La Página de Bedri
Relatos prohibidos Follada en el centro comercial ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser
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Me había quedado en casa ese día, y por la tarde, mi esposa dijo que tenía ganas de ir de compras al centro comercial. Para prepararme para salir, fui a disfrutar de una relajante ducha caliente. Al salir, encontré a mi esposa esperándome en el dormitorio. Estaba sentada en el borde de la cama, con su bata blanca. Se puso de pie y me ordenó que me quedara desnudo mientras se vestía. Se dio la vuelta y dejó caer la bata al suelo. Entonces pude disfrutar viendo su perfecto y sensual cuerpo desnudo. Ella eligió un su sujetador blanco de media copa, que apenas cubría sus pezones. Luego comenzó a ponerse una liga negra de encaje y se sentó de nuevo en el borde para enrollar unas sexys medias de color en sus largas y bien tonificadas piernas. Finalmente se puso un ajustado vestido verde oscuro, con el dobladillo justo por encima de las rodillas. Le pregunté si se olvidaba las bragas y me sonrió, diciendo que no las llevaba puestas, porque pensaba enseñar su coño recién afeitado. Tuve una erección total solo por verla de esa manera. Ella se dio cuenta y sonrió señalando mi erección, preguntando si era por ella. Le respondí que ver su cuerpo desnudo siempre me la ponía dura. Entonces ella se arrodilló y se metió toda mi gruesa polla en su suave y húmeda boca. Mi sensual nena me hizo una mamada muy intensa durante un minuto. Pero antes de que pudiera correrme en su boca, se levantó y me ordenó que me vistiera. La miré, señalándome la polla dura. Ella sonrió con una sonrisa maliciosa y dijo que yo era un maldito pervertido si buscaba correrme en su boca. Mientras me vestía, se probó varios zapatos de tacones altos. Al final eligió un par y se giró para pedirme mi opinión. Por supuesto, se me puso dura otra vez cuando la vi sobre aquellos tacones de aguja. Entonces levantó el dobladillo para mostrarme los depilados y brillantes labios de su coño. Mientras conducía de camino hacia el centro comercial, se apoyó en mí y me susurró al oído que estaba lo suficientemente cachonda como para coger a un extraño. Después de aparcar fui a su puerta para ayudarla a salir del coche. Para salir abrió bien las piernas y me preguntó si le había visto el coño. Asentí con la cabeza y la muy cachonda se rio a carcajadas. Una vez dentro del centro comercial, visitamos todas las zapaterías. Anita les mostró el coño desnudo a una docena de vendedores. Más tarde fuimos a una tienda de lencería, donde se probó algunos camisones. De repente vio a uno de sus compañeros de oficina allí de compras. Mi esposa le preguntó para quién estaba comprando ropa sexy y él respondió que era para ella, para mi propia esposa. Ella se rio delante de mí y le dijo a su compañero que le llevara esas cosas un día mientras su marido estaba en el trabajo. Pero de repente cambió de opinión, me tomó la mano y me llevó aparte. Una vez sin nadie alrededor, dijo que debería irme a dar una buena vuelta por todo el centro comercial. Y que se reuniría conmigo en de media hora. Hice lo que me pidió pero tardó más de una hora en volver a encontrarse conmigo. Le pregunté si quería sentarse a tomar un café, pero lo rechazó sonrió y dijo que su coño estaba bien follado y ahora estaba lleno de semen y que recordase que no llevaba bragas. Dijo que si se sentaba, seguramente aparecería una mancha húmeda en la espalda en su vestido, y que todos la verían. Le pregunté si era necesario que nos fuéramos y me sonrió diciendo que no era necesario, mientras siguiera de pie. Seguimos de compras y después de un par de horas, mi cachonda mujer dijo que notaba que el semen pegajoso empezaba a resbalar por sus muslos. Así que nos dirigimos al coche. Cuando le abrí la puerta, le levanté el vestido hasta la cintura y sentó su culo desnudo en el asiento del pasajero. Una vez en nuestra casa, se sacó el vestido sobre su cabeza y me dijo que le comiera su coño. El olor de su sexualidad estaba mezclado con el aroma masculino. Después de lamerla hasta dejarla limpia, me permitió follarle su lubrificado coño. Su dulce vagina se notaba relajada y amplia. Mientras la follaba con fuerza, comenzó a contarme cómo su compañero de trabajo le había clavado su gruesa polla por detrás mientras estaba en un probador. Le había follado su coño muy duro, bonito y placenteramente. Finalmente la había llenado con todo su pegajoso semen. Después de escucharle todo eso, me corrí dentro de ella. Y me hizo lamerla hasta dejarla limpia de nuevo. Me dijo que, el próximo martes, su amigo le traería las cosas que le había comprado. Añadió que pasarían el resto del día follando como locos. Le pregunté si me permitiría ver cómo ese hombre se la follaba. Pero se rió diciendo que debería salir pero ella grabaría un vídeo para mí. Así podría masturbarme mientras miraba su cuerpo jodido por, para mí, un perfecto desconocido Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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