Mi esposa dijo que el próximo sábado iban a hacer una fiesta en la piscina con su grupo de amigas. Que era para tener un momento de relax y disfrutar del sol en la piscina de una amiga. Su grupo está formado por algunas de sus compañeras de trabajo y algunas vecinas y viejas amigas. Algunas de aquellas personas no las conocía.

Como me quedaría en la ciudad ese fin de semana, mi esposa me dijo que podía asistir, pero sólo con la condición de no molestarla durante la fiesta. Me pareció extraño, pero acepté, podíamos fingir que no nos conocíamos.

Ese sábado por la mañana, mi esposa estaba lista para ir. Llevaba un bikini muy sexy que nunca antes le había visto, era de un color fluorescente verde brillante, que casi la dejaba desnuda. Le pregunté si estaba segura de ir con aquel traje y me contestó que por supuesto que lo haría. La parte superior era del típico estilo de triángulos pero la inferior cubría sólo la mitad de las nalgas de su trasero. Me dijo que era sólo para broncearse porque si se mojaba sería como si estuviera desnuda.

Llegamos temprano y el resto de las mujeres empezaron a aparecer poco después. Todas llevaban trajes de baño de dos piezas, como mi esposa. Mi esposa se me acercó y se excusó, dijo que podía entrar con los otros maridos y quedarme allí hasta que necesitara algo. Entré y tomé una cerveza fría, sentándome a charlar con el dueño de la casa de la piscina. Entonces empecé a oír puertas de coches cerrándose. Era justo después de las doce del mediodía. Miré por la ventana delantera y vi un par de coches, cuyos ocupantes eran hombres jóvenes.

Luego miré hacia la piscina, algunas de las mujeres estaban charlando en pequeños grupos. Entonces oí abrirse la puerta trasera y entró mi esposa, estaba en topless, mostrando sus magníficos pechos desnudos a todos los presentes. Iba rápido y dijo al pasar junto a mí que necesitaba hacer pis.

Cuando regresó, vi que sus pezones estaban duros como rocas. Le pregunté dónde había dejado su top. Me contestó mientras se apresuraba a salir que estaba en la piscina; no quería marcas de bronceado en sus tetas.

Una por una, todas las otras mujeres pasaron y se dirigieron al baño. Algunas como mi esposa estaban en topless. Todas eran hermosas mujeres maduras.

Después de tomar mi tercera cerveza salí al porche y comprobé que había varios hombres allí fuera. Al menos eran siete, dos de ellos estaban en las sillas del salón y parecía que estaban disfrutando las mamadas de un par de señoras.

Desde donde yo estaba no podía estar seguro y busqué a mi esposa y la encontré dentro de la piscina. Reconocí su pelo rubio y rizado, estaba de espaldas a mí y había un hombre alto muy cerca de ella.

Parecía que sólo estaban hablando y recordé lo que mi esposa dijo sobre su bikini. Quería ver cómo era cuando estaba mojado, así que me quedé allí hasta que ella comenzó a salir de la piscina. Cuando lo hizo vi que estaba guiando al hombre por su enorme polla erecta. Y estaba completamente desnuda, con el culo al aire.

Se acercaron a una de las sillas, donde pude ver que su bikini estaba colgado. El hombre se recostó y ella se arrodilló y pude ver que se la estaba chupando. El respaldo de la silla se elevó lo suficiente como para bloquear mi vista. Pocos minutos después, Ana se levantó y puso una pierna sobre la silla y se sentó sobre él. Podía verla fácilmente de cintura para arriba. Sus manos parecían estar en el pecho del hombre mientras sus tetas se movían arriba y abajo mientras lo montaba, follando con él.

Mirando a mí alrededor vi que la mayoría de las mujeres estaban con hombres que se las cogían. Pero el único hombre negro era el que se follaba a mi esposa que debía haber acabado con su semental porque se bajó de él y fue hasta la mesa donde había unos refrescos. Tomó una botella de vino y se sirvió una copa, se dio la vuelta y sorbió su bebida mientras miraba a su alrededor. Luego miró al porche de la pantalla y me miró directamente. Levantó su copa de vino como saludo y con la otra mano se pasó un dedo entre los labios del coño y se lo metió en la boca. Un minuto después entró en la casa y me preguntó― ¿Disfrutaste del espectáculo, cariño? Ese negro tiene una enorme polla entre sus piernas y es una bonita máquina de follar ― susurró.

Me dijo que me acostara en el sofá, luego asentó su coño recién cogido sobre mi boca y empezó a decirme lo mal que aquel malvado negro había tratado su bonito coño blanco. Me estaba poniendo la polla más dura al hacer eso y lo sabía. Mientras intentaba lamer el pegajoso semen de su coño, continuó diciéndome que aquel negro la había estirado casi hasta el punto romperle el coño.

Después de que ella decidió que yo le había lamido adecuadamente el coño, mi esposa se levantó y me bajó los pantalones. Miró mi erección y me agarró la polla con ambas manos. Me hizo una mamada perfecta y me corrí en su boca. Entonces me dijo que podía salir y ver cómo las otras esposas estaban jodiendo con algunos tipos que no eran sus maridos.

A las cuatro en punto algunas mujeres empezaron a despedirse, pero la mayoría de los hombres seguían allí, sin hacer ninguna intención por irse. Finalmente todas las mujeres y tres de los chicos se fueron, sólo la esposa del dueño y mi esposa, se quedaron allí, junto a la piscina, rodeadas por cuatro hombres.

Mi esposa bajó la música para poder hacer un anuncio, llamó la atención de los chicos; dijo que sabía que los chicos estaban agotados, pero que ella estaba de humor para ser follada por toda el grupo. Dijo que incluso ella se dejaría por el culo, y cada uno de esos cuatro chicos dijeron que se quedarían.

Mi esposa arregló un cojín junto a la piscina y les dijo a los hombres que fueran mientras ella se recostaba y abría las piernas. Un joven empezó a comerle el coño mientras ella le hacía una mamada a otro. Luego, cuando se puso duro, le metió la polla en la vagina y ella comenzó a chupársela a otro.

Cuando el segundo chico se puso duro, que tenía el pene más grueso, mi esposa lo hizo recostar para poder montarlo y se empaló a sí misma fácil y lentamente.

Una vez que se la metió toda en el coño, se inclinó hacia adelante y le dijo a otro hombre que le llenara el culo con su polla. En un instante, se quedó sin aire, los labios de su coño se agarraban con fuerza a la polla dentro de su coño mientras otra larga polla se deslizaba dentro y fuera de su agujero del culo. También tenía una polla en la boca. Aquellos cuatro hombres, incluyendo el negro, se cogieron a mi esposa durante varias horas esa noche, todos turnándose en su coño, en su culo y en su boca.

Por la noche en nuestra cama traté de tocarle el cuerpo pero me dijo que tenía el coño y el culo hinchados y doloridos y que ya no estaba de humor. Luego sonrió diciéndome― El próximo sábado la fiesta de la piscina será aquí en casa.

Esposo confiado

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