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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Jennifer
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Conocí a Jennifer en Internet, y al principio parecía ser una chica recatada con algunas extravagancias.

Poco después de que empezáramos a relacionarnos quiso que la llamara. Debido a la diferencia horaria establecimos un horario para llamar, ella quería que la llamara a las 10 de la mañana, hora de mi país, ya que era madrugadora.

Me dijo que vivía en Nueva York, pero cuando hablé con ella su voz tenía acento sureño, se lo mencioné durante nuestra conversación, y me espetó― No dije que había nacido en Nueva York, sólo dije que vivía allí ―y me colgó.

Tuvimos unas cuantas conversaciones de este tipo en las que sin motivo me colgaba. Cada vez que eso ocurría, volvía a llamar al cabo de unos minutos y me decía que se le había caído la señal. También era muy reservada a la hora de contarme lo que estaba haciendo, y si alguna vez le preguntaba qué estaba haciendo me respondía "comiendo mierda", lo que después de un tiempo pude creer que era cierto.

Ya me había contado que estaba casada con un hombre rico, al que le encantaba que le diera palizas, cosa que hacía con regularidad, y que también tenía un amante que vivía con ella y que era fuerte y silencioso.

Durante su última discusión con su marido le había dado un pisotón, había perdido el equilibrio, se había caído por las escaleras, y se había roto una pierna, por lo que tenía que trabajar desde casa.

Me había dicho que era investigadora de fraudes y que no sólo le pagaban una enorme comisión por el dinero que descubría, sino que también le permitía conocer los mercados y era una experta en hacer buenos negocios. Esperaba que me pidiera que le enviara dinero, pero nunca lo hizo.

Enseguida quedé fascinado por esa mujer y tuvimos sexo telefónico con bastante regularidad.

Por lo general, ella llevaba la conversación en torno a la sumisión, que realmente no era lo mío, pero, cuando una mujer caliente te grita por el teléfono― ¡Fóllame el culo! ―no me molestó ni tampoco cuando me dijo que estaba atada a la cama.

Después de unos meses, me anunció que iba a venir a mi país "para follarme hasta los sesos". Así que estaba deseando que viniera, pero tenía unos asuntos que atender así que no podía salir de la ciudad, pero me pidió que la recogiera en el aeropuerto y reservara un hotel en la ciudad durante dos días. No me importaba demasiado pagar la factura del hotel, ya que ella había pagado el billete de avión.

La recogí en el aeropuerto y estaba tan guapa como en las fotos.

― A la primera oportunidad que tengas quiero que te pares para poder chuparte la polla ―dijo, y casi estrello el coche.

Sabía que uno de los hoteles del aeropuerto tenía un aparcamiento muy largo y estrecho y que normalmente tenía plazas libres al fondo.

Así que conduje hasta el fondo del aparcamiento, se quitó las bragas, me las puso en la cara, y me dijo― Huélelas, chico ―luego me desabrochó la bragueta, me sacó la polla y la devoró.

Me hizo una muy buena mamada, pero pasó a propósito sus dientes por mi polla, lo que me hizo estremecer. Levantó la cabeza de mi polla y ― Relájate, chico, no te la voy a arrancar de un mordisco, todavía.

Entonces movió mi asiento hacia atrás y se sentó a horcajadas sobre mí, luego empujó mi polla dentro de su culo y comenzó a montarme.

Un tipo venía hacia nosotros para llegar a su coche. Jennifer bajó la ventanilla del coche y gritó― ¡Hey amigo!, ¿quieres ver cómo me follo a mi hombre?

Me sentí avergonzado cuando el tipo asintió y se acercó al lado del coche. Jennifer se levantó la falda― La tiene en mi culo ―dijo mostrándolo a nuestro espectador. El extraño sacó su polla y empezó a pajearse. Jennifer abrió la puerta del coche y le hizo señas para que se acercara, cuando se acercó le agarró la polla y empezó a chuparla. No pasó mucho tiempo antes de que empezara a correrme en el culo de Jennifer que se sacó la polla de nuestro visitante de la boca y dijo― Mi hombre se está corriendo en mi culo, ¿no te gustaría hacer también eso? ― En ese momento el desconocido disparó su semen, y ella agarró su polla y la apuntó a mi cara. Así que acabé con semen corriendo por mi cara y en mi camisa. La verdad es que estaba jodidamente furioso.

Jennifer despidió a nuestro visitante con un gesto de su mano, y procedió a lamer su semen de mi cara. Intenté quitarla de encima pero ella era fuerte e insistía en que era un accidente. Yo, no la creí ni por un segundo. Al final se quitó de encima y me llamó malhumorado.

Continuamos el camino en silencio hasta el Hotel. Nos registramos y fuimos a nuestra habitación. Le di una propina al botones y Jennifer abrió una botella de vodka que había comprado en el avión y se sirvió una gran medida.

― Lo siento, chico, pero te compensaré ―y se desnudó.

― Todavía no has tocado mi coño, ¿verdad? ―Yo negué con la cabeza― Deberías sentir lo apretado que está, chico, deberías sentir lo suave que es, chico, y deberías probarlo ―Me puso su coño en la cara― Bueno, no se va a lamer solo ―dijo.

Ciertamente quería ignorarla, pero el aroma de su coño era tan sexy, que extendí la mano y toqué su coño.

― Eso es, cariño, ahora mete tus dedos dentro de mí.

Accedí a su petición y empuje 3 dedos dentro de su cálido y húmedo coño. Ella cruzó las piernas y casi me rompe la mano, era como si estuviera metida en un torno.

― ¿Qué coño te pasa, estás loca?

― ¡No utilices esa puta palabra! ―gritó― ¡no estoy loca!

Me senté en el sofá preguntándome en qué me había metido, cuando ella volvió a acercarse a mí― Lo siento, chico, supongo que debo tener jetlag y estoy nerviosa, ¿puedes perdonarme, por favor? ―Asentí con la cabeza e inmediatamente empezó a besarme, era una besadora espectacular.

Empezó a desvestirme, y cuando estuve desnudo me agarró la polla y dijo― Me ha encantado tener tu polla en mi culo y ahora quiero saber a qué sabe mi culo ―y se la llevó a la boca. En pocos minutos me estaba haciendo una maravillosa garganta profunda, emitiendo fuertes gemidos. Después, se inclinó sobre el brazo del sofá y dijo― Ven y coge mi coño― No lo dudé, eso era algo que había estado esperando, durante meses y esperando desde que dijo que iba a venir a verme.

Jennifer era una gran folladora, movía su culo y empujaba contra mí, y hablaba sucio, lo que me encanta.

― ¡Fóllate mi coño, mi amor! he estado soñando con tu polla dentro de mi coño, culo y boca durante mucho tiempo.

Me encantaba que su coño estuviera tan caliente y húmedo y que estuviera agarrando y soltando mi polla con los músculos de su vagina. Una vez me dijo que practicaba agarrando un lápiz con su coño para asegurarse de sus capacidades.

― Aaahhh ¡Coge mi coño, mi amor! ¡Cógete mi coño hasta que te corras dentro de mí!

No pasó mucho tiempo hasta que estuve a punto de correrme y cuando ella lo notó dijo― ¡Déjame beberlo, mi amor! ―gritó. Saqué la polla de dentro de ella que rápidamente se giró y tomó mi polla y mi semen con su boca.

Se sirvió otra copa de vodka y tomó su maleta, la abrió y empezó a preguntarme qué pensaba de varios artículos mientras los sacaba. El primer objeto fue un corsé blanco con volantes, que quedaba muy bien sobre su cuerpo. Se lo dije y se lo puso. Después sacó unas medias de nylon muy transparentes, que también aprobé; se las puso y me pidió que le abrochara las pinzas de las medias, lo que hice. Puso su pie en mi entrepierna y me puso la polla dura de nuevo con el tacto de sus medias, después sacó unas correas, que le dije que más valía que fueran para ella, y respondió― ¡Por supuesto que lo son! ―Luego sacó una paleta, un par de vibradores, un consolador enorme y unas cuentas anales.

― Vamos, chico ―dijo― átame a la cama ―y empezó a colocar las ataduras, así que fui y continué yo hasta que quedó atada de espaldas con las piernas abiertas.

Cogí la pala y preguntó― ¿Sabes cómo usarla, chico? ―Y le di un golpe en el coño― ¡Oh, Dios mío, cabrón, eso ha dolido! ―gritó. Era una puta ruidosa. No había traído una mordaza, así que tuve que improvisar y cogí un par de bragas de su maletín y usé un cinturón de su bata, y eso la calmó un poco.

Le di una palmada en las tetas y la follé con los dedos al mismo tiempo, no pude entender lo que decía bajo la mordaza, pero supuse que no era muy halagador. Después de que se corriera en mis dedos, le metí las bolas anales por el culo y le metí la polla en el coño, se lo follé mientras le pellizcaba los pezones con fuerza.

En caso de que piensen que soy un pervertido todo esto es algo que me había pedido, desde que me dijo que venía a verme.

Le dije que se callara y que le iba a quitar la mordaza, y que dejó de despotricar.

― Deja que chupe el jugo de mi coño ―dijo, y le metí la polla en la boca, y me la chupó.

― Ven a sentarte en mi cara para que te pueda lamer el culo ―dijo. Me senté en su cara y me hizo una deliciosa comida de culo.

― Méteme el consolador grande, por favor ―rogó, y de nuevo accedí y me senté a follarle el coño con el enorme consolador mientras me lamía el culo.

Cogí el vibrador y le froté el clítoris mientras le follaba el coño con el consolador, todo eso resultó ser demasiado y se corrió gritando.

― Ahora voy a vendarte los ojos ―le dije

― No, no me vendes los ojos ―rogó.

― De acuerdo ―dije― pero cálmate, si no quieres que lo haga, no lo haré.

Jennifer dijo que sólo había dejado que un tipo le vendara lo ojos, y que él y sus amigos se la habían follado toda la noche, lo cual no le importaba, hasta que él le enseñó el vídeo, y se encontró con que se la habían follado toda la noche un montón de vagabundos.

Volví a colocarle la mordaza y me follé a Jennifer durante unas horas más. Pero empezaba a tener muchas ganas de ir a buscar a algunos vagabundos.

AngelBD

Otro relato ...




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