó su lengua por la nalgas y me montó. Me chupó la nuca y acabo. Su miembro era algo así como el de Ramón y un tanto maloliente, solo que mi novio era más pasional.
—Lávate que ahora viene Óscar.
Cuando volví del baño estaba el serio, su mirada era imperturbada y le comenté que si no le gustaba hacerlo no había problema. Me tomó de los brazos, me atrajo y clavó su lengua en mi boca; me abrazó con ternura y me besó en forma muy intensa. Llevó mi mano hasta su braga y noté un bulto superior al de Ramón excitándome muchísimo. Nos recostamos y busqué desnudarlo sin parar de besarnos. Sacó su hermoso miembro y lo busqué con mi boca, lo lamí mientras el se retorcía de placer. Me levantó hasta su boca e hizo que me sentara en su pija dejándome de frente a él. Quise protestar y me tapó con su lengua, yo gemía por al ardor y le clave las uñas en su hombro y el pedía más mientras me levantaba para clavarme de nuevo y chupó mi cuello babeándolo en forma intensa y su cuerpo me irradió algo más que calentura y sentí que acabó y depositó mi cara en su pecho arrullando mis rubios cabellos para después mirarme con una intensidad que me llego al fondo de mi ser.
—Tenemos que hacerlo sin que se entere Ramón. Decime donde te puedo encontrar quiero que seas mi amante. Dije.
Fuimos al baño para lavarnos y solo allí en voz muy baja me dijo que yo tenía razón que quería seguir viéndome. Me senté en el inodoro el me puso el culo en la cara para que lo chupara y acabó en mi boca. Me besó y salimos como si nada me despedí de todos. Ramón me acompañó a la puerta con su mano en mi cola preguntado cómo estaba y conteste que más feliz que nunca.
Fuego juvenil
Esta serie de relatos narra la iniciación sexual de un entonces inexperto joven a cargo de un empleado de la familia. Este joven conocerá el sexo con Ramón pero también con otros hombres.