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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Lado profundo
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Una vez más confirmé que Brian y su padre no estaban. Cheryl me había dicho que llegara a mediodía y ya era Bajé de mi auto y me dirigí hacia la piscina en busca del cuerpo ágil y bronceado de la madre de mi amigo, mi polla ya empezaba a endurecerse al pensar en ella.

Me paré en el borde de la piscina y la vi pasar nadando lentamente y detenerse en el extremo de la piscina. Con una mano se agarró al borde y con la otra se echó el pelo hacia atrás, dejando ver su bonita cara mientras flotaba en el agua azul. Me sonrió y me hizo un gesto para que fuera con ella.

Me quité la ropa y me zambullí en el agua fresca, deslizándome bajo la superficie hasta llegar junto a ella. Puse las manos en el borde, una a cada lado, y me abracé a ella. Sentí el calor de su piel en la mía mientras me rodeaba el cuello con los brazos y la cintura con las piernas.

― Me alegro de que seas tan puntual, odio tener que esperar.

Su coño se frotó contra mi polla, empujando la punta hacia arriba y presionándola contra mi vientre mientras giraba lentamente las caderas.

― Llevo toda la semana pensando en esto para no llegar tarde ―respondí.

― ¿También pensaste en tu aventura con Debbie? ―bromeó― ¿Fue todo lo que esperabas que fuera?

― ¡Mejor! ―admití.

― ¿Mejor? ¿Te gustó follarte sus grandes tetas?

Ella se apretaba contra mí, su coño masajeaba mi pene mientras yo seguía agarrado al borde de la piscina.

― Sí, me encantó ―gruñí.

― Bueno, son impresionantes ―soltó una risita― A mí también me gusta jugar con ellas.

― ¿Jugáis juntas? ―le pregunté.

Mi polla se puso más dura cuando me vino a la mente la imagen de las dos juntas. Sacó la lengua y me la pasó por los labios.

― ¿Qué te parece? ―respondió― ¿Crees que nos saboreamos mutuamente? ¿Nos chupamos los pezones y nos metemos los dedos?

― ¿Lo hacéis?

― Quizá usemos juguetes y nos follemos con consoladores, grandes y gordos, hasta que no podamos corrernos más.

La punta de mi polla estaba caliente y dura cuando ella se movió hacia arriba y se apretó contra ella.

― Quizá nos follemos el culo con uno. O usamos un arnés grande y grueso y nos follamos mutuamente.

Mi mente se aceleraba y mi polla se tensaba mientras ella seguía provocando las imágenes que se reproducían en mi cabeza. Sentí que se movía de nuevo y que su coño se deslizaba sobre la cabeza de mi polla, engulléndola lentamente mientras movía las caderas.

― Así está mejor ―ronroneó mientras sus piernas apretaban con fuerza.

Empecé a empujar, luchando por conseguir un movimiento adecuado mientras mis pies se agitaban en el agua y me agarraba al borde.

― Esto me gusta ―respondió ella.

Movió suavemente las caderas en un pequeño círculo mientras se sujetaba a mí, utilizando mi polla para masajear su interior mientras la empujaba contra la pared de la piscina.

― Oh, sí... oh, eso es ―gimió en mi oído― Es perfecto.

Mi polla dolía dentro de ella, el canal caliente y sedoso apretándome mientras ella se estremecía en un orgasmo y me agarraba con fuerza.

― ¡Oh, sí! ―suspiró mientras se relajaba ligeramente.

Me besó y se movió hacia arriba; mi polla se mojó de repente en el agua fría cuando se separó de mí.

― ¡Sígueme! ―dijo con una sonrisa mientras pasaba por debajo de mi brazo y se alejaba nadando.

Nadé tras ella y la seguí hasta la cabaña, donde cogí la toalla que me arrojó al cruzar la puerta. Me sequé rápidamente y la dejé en la silla mientras la miraba hacer lo mismo. Con una sonrisa seductora, se acercó al sofá, se sentó en el borde y me hizo un gesto para que me acercara. Me puse entre sus rodillas separadas y me coloqué frente a ella.

― Vamos a calentarte ―dijo con una risita mientras sus manos rodeaban mi polla hinchada.

Se inclinó hacia delante y se metió mi polla en la boca, chupando lentamente mientras sus manos apretaban la base. Sus labios se cerraron bajo el borde de la cabeza mientras su lengua giraba y mi polla se endurecía más en su boca. Puse las manos sobre su cabeza y empujé suavemente las caderas hacia delante, empujando mi polla más allá de sus labios y dentro de su boca. Sus manos se dirigieron a mis muslos y la penetré hasta el fondo, logrando introducir la mayor parte de mi polla antes de que tuviera una arcada.

Sentí que me empujaba por los muslos y aparté las manos de su cabeza, lo que la hizo retroceder y mi polla salió de su boca. Un chorro de baba corrió por su barbilla mientras jadeaba y recuperaba el aliento.

― Lo siento ―me disculpé.

― No pasa nada ―respondió sonriendo mientras se limpiaba la barbilla― Sé que estás nervioso, deja que lo controle.

Asentí con la cabeza cuando volvió a meterse la polla en la boca y vi cómo empezaba a tragar lentamente mi gruesa polla de nuevo, consiguiendo meter la mayor parte hasta su garganta con cada movimiento de la cabeza. La visión de su hermosa cara con mi polla me excitó y sentí que me correría muy pronto mientras ella chupaba lentamente. Levantó sus ojos hacia los míos mientras se apartaba lentamente y dejaba que mi polla se moviera libremente.

― Hoy tengo un regalo para ti ―dijo mientras se levantaba.

Se acercó a la mesa, cogió un tubito y me lo dio mientras volvía al sofá y se apartaba de mí. Apoyó las rodillas en el asiento y las manos en el respaldo, se colocó en posición y levantó el culo.

― Dijiste que querías follarme el culito ―dijo mientras miraba por encima del hombro― ¡Pues hazlo!

Exprimí el lubricante en mi mano y unté mi polla con la grasienta loción antes de pasar mis dedos resbaladizos alrededor de su pequeño agujero del culo. Se contoneó tentadora cuando le metí un dedo y jadeó cuando le metí otro, preparando la abertura mientras me acariciaba.

― ¡Joder, qué culo más bonito tienes! ―elogié mientras retiraba los dedos y ponía la gorda punta de mi polla contra el lubricado agujero.

― Tranquilo, grandullón ―dijo mientras bajaba la cabeza.

Con un empuje lento y constante, mi polla se introdujo en su orificio, la punta se aplastó ligeramente antes de que se abriera y la acogiera. Jadeó cuando entré en ella, así que me quedé quieto un momento mientras su cuerpo se adaptaba al intruso. Agarré sus caderas y empujé más adentro antes de retroceder un poco y empezar a bombear dentro de ella, mi polla profundizando con cada embestida― ¡Oh, sí! ―gruñó― Dame esa gran polla.

― ¡Joder, estás muy apretada! ―jadeé mientras empezaba a bombear más rápido.

― La tienes muy grande ―respondió ella― ¡Fóllame bien el culito!

La agarré con fuerza por las caderas y empecé a penetrarla, con la polla casi hasta los huevos con cada embestida. Sus firmes cachetes apenas se movían y sentí que la presión aumentaba rápidamente mientras ella me sujetaba con fuerza entre ellos.

― ¡Oh, joder! ―gruñí cuando llegó mi clímax.

Me eché hacia atrás y me agarré la polla cuando se soltó, masturbándome furiosamente mientras entraba en erupción. El primer chorro le dio en la nuca y entre los omóplatos, el segundo un poco más abajo en la espalda, con líneas de crema nacarada apareciendo de repente en su piel bronceada. Los siguientes chorros le salpicaron la parte baja de la espalda y el culo, y el semen le salpicó las nalgas y las caderas mientras me acariciaba, ya vacío sobre las rodillas debilitadas. Cuando el orgasmo cesó, froté mi sensible punta sobre sus nalgas resbaladizas, disfrutando de la sensación del semen resbaladizo mientras mi polla masajeaba la resbaladiza sustancia en su piel.

― ¡Joder, ha sido genial! ―elogié en voz baja― ¡Dios mío...!

― Me alegro de que te haya gustado.

― ¡Oh, sí! ―suspiré mientras me dejaba caer a su lado en el sofá― Necesito unos minutos.

― Bien ―rió― Ahora sé bueno y usa esa toalla, por favor.

Agarré la toalla y le limpié la espalda y los hombros, retirando toda la resbaladiza crema que pude.

― Gracias ―dijo mientras se levantaba y se estiraba― Ha sido mucho.

― Tú me haces eso ―sonreí― Me excitas mucho.

Se inclinó hacia delante y puso las manos en mis muslos mientras se inclinaba para besarme.

― Eres tan dulce ―elogió― Me haces sentir veinte años más joven.

Levanté la mano y le pellizqué los pezones con los dedos. Soltó un chillido cuando tiré suavemente de ellos. Se subió a mi regazo y me rodeó el cuello con los brazos, besándome mientras yo seguía jugueteando con sus pezones. Sus caderas se movieron lentamente mientras frotaba su coño contra mi polla, aún blanda, hasta alcanzar un frenesí casi orgásmico. De repente, se levantó, me agarró del pelo y me empujó el coño contra la cara.

― ¡Cómeme el coño, grandullón! ―exigió― ¡Haz que me corra con tu lengua mágica!

Me agarré a su culo con las dos manos, acercando su jugosa raja a mi boca mientras ella estaba encima de mí. Mi lengua se deslizó entre los carnosos labios y viajó de abajo a arriba hasta alcanzar su enrojecido nódulo. Su mano me tiró del pelo mientras se estremecía y me empapaba la cara con el jugo de su clímax. Seguí lamiéndola hasta que me apartó la cara.

― Ha estado muy bien ―ronroneó mientras me sonreía.

― Sabes muy bien, me encanta tu coñito.

― ¡Qué bien! ―dijo con una risita mientras se sentaba en el sofá a mi lado― Vas a tener más durante todo el verano.

Me incliné y le pasé la lengua por los labios, dándole a probar.

― ¿Te gustó el jugoso coño de Debbie? ―preguntó con una maliciosa sonrisa.

― ¿Te gusta eso? ―respondí.

― Me encanta ―se rió― Sus grandes labios carnosos me excitan.

― A mí también ―ratifiqué con una sonrisa.

Su mano se movió hacia mi pene que se endurecía lentamente y arrastró sus uñas a lo largo.

― ¿Te gustaría verme lamer su coño grande y sensual?

― Sí, me gustaría ―respondí mientras mi pene se endurecía ante la idea.

―  ¿Le chuparías sus grandes pezones mientras lo hago? ¿Pondrías tu polla en su boca y dejarías que ella la chupe?

Sus dedos me acariciaron y jugaron hasta que la cabeza hinchada de mi polla se puso morada.

― ¿Tal vez quieras follarme mientras como su jugoso coño? ¿Te gustaría eso?

La imagen de tomarla por el culo mientras ella comía el jugoso coño de Debbie pasó por mi mente. Podía imaginarme las enormes tetas de Debbie moviéndose mientras metía mi polla en el apretado culo de Cheryl, podía ver su bonito rostro retorciéndose mientras tenía un orgasmo, podía imaginarme cubriendo sus rostros con mi semen mientras ambas me la chupaban.

― Oooh, a alguien le gusta esa idea ―bromeó Cheryl cuando el semen comenzó a salir de mi punta hinchada y palpitante― ¿Quizás tú también quieras follarle el culo? Haremos un 69 y tú puedes follarle el culo mientras yo le como el coño regordete y jugoso.

La idea de follar a Debbie por el culo y correrme en la cara de Cheryl era demasiado. Mi polla se contrajo dos veces y estalló, lava perlada caliente corriendo por mi polla hacia mis bolas mientras el dedo de Cheryl se arremolinaba alrededor de la punta hinchada. Su mano se envolvió alrededor de mi pene hinchado y bombeó vigorosamente, ordeñando todo el semen que pudo mientras mis bolas se vaciaban una vez más. Después de un momento, le dio un apretón, apartó la mano y sorbió la crema nacarada que cubría sus dedos.

― ¡Oh, mierda…! ―gemí― Eres jodidamente cachonda.

― Gracias ―rió.

― Lo digo en serio Debbie y tú, tan sexys, tan...

― ¿Traviesa? ¿Sucia? ¿Cachonda? ¿Todo lo anterior?

― Sí ― me reí― Todo lo anterior.

― Bueno, algún día jugaremos todos juntos ―prometió mientras me besaba en la mejilla― Por ahora iré a nadar y tú puedes irte a casa.

― Iré a nadar.

Ella me dio una sonrisa tímida mientras se levantaba y sacudía la cabeza― No, los chicos llegarán pronto a casa, así que es hora de que te vayas.

― ¿Cuándo puedo volver? ―pregunté.

― No te preocupes ―dijo mientras iba hacia la piscina― Estaremos en contacto.

Se zambulló en el agua y comenzó a nadar mientras yo recuperaba mis pantalones y me los ponía. La miré por un momento, admirando su cuerpo esbelto una vez más antes de irme a mi casa. Cuando entré en la autopista, vi a Brian y su padre, por el otro lado, dirigiéndose hacia, su casa y consideré lo cerca que estuvo el encuentro. Tendría que ser más cauteloso si iba a seguir follándome a Cheryl en su casa.

El "ding" en mi teléfono me llamó la atención y rápidamente miré la notificación en pantalla. Era un mensaje de texto de Debbie. “Domingo de compras mañana por la mañana a las once, donde siempre”

Este iba a ser un verano ocupado.

MJ

La madre de Brian

Un joven venteañero, acude a casa de un amigo con el que ha quedado. pero esté se ha ido a pescar con su padre y solo se encuentra a la madre, bañándose en la piscina. Luego se complica.

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