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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Fría noche de invierno
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Trabajo por la noche y me dirigía al trabajo en una noche de enero, fría y con niebla. Si hubiera sido una noche cálida, los niños aún estarían jugando en las calles. Pero esta noche el barrio estaba vacío y eso me hizo recordar sobre cuando era adolescente, pensando en lo que mis amigos y yo estaríamos haciendo en una noche como esta.

Si estuviera con Marco, estaríamos construyendo maquetas o haciendo ejercicio con pesas. Eso me hizo recordar una noche en la que estábamos levantando pesas y manteníamos la charla habitual sobre sexo. Hablábamos de las partes del cuerpo de las chicas y de lo que nos gustaba de ciertas chicas y su aspecto. Yo le había estado hablando de su hermana mayor y de lo que me gustaba de su figura. La había visto en bikini y tenía una buena complexión. A Marco le estaba volviendo loco oírme babear por su hermana. Le describía sus tetas y su coño y lo que me gustaría hacer con ellos. Él decía cosas como "Qué asco. No puede ser". Pero estaba de pie y en su entrepierna tenía un bulto considerable bajo los pantalones.

― Si tan asqueroso es, ¿qué es esto? ―Le dije, me acerqué a él y le agarré la polla a través de los pantalones. Casi se le caen las pesas encima y le añadí― Alguien está pensando en el coño de su hermana y necesita un poco de alivio.

― No, no lo estoy, estaba pensando en Sara y su culo redondo ―dijo.

― En cualquier caso, será mejor que mi madre no entre aquí y vea tu erección ―Le dije.

Se acercó a mi escritorio, se sentó y comenzó a frotarse la polla a través de la tela de los pantalones. Me aparté de él, me agaché y me bajé los calzoncillos para enseñarle el agujero del culo. Metió la mano bajo los pantalones y comenzó a sobarse la polla.

― ¿Quieres un poco de este coño? ―Le dije.

― Espera a que tus padres se vayan a la cama. Tengo una carga para tu culo ―respondió.

― Como si me asustara tu polla, recuerda que yo también tendré la tuya.

Él sólo sonrió y se sacudió la polla. Luego seguimos hablando mal de las chicas que conocíamos y levantando pesas. Al cabo de un rato fue cuando oí a mis padres ir a su habitación. Lo estaba mirando y caminé alrededor del banco hasta su lado y le agarré la polla a través de los pantalones. Le dije― Mis padres se han ido a la cama y si no puedes volver a subir esas pesas al estante, te voy a follar aquí mismo ―Y empecé a bajarle los calzoncillos. Para cuando las puso en el estante, yo tenía su polla en mi boca.

― Estás jodidamente loco ―Dijo.

― Más te vale que lo esté o te irás a casa con las pelotas azules por la mañana ―Le respondí.

Empujó mi cabeza hacia su polla y se echó hacia atrás, apoyando la cabeza en las manos. La polla de Marco sobresalía de su cuerpo sin ángulo ni inclinación, sólo en línea recta. No necesitaba manos para sostenerla, sólo chupar o follar sin apoyo y me encantaba.

Habíamos estado haciendo este tipo de cosas durante los últimos dos años. Practicando para el día en que pudiéramos meter nuestras pollas en un coño. Sabía lo que llevaba a Marco al límite y empecé a succionar sus huevos. Largas y lentas lamidas hasta sus bolas, y luego succión en el camino hacia la bulbosa cabeza de su polla. Pasando la lengua alrededor de la cabeza y metiendo la lengua en la hendidura de la punta. Luego, volver a empezar. Sabía que si recibía su primera carga en mi boca, entonces la segunda erección tendría más sostenibilidad y podría follarme el culo y llevarme al éxtasis. Sus caderas empezaron a empujar hacia mi boca. Se estaba acercando a la liberación y me preparé para recibirla en mi boca. Bajé hasta sus pelotas y me quedé allí con pequeños giros. Su culo rebotaba en el banco, forzando la polla a entrar en mi boca todo lo que podía. Sus pelotas empezaron a contraerse y su polla a sufrir espasmos. Una fracción de segundo después estaba recogiendo su semen con mi lengua. Marco estaba en plena convulsión, rebotando en el banco. Me aferré a su polla con mi boca y cogí sus pelotas y las noté bombeando su recompensa. Al final, se sentó, se agarró la polla y se dio unos últimos toques. Su cara estaba enrojecida y su respiración era rápida. En un minuto se recuperó y se subió los calzoncillos.

Desde la última vez que Marco y yo nos la habíamos estado chupando y follando, había aprendido mucho. Logré que uno de los otros chicos mayores pasara la noche y había traído algunas revistas de sexo duro. Debo haberme masturbado al menos diez veces esa noche con aquellas fotos. Acabé cambiándolo por una de ellas. Estudié cada centímetro de esas páginas y descubrí todo un mundo nuevo de sexo y de su funcionamiento.

Saqué la revista y se la enseñé a Marco. Sus ojos se posaron en las páginas. Entre jadeos decía― Oh Dios, mira eso, mierda, se está follando su culo, mira ese coño.

Señalé una foto de un tipo follándose a una mujer de espaldas, con las piernas levantadas y las rodillas a los lados del pecho, con el tipo entre las piernas y su polla, profundamente en su coño y dije― Eso es lo que quiero que me hagas.

Marco miró largamente la foto con la boca abierta y lentamente se volvió hacia mí y dijo― ¿De verdad?

― Sí ―dije

Seguimos mirando las fotos y noté su erección asomando por la bragueta de sus calzoncillos. La cabeza era la más morada que había visto nunca. Estaba a punto de reventar la parte superior, tenía mucha sangre corriendo por ella. Mi propia polla también palpitaba en busca de alivio, empujando contra la tela de mis calzoncillos. Agarré la cabeza de su polla y dije― Parece que estás listo para mí. Vamos a la cama.

Nos metimos en la cama y nos cubrimos con la manta. Me quité los calzoncillos y me acaricié la polla que casi me dolía y estaba muy dura. Marco dejó caer la revista, se agachó en la cama y empezó a tirar de mi polla despacio. Cuando vi que empezaba a bajar la cabeza hacia ella, mis nervios gritaban por la excitación de que sus labios la tocaran. Había cogido mis huevos con la mano y tiraba de ellos hacia su boca. Puse una mano en su cabeza para controlar su velocidad. A veces lo mantenía en un lugar y notaba cómo pasaba la lengua y me la chupaba. Estaba el puro cielo. Era difícil quedarse quieto con toda la excitación que había recibido de la revista y con Marco dándole a mi polla una gran mamada

― ¡Mierda, necesito que me folles el culo! ―Dije.

Había estado experimentando con cosas en mi culo y masturbándome. Estaba teniendo algunos orgasmos intensos con ellos. Sabía que quería su polla hinchada en mi culo y que él me pajease, llevándome al éxtasis. Me moví hacia el centro de la cama y saqué la vaselina de la mesita de noche. Me metí un dedo en el culo mientras Marco se colocaba entre mis piernas. Tenía los ojos muy abiertos por la excitación mientras se acariciaba la polla en previsión de follarme el culo. Abrí las piernas hacia arriba y hacia atrás y él se acercó. Me acerqué a su polla, le unté un poco de vaselina y le di unas cuantas caricias. Estaba muy dura.

Se acercó y dirigió su polla hacia mi culo. Cuando la sentí presionar en mi abertura dije― Justo ahí ―Y empezó a empujar hacia delante. La cabeza fue entrando mientras mi culo se relajaba. Marco estaba temblando de excitación y sus ojos delataban la emoción que estaba teniendo. La lentitud me estaba matando pero era muy bueno. No dejé que me tocara la polla. No quería que mi carga estallara antes de tiempo. Estaba siendo una puta y quería a su polla todo el tiempo que pudiera. Finalmente tocó fondo y empezó a entrar y salir con largas y lentas embestidas. Su respiración era rápida. Le dije que me follara bien, pero que no se corriera demasiado pronto. La anterior mamada que le hice debería retenerlo un poco, pero me preocupaba que estuviera demasiado excitado. Aceleró el ritmo y empezó a darme bien. Todo lo que pude sentir fue una completa felicidad. Su dura verga estaba justo donde debía estar. La cabeza de su polla estaba dura haciendo la presión justa. Marco estaba perdido con los ojos casi cerrados. Yo era su Sara en ese momento. Mi polla estaba erguida y dando vueltas a poco que la dureza lo permitía. Durante lo que me pareció una hora, Marco me estuvo machacando el culo con todas sus fuerzas. Me sujetaba las piernas hacia atrás como el tipo de la foto con aquella mujer. Sus manos estaban en la parte posterior de mis muslos y sus pelotas golpeaban mi culo. Los sonidos de los gruñidos y sus pelotas habrían sonrojado a una estrella del porno. Cogí una de sus manos y la puse sobre mis pelotas. Abrió los ojos y comenzó a masajeármelas.

― Joder, esto es genial. ¿Cómo estás? ―Dijo.

― Me alegro de que la habitación de mis padres estuviera en el otro lado de la casa. Con todos los gruñidos y bofetadas, los despertaríamos y entonces sí que estaríamos jodidos. Pero lo estás haciendo muy bien. Se siente tan bien y no puedo explicarlo. Tendrás que probarlo. ¿Cómo estás? ―Le dije.

― Estoy a punto de correrme ―dijo.

― Haz que me corra contigo ―Le dije.

Me agarró la polla con la otra mano y empezó a masturbarme y a frotarme los huevos. Yo mantuve las piernas hacia atrás y él empezó a follarme el culo con todas sus fuerzas. Dio un gruñido y sentí que su polla empezaba a sacudirse y a tener espasmos mientras rompía el ritmo, follándome el culo. Eso me llevó al punto de no retorno y mis piernas se estiraron mientras mi semen salpicaba todo mi estómago. Ya había terminado, pero siguió follándome hasta que mis piernas cayeron a la cama.

― Eso fue muy caliente ¡Mierda! ―Dijo.

― Joder, sí, lo ha sido. Tuviste una gran sensación, en mi culo. Estabas muy duro y me la diste bien. Mira todo mi semen ―dije.

― He disparado un montón de semen en tu culo ―dijo Marco. Su polla estaba cubierta de vaselina y semen. Luego nos separamos y nos limpiamos.

― Solo espera un rato y vas a recibir el mismo tratamiento de mi parte ―Le dije.

Empezamos a mirar la revista de nuevo. Aquellos hombres y mujeres estaban haciendo todo tipo de cosas en que no habíamos pensado. Pero sabíamos que teníamos que probarlo todo. Me recosté en el banco de pesas y alcancé la polla medio dura de Marco y le dije― Ven aquí ―Y tiré de él para que se inclinara sobre mí y me metiera su polla en la boca. Le guié para que se sentara a horcajadas sobre mi cabeza y le empujé la espalda para que bajara su boca a mi polla. Más tarde descubrimos que esto era el 69. En ese momento se llamó "bueno". Nos pusimos mutuamente en plena dureza en poco tiempo. Le aparté de mí y le pregunté si había intentado meterse cosas en el culo desde nuestra última vez. Admitió tímidamente que sí. Le dije que yo también lo había hecho y eso le hizo animarse. Dijo que lo mejor que encontró fue un tubo de cigarro de su padre. Pero el hecho de compartir habitación con su hermano mayor no le permitía pasar mucho tiempo probando con él.

Me levanté y le dije― Bueno, ¿estás preparado para ser mi coño?

Me sacudió la polla y se levantó, fue a la cama y se metió en ella. Cogí la vaselina y me puse un poco en la polla y le tiré el bote. Lo cogió y se llenó un dedo y se lo metió en el culo― ¿Y ahora qué? ―preguntó. Le dije que se pusiera a cuatro patas. Se dio la vuelta y se puso de rodillas.

― ¿Así? ―preguntó.

― Perfecto ―le dije y me subí a la cama detrás de él. Sabía que los dos íbamos a durar mucho tiempo ya que habíamos llegado al clímax dos veces. Esto iba a ser un verdadero placer para los dos, pero más para mí.

Marco tenía un bonito agujero en el culo y lo estaba estrechando con excitación y le dije― Será mejor que relajes ese agujero o te dolerá

― Lo sé, sólo quiero que me la metas y me calmaré ―dijo.

Me acerqué, puse mis manos en sus nalgas y las separé para ver mejor. Estaba tensando y relajando su culo por la excitación. Su polla rebotaba con cada flexión. Puse un dedo en su agujero y lo rodeé. Intentaba empujar hacia dentro. Metí di sólo la punta y soltó un suspiro. Colocando mi polla la guié hacia la abertura, al encontrar su marca, comenzó a deslizarse hacia adentro. Marco soltó un grito ahogado y volvió a empujar hacia mí, haciendo que me metiera hasta las pelotas en un solo movimiento.

― Bueno, no estamos en un apuro ―Dije.

― Sí, solo dame ―dijo― esto es siente mucho mejor que el tubo del cigarro.

Lo sujeté por las caderas y comencé mi asalto a su culo. Con cada empuje su cabeza subía y bajaba y su polla subía y bajaba al ritmo de su cabeza. No había nada gay en aquello. Solo pura excitación y buscando una liberación.

― ¡Joder, sí! ―salió de la boca de Marco.

Sabía que no estaba dando con el punto que me gustaba en esta posición. Volví a ponerme sobre mis talones y tiré de Marco hacia mí. Eso hizo que mi polla se inclinara más hacia su polla y él emitió un gruñido y un jadeo cuando supe que había encontrado su punto dulce. Follar su culo era muy dulce. Dios, estaba tan caliente y apretado, pero suave y resbaladizo. En algún momento dejé de bombear y él empezó a empujar hacia mí. Era una puta total ansiosa de culo, como yo. Me retiré y le dije que se acostara como yo antes. Se dio la vuelta y subió las piernas hasta el pecho. Tuve que sentarme y admirar su culo. Aquel sería mi coño para esa noche. No estaba pensando en ninguna chica o coño, solo estaba disfrutando del culo de Marco. Estaba mal por todas las razones que la sociedad le pone, pero eso lo hacía tan placentero. Estábamos muy excitados y disponibles.

Me acerqué y coloqué la punta de mi polla en su abertura. Él se movió y yo la introduje con una presión constante.

― ¡Oh, joder, sí! Dame tu polla en mi culo ―dijo Marco.

― ¡Joder, esto es muy caliente! Qué culo tienes. Eres una puta para mí ―dije. Mi polla estaba muy dura y apuntando a su culo. Sabía que él estaba sintiendo lo mismo que yo hacía un rato. Se notaba en su mirada, tenía esa mirada de urgencia de que algo estaba a punto de suceder. Le estaba dando una buena follada en el culo. Miré hacia abajo y vi que su culo se abría con los golpes de entrada y se agarraba en los golpes de salida― ¡Joder, qué ganas tienes de esto! Este culo es como un coño para mí― dije. Se agarró la polla y empezó a acariciarla, se la aparté y le dije― No tan rápido, este es mi polvo, y tienes que esperar a que me corra.

Sus ojos me suplicaban por la liberación. Me propuse follar con él como si no hubiera un mañana y empecé a hacerlo con movimientos largos y rápidos. Él gruñía y yo también. Mis pelotas se acercaron a mi polla y golpearon contra el agujero de su culo. Estaban deseando liberar su carga de semen. Noté que se acercaba el momento y cogí su polla con la mano y empecé a masturbarlo al ritmo de mis embestidas. Marco empezó a jadear diciendo cosas como― ¡Fóllame! ¡Dios, lo necesito! ¡Dámela! Llena mi culo con tu semen. ¡Hazme correr! ¡Hazme tu puta! Toda esa escena me dejó boquiabierto. Noté su primera eyaculación a través de mi mano. Y mi polla empezó a liberar semen en su culo. Estaba rociando su semen por todo su pecho y algunas gotas cayendo en su cara. Le metí la polla hasta el fondo y la mantuve allí mientras me vaciaba en su culo. Me quedé allí hasta que estuve casi vacío y empecé a follarlo lentamente, ordeñando lo último de mi semen en su dulce culo.

Jadeaba con pequeñas respiraciones, la polla seguía sacudiéndose pero no salía nada de ella. Mi polla se quedó flácida y se deslizó lentamente fuera de su culo. El semen la siguió y salió mientras su culo seguía estremeciéndose. El cuerpo de Marco estaba totalmente blando. Había gastado las últimas energías que tenía. Sus piernas cayeron cuando se las solté. Me dejé caer a un lado y le cogí los huevos con la mano. Cuando se calmó, bajé mi mano hacia el agujero de su culo y lo masajeé. Noté que se relajaba, introduje mi dedo y noté que mi semen rodeaba el dedo. Su polla rebotó un par de veces y se quedó flácida. Le lamí la polla y limpié su culo y mi polla.

Teníamos nuestros pasatiempos entonces, mucho antes de los dispositivos electrónicos e internet. Las noches frías y húmedas hacían que jugáramos dentro de casa. Sonreí y continúe mi camino hacia el trabajo. Son grandes recuerdos.

MO

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