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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Giro inesperado
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― ¿Dónde está Raquel? ―le preguntó Teresa a Luís, su hermano, cuando entró en la casa.

Luís movió la cabeza― Se ha quedado en casa, no quiso salir.

Teresa sonrió irónicamente y sacudió la cabeza al decir― Ella nunca sale de la casa. ¿Le dijiste que queríamos que vinierais los dos?

― Sí, se lo dije, pero, ella... ―Luis movió la cabeza otra vez.

― Hola, Luís ― grité desde mi asiento en el sofá de la sala.

― Ve a unirte a Berto ―dijo Teresa― prepararé unas copas para todos.

Su hermano miró a Teresa mientras caminaba hacia la cocina. Iba vestida con una falda corta y apretada y una blusa ajustada. Estaba preciosa con su largo pelo castaño, ojos color avellana y piel cremosa. Luís sintió un movimiento en la ingle.

― Raquel no pudo venir, ¿eh? ―Le pregunté.

― No, supongo que ella es lo que se llamaría una persona demasiado hogareña.

― ¡Qué lástima! Esperaba que pudiéramos hacer un cuarteto esta noche, para el trivial, o lo que sea ―Me reí entre dientes― Parece que tenemos a Teresa superada en número, pero creo que puede cuidarnos a los dos― Me reí de nuevo y me pasé la mano por la entrepierna.

Luís sonrió incierto ante la insinuación. No sabía si iba en serio o no. Teresa llegó con las bebidas y se sentó en el sofá entre su hermano y yo.

― Le estaba diciendo a Luís que sin Raquel aquí, te superamos en número, cariño. Dos contra una ―Puse mi mano en la pierna de mi esposa y se la acaricié.

― Sí, realmente necesito a Raquel aquí ―dijo Teresa― Igualaría las probabilidades y seriamos dos contra dos.

― O cuatro contra cuatro ―sonreí.

Luís vio como acariciaba la pierna de mi esposa, y su polla comenzó a crecer. Teresa era condenadamente hermosa y había fantaseado con follarla.

― Vamos a ver una película ―dije― Una película sueca.

Puse un CD en el reproductor y me senté de nuevo en el sofá. Teresa se sentó entre nosotros dos, y su falda se había subido. Luís miró sus hermosas piernas desnudas y su polla se endureció nuevamente.

La película era muy caliente, mostraba a dos hombres y una mujer chupándose y follando. La polla de Luís estaba ahora tiesa y dura. Vio que había desabrochado la blusa de Teresa y tenía mi mano sobre sus pechos acariciándolos y masajeándolos.

Teresa movió su mano hasta mi entrepierna y me la frotó.

Los tres estábamos respirando con dificultad. Luís jadeó cuando Teresa se acercó y le acarició la entrepierna. Su pene estaba ahora duro y tieso.

Desenganché el sostén de mi esposa y se lo quité, y sus firmes y redondos pechos se elevaron. Bajé la cabeza sobre uno de ellos, lamiéndolo y chupándolo.

Teresa nos bajó la cremallera del pantalón y nos sacó la polla a los dos. Luís soltó un gemido y cayó sobre la otra teta. Ella jadeó y puso el pecho en su boca. Luís le tocó el pezón con la lengua mientras le chupaba la teta.

Me puse de rodillas al lado de mi esposa y guié mi polla a su boca. Los ojos de Luís se abrieron de par en par al ver a Teresa abrir la boca y meterse la polla. Deslicé mi pene en la boca de mi esposa, y Luís sintió que su polla le dolía de tanta dureza. Su corazón palpitó y su garganta y boca se secaron mientras miraba mi polla. Era gruesa y carnosa, Luís se sintió excitado, y sintió la necesidad de chuparme la polla.

Teresa soltó mi polla y se la chupó a Luís. Le chupó fuerte y bien, moviendo la cabeza hacia atrás y hacia delante. Luís siseó y jadeó por la sensación de su cálida y húmeda boca deslizándose de arriba a abajo sobre su polla. Él le metió la polla y procedió a fruncirle la boca. Jadeó en éxtasis mientras la cogía de frente. Había fantaseado con follarse a Teresa y ahora esa fantasía se estaba haciendo realidad.

Le quité las bragas a mi mujer y ella levantó las piernas y las separó. Empecé a lamer y a chupar sus pechos, y Luís se dirigió al coño. Se quedó boquiabierto, su coño era hermoso. Parecía un melocotón rojo. Con un gemido de lujuria, cayó sobre ella, enterrando su cara en su entrepierna.

Teresa se levantó, aplastando y moliendo su coño en su boca― Oh, ah, sí, lámeme, Luís, cómete mi coño, oh sí, cómeme...

Él lamió y chupó su clítoris, golpeando y frotando su lengua en él y chupándolo con sus labios. ¡Ah! pero ella tiene el coño de sabor dulce, el más dulce que Luís había probado. Lo lamió arremolinándose y frotando su lengua en el clítoris.

De repente sintió una cálida y húmeda boca en su polla. Miró hacia abajo y vio mi cabeza en su entrepierna. Luís gimió y hundió a su pene en mi boca y se la chupé ávidamente su polla, moviendo mi lengua sobre ella mientras deslizaba mis labios de arriba a abajo. Luís se encorvó y me besó en la boca. Una sacudida de pura lujuria atravesó su cuerpo. Un hombre le estaba chupando la polla.

Deslicé mi boca sobre la polla de Luís, la agarré y la tiré hacia Teresa y dije― Fóllatela ahora.

Luís montó a Teresa, agarró su suave y lisa grupa y empujó hacia adelante― ¡Hunhh! ―gritó mientras empujaba a su pene dentro de su coño.

― ¡Que jode a mi esposa! ―dije― ¡Fóllatela bien!

Luís metió su duro pene en el coño de Teresa. ¡Dios, se sintió tan bien! Su coño estaba súper caliente y mentolado; se sujetó a su polla como un tornillo de banco― ¡Oh sí…uuuhhh - ahhh! ―gruñó mientras le metía la polla en el coño. ¡Ah! Ella es tan hermosa y sexy, su coño estaba tan caliente y húmedo y apretado, y él había soñado con follarla y ahora lo estaba haciendo.

Ella lo rodeó con los brazos y piernas y le subió las caderas―Aaahhh ¡dámelo, Luís! ―exclamó con fuerza― ¡Oh sí! dame toda tu polla.

Él le dio una embestida y hundió cada centímetro de su pene en ella, y luego comenzó a follarla metiendo su polla en su delicioso coño.

― ¿Te está cogiendo bien, cariño? ―Le pregunté.

― Oh sí, ah, y se siente tan jodidamente bien―jadeó ella― ¡Ah, me está cogiendo tan bien!

Luís vio que yo estaba arrodillado a su lado. Mi gruesa polla sobresalía rígida y palpitante. Y yo estaba justo allí, junto a la cabeza de Luís. Agarró mi gran polla y se puso a su altura y me la chupó con gusto, engulló mi polla carnosa, moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo.

Agarré la cabeza de Luís, le besé en la boca y le grité― ¡Chúpame la polla! ¡Fóllate a mi esposa!

― ¡Oh Dios, oh cariño, me voy a correr! ―jadeó Teresa― ¡Ahora! Oh, Luís, ¡córrete conmigo, córrete en mí ahora!

― Hazlo, Luís ―jadeé― Acompáñala, córrete en el coño de mi mujer.

Le saqué la polla de la boca a Luís, y Luís metió el pene profundamente en el coño de Teresa y le dejó una buena cantidad de semen dentro.

― ¡Oh Dios, Jesucristo! ―gritó ella― ¡Semen aliente en mi coño!

Luís le echó un chorro tras otro de semen en la vagina de Teresa, vaciando su esperma dentro ella. Entonces él la sacó y se hizo a un lado, y yo inmediatamente tomé su lugar. Follé a mi esposa duro y rápido, metiéndole mi polla rígida follando su coño― ¡Oh, tú, dulce y jodidamente caliente coño! ―Grité mientras le echaba mi esperma en su coño...

Nos tiramos en el sofá, temporalmente saciados, viendo la puta película― Esa chica se parece a Raquel ―dijo Teresa, indicando la mujer de la película.

― Sí, se parece ―dije.

Luís miró a la mujer de la película, le estaba chupando la polla a un hombre mientras otro hombre le follaba el coño por detrás. Ella se parecía a su esposa, era guapa, con pelo rubio pardo y largo, ojos verdes, piel morena, largas piernas y con mucho cuerpo.

― Se parece a Raquel ―dijo Luís― Pero ella nunca estaría en esa posición, con dos hombres. Raquel es... ―movió la cabeza― conservadora, supongo que se podría decir así cuando se trata de sexo.

― ¿Lo es? ―preguntó Teresa.

― Sí. Ella... bueno, es bastante inhibida. Es bastante aprensiva con respecto a los experimentos. Parece que le gusta en un solo sentido, la vieja posición del misionero. Se resiste si trato de introducir algo más como lamerle el coño, o chuparme la polla, o intentar alguna otra posición que no sea la del misionero.

― Me gustaría follarme a Raquel ―dije― Cogerla por la boca y por detrás.

― A mí también― dijo Luís, y todos nos reímos.

― Tendremos que encontrar la manera de que Raquel se nos una ―dijo Teresa― Me encantaría que los cuatro estuviéramos juntos y folláramos.

BAC

Otro relato ...




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