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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Fantasía de una mujer
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Me encanta que me venden los ojos. La idea de que alguien me ate, me vende los ojos y simplemente me toque me hace mojar. También me encanta la fantasía de ser secuestrada y violada, Pero solo cómo fantasía, me traumatizaría de por vida si fuera real, porque ya he sido asaltada, dicho esto.

Quiero que alguien me saque de la calle y me vende los ojos, y quizás que me meta en una furgoneta y me lleve a un lugar en medio de la nada. Que me empuje a una cama y me ate los brazos a los postes de la cama. Yo temblaré y gemiré y haré todo lo posible por alejarme de él, pero me sujetará bruscamente, y estaré con las piernas abiertas a la fuerza.

Me quitará los pantalones, revelando que no llevo bragas y que, aunque estoy aterrorizada, también estoy muy excitada. Luego me subirá la camisa por encima de la cabeza, revelando mis grandes pechos. Cortará la parte fina de la tela entre las copas de mi sujetador negro que caerá de mis pechos, con los duros pezones al descubierto. Yo chillaré de miedo y lujuria con mis traidores pezones desesperados por ser pellizcados, lamidos y chupados.

Y él se aplicará. Sentiré su aliento sobre mi tembloroso pezón, haciendo que me duela el coño, y luego una cálida boca caliente, chupando, lamiendo, enviando electricidad por mi espina dorsal. Su otra mano apretara y pellizcará mi otro pezón, bordeando entre el dolor y el placer, todo ello haciendo que mi cabeza dé mil vueltas mientras mis sentidos se agudizan por la venda en los ojos. Nunca sabré qué será lo siguiente, y eso me hace retorcerme de excitación.

Después de acariciarme el pecho durante lo que me parece una eternidad, con mi coño totalmente empapado, se apartará y lo único que oiré son crujidos. Jadearé y me contonearé nerviosa por lo que pueda a ocurrir a continuación. Sentiré que la cama se hunde, mientras noto que una presencia que entra en mi entorno. Luego una mano en mi pierna, ¡y otra! Me obligará a separarlas y notaré sus muslos desnudos tocando los míos. Me agarrotaré sabiendo lo que viene ahora.

Su polla entrará despacio entre los labios de mi coño lloroso, mientras una voz me llamará puta, y quién podrá culparle si estaré tan cachonda por todo eso. No dejará de burlarse de mí, apenas entrando en mi vagina. Se reirá con mis gemidos desesperados, perdidos en la neblina de la necesidad de polla. Bajará la mano, jugando de nuevo con mi pecho, haciendo que mi coño se apriete más queriendo estar lleno.

Y entonces entrará todo en mí. Me penetrará de verdad, presionando contra mi cuello uterino, pero no se tomará el tiempo necesario para saborear el estar dentro de mí, sino que al instante empezará a machacar, con sus fuertes manos en mis caderas, apretándome contra él. Yo chillaré y gemiré y pidiendo más, cada empujón hará que un nuevo sonido escape de entre mis labios. Soy descaradamente ruidosa, gimiendo como una puta cuando hay una polla dentro de mí. Me acariciará la cabeza, y mi mente se derretirá. Un sonido aún más guarro me abandonará mientras me corra y mi coño chorreará alrededor de su polla. Cualquier pensamiento excepto en su polla abandonará mi mente.

Al final empezaré a suplicarle por su semen, con mis caderas retorciéndose, y mi voz gimiendo, rogándole que me llene. Querré su semen dentro de mí, querré que me llene de semen― Por favor, córrete dentro de mí, por favor, quiero estar chorreando ―Mis gritos lo llevarán al límite y me dará lo que le estaré pidiendo. Explotará dentro de mí, llenándome tanto que se derramará fuera de mí y caerá resbalando y mojando mi crispado culo. Gritaré― ¡Sí, corrida, sí! ―Apretaré mi coño alrededor de su polla para mientras se corre.

Después me quitará la venda y veré que es mi novio y nos besaremos, haremos la cena y nos acurrucaremos.

Mujer anónima

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